Capítulo Único

636 100 14
                                    

Mark Yi En Tuan es un joven de veintitrés años proveniente de América Del Norte, Estados Unidos, más específicamente Los Angeles.

Mark tuvo una infancia tranquila. Típico juego de carritos y balones. Asistía a la Iglesia cuatro veces a la semana, por obligación de sus padres. Raymond y Sara, grandes cristianos y blablabla.
A el pequeño siempre le aburrieron aquellas largas misas de tres horas, incluso podía llegar a dormirse. Generalmente procuraba no hacerlo, ya que si el padre superior lo veía lo pondría a rezar cien Ave María por faltarle el respeto al señor en su encuentro con los mundanos y Mark, a pesar de no entender mucho a sus poco años de vida, simplemente lo hacía hasta que su garganta quedaba inchada y rasposa. Y sus padres, creían que eso estaba bien. Era correcto que un niño de cinco años, a punto de cumplir los seis, rezara durante una hora y media. Claramente era muy sano.
A sus quince años descubrió que eso no era lo suyo, el prefería algo sutil, tal vez un poco más vulgar, como decían las monjas.

Sus padres en una prestigiosa cena con los monaguillos, decidieron que sería una buena idea que Mark se una a ellos. Por qué claro, ¡A quién le importa lo que Mark quisiera! él era la marioneta de todos.

A pesar de berrinchar durante una semana y después de pensarlo un poco, le encontró su lado bueno y era uno bastante prometedor.

Sábado por la mañana fue a su primera clase y mientras los monaguillos principales impartian la misa de las ocho, Mark estaba besandose en la mesa central de la oficina papal con Mike, un chico de catorce años al cual sus padres habian llevado a la iglesia para que el poder de cristo le cure su desliz homosexual.

Mark fue descubierto junto a Mike por la monja superior. Sus padres se enteraron de su homosexualidad y lo mantuvieron en su hogar hasta que cumplió los dieciocho, incluso hasta contrataron a una profesora para que siguiera sus clases.

El mismo día de su cumpleaños sus padres le dijeron fuerte y claro; ¡Ya mismo entras a Internet y te eliges un boleto para dónde sea que quieras ir a parar y de allí en más no tienes permitido volver a pisar esta casa!

Y así fue, Mark sin dudar eligió intentar sobrevivir en Corea del Sur. Un martes por la mañana cogió su maleta, el poco dinero que sus padres le dieron y por supuesto su boleto. Partió en el bus a su destino incierto.

A penas pudo pagar un mini asilo en el centro de Seúl y con las migas que le quedaban pagaba su comida. Sin embargo consiguió un trabajo de tiempo completo en una pequeña cafetería, donde conoció a su novio, Jaebeom.

El alto había llegado un viernes de mucha lluvia a aquella hogareña cafetería. Hizo acto de presencia con el tintineo de la puerta, llamando, al instante, la atención de su jefe, Park Jinyoung.

Park mostró su cara de asco. Aquel sujeto se estaba sacudiendo sobre su nuevo tapete, el cual le había costado 50.000 wons y él, claramente, no podía permitirlo.
Con la rapidez de una gacela fue hacia la cocina y le ordenó a su más reciente empleado, que le pida amablemente a aquel sujeto que se retire del establecimiento o el gerente lo iba a sacar de una patada en el trasero.

Aunque a Mark no le gustó mucho la idea, debía obedecer, ese trabajo era su única fuente ingresos.

Con vergüenza y apretando un trapo entre sus manos, se dirigió hacia el misterio sujeto.

-Disculpa- Le dijo al hombre, intentando llamar su atención.

El chico levantó la vista, dejando a Mark sin habla por su belleza. Al instante una mueca de arrepentimiento se poso en su bello rostro.

-Lo lamento- Aclaró mientras hacía una reverencia a su mayor- Yo quise pasar por un café pero no tuve en cuenta que caería tanta lluvia. No tengo nada con que secarme y si soy una molestia disculpeme, ya me retiro.- Le informó. Y sin dejar que Mark diga siquiera una palabra, ya había abierto la puerta dispuesto a irse. Si un brazo no lo hubiera detenido.

Kiss Cam ;  MarksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora