El Espantapájaros

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   En el campo, todos saben que no se debe dejar abandonado a un espantapájaros en la chacra o huerta. Dicen que si se lo abandona, ese muñeco de trapo y madera es capaz de cobrar vida, y lo que es peor, de convertirse en algo macabro y peligroso.
   Es por eso que cuando una huerta o chacarita es abandonada por sus dueños, porque se mudan de lugar, o porque la tierra ya no sirve para los cultivos, o simplemente porque no tienen ni un poquito de ganas de plantar nada, lo primero que hacen es llevarse el espantapájaros y quemarlo enterito.
   Pero la familia Centurión, no conocía esta leyenda; nunca nadie les contó nada, y como no está escrito en ninguna parte, jamás se enteraron, hasta que ocurrió lo que ocurrió.
   Ellos habían venido del sur del país y se instalaron en Chaco, en un lugar bastante tenebroso llamado rincón del zorro, un paraje cerca de Cancha Larga. El hombre era agricultor y tenía a su esposa y tenía tres hijos de doce, ocho y cuatro años. Parece que estaban cansados de tanto frío allá en el sur, y decidieron venir para estos lados y cambiar de clima. Jamás podían haber imaginado lo que les esperaba.
   Compraron una chacrita de diez hectáreas y el hombre, que era muy trabajador, sembró casi toda la tierra de algodón n y girasol. Cerca de su casa preparó un lugar para tener una pequeña huerta, le puso tejido y empezó a remover la tierra. Allí plantó de todo: tomates, pimientos, lechugas, repollos, acelgas, zanahorias, porotos, arvejas, y muchas cosas más, todo para consumo de casa. Compró tres o cuatro chanchitos para cría, y unos cuantos chivos con los que, de cuando en cuando, podría hacer un asadito. También se provisionó de cinco vacas; con eso tenía asegurado leche todos los días. Además la señora hacia quesos y dulce de leche caseros.

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⏰ Última actualización: Jan 29, 2019 ⏰

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