capitulo 3

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Capítulo 3

Theo

Analizó la habitación con velocidad. 4x4 metros, dos camas, significando dos posibles niños, un pequeño escritorio atestado de juguetes, y un gran armario a la izquierda.

Buscó señales de vida entre todo el humo que nublaba su visión, encontró a dos pequeños apretujados contra la esquina más lejana.

-¡Niños, acérquense!- Exclamó con urgencia.

Ellos se levantaron, una tenía cerca de 12 años el otro parecía de 6.

Los tomó entre sus brazos, apretando contra su pecho para evitar que respiraran las cenizas tan abruptamente.

Se dió vuelta y halló una viga atravesando su paso hacia la salida, la pateó con fuerza y esta se partió sin mucho más esfuerzo.

Corrió lo más rápido que pudo evitando las llamas que lo consumían todo y tapando con todo su equipo la boca de los niños y la suya.

Sintió una enorme satisfacción cuando salió del edificio con dos vidas en sus brazos.

-Bien hecho Müller.-

-Gracias capitán.-

Su capitán lo vió con orgullo, y aprobación, haciendo que un calor fuerte y abrazador se formará en su pecho.

De repente sintió un apretón en su muñeca, y se giró para encontrar a la niña de 12 en una camilla intentando decirle algo.

-Mi..-Sus pulmones no eran capaces de respirar bien, causando su mala comunicación. -Mi mama...-

-Debe estar por aqui, dime como se llama.-

Él sonrió con simpatía.

Ella negó con seriedad y miedo.

-A.. adentro. Cocina... Lavadero.-

En su mente, hizo un recorrido de todo el departamento. Recordaba haber visto el cuarto de los niños, el de sus padres y la cocina comedor, pero nunca un lavadero.

Se empezó a preocupar, estaba inquieto, había dejado a una persona adentro. Todo el reconfortamiento que había sentido cambio a un fuerte terror por la vida de alguien más.

-¡Capitán!- gritó con urgencia. -¡Capitán hay una persona más adentro! ¡Tengo que entrar a buscarla!-

Se escuchó un estruendo y la parte superior izquierda del edificio colapsó.

-No muller ya es demasiado peligroso, no hay forma de sacar nada con vida de ahí.-

- Capitán la razón por la que me uní a los bomberos es para que no sucediera esto. Que nunca volviera a pasar lo que a mi me paso. ¿Quiere usted decirle a esos niños que nadie busco a su madre mientras ella se moría asfixiada por cenizas?-

-Muller no tienes permiso para ir.- lo miro seriamente.

La furia del joven contra la firmeza del hombre.

Müller decidió desafiarlo. Tomó su casco y entró a toda velocidad al edificio.

Habían recorrido los planos previamente y sabía por dónde tenía que ir exactamente para evitar las llamas.

Escucho los gritos de su jefe mientras entraba sin remordimiento a la estructura en caos.

-¿Hola? ¿Puede escucharme?- Levantó el rostro de la mujer para dirigirlo al suyo. Un leve movimiento afirmó que seguía consciente pero no por mucho tiempo.

Lo tomó como oportunidad y la levantó en sus brazos.

Con rapidez bajo hasta el hall, ayudó a la mujer a ponerse de pie y gritó a sus compañeros para que la ayudaran.

Sintió un fuerte golpe en la espalda y cayó sobre sus rodillas.

Se paró con lentitud y cuando levantó la mirada un pasillo del edificio se despejó completamente.

Las paredes eran viejas, de madera, con decoraciones de siglos anteriores, elegantes pero no de gran clase social.

Él observó todo con calma, sin reconocer dónde se encontraba, sin entender qué estaba sucediendo, pero así mismo sin preocuparse tampoco.

Miró sus manos y no llevaba los guantes de recién, su casco estaba desaparecido y se atrevió a indagar que era la tela blanca que le cubría el cuerpo.

-¡MÜLLER RESPONDA!-

Se dió la vuelta y desde lejos en el marco de una puerta se encontraba su capitán, gritando desconsolado su nombre.

-¿Capitán?-

-Theo, por Dios. Por favor resiste.- Rogó.

-Capitán... ¿La mujer está viva?-

-Theo. No te vayas, resiste, te necesitamos.-

-Capitán. Por favor dígame si los niños tienen madre.- imploró sintiendo una o dos lágrimas salir de sus ojos.

Su superior no respondió, pensando metódicamente cual sería la mejor respuesta.

-Si. Está viva- su voz sonaba desesperanzada.

-Gracias-

Müller se giró y con decisión volvió a su camino en el pasillo alienado del edificio en llamas.

Abrió una puerta y sin dudarlo un segundo paso por ella.

La Casa de los VientosWhere stories live. Discover now