Memorias nebulosas

Capitulo 2. Nombres.

La ciudad parece la mejor opción, aunque realmente ninguna lo es, pero bueno.

Camino hacia el lado contrario del bosque sigilosamente, y sigo sin ver gran cosa, aunque de repente oigo algunos ruidos provinientes de las casas, pero cuando volteo no veo nada, ni siquiera siluetas, y eso me inquieta un poco, así que decido caminar un poco más rápido.

Sigo viendo las casa, todas tienen el mismo diseño, es como un fraccionamiento. 

Continúo caminando durante aproximadamente dos horas sin ver nada ni a nadie, hasta que de repente vuelvo a escuchar un ruido dentro de una casa, volteo y veo como unas maderas se empujan, o más bien, cómo alguien las empuja, me meto a un carro que está frente a la casa para poder ver quién o qué es y saber qué sucede.

 De las maderas sale una mano morena, obviamente humana y eso me tranquiliza un poco. Trata de salir, se nota que esta batallando, y me debato si debo salir y ayudarle, quizá es alguien lesionado, pero, ¿y si es de los malos? ¿cómo saber si estoy a salvo?, bueno, quizá me perdone la vida si lo ayudo a salir de ahí, así que impulsada por esa última idea, salgo de mi escondite y corro hacia las maderas que están en la sala de la casa, entro por la ventana, ya que como la mayoría de las casas la tiene rota, y empiezo a quitar tablas de encima hasta que la persona logra liberarse.

Es un chico moreno,  más joven que yo, mucho más, es casi un niño. Ambos reaccionamos con un poco de miedo y a la defensiva, nos alejamos instintivamente unos dos metros el uno del otro, y ninguno habla, lo observo y él a mi, yo me enfoco en su ropa, si está herido o si trae armas, pero él se enfoca mucho en mis ojos y manos, no sé por qué, así que yo también me las volteo a ver tratando de encontrar algo raro en ellas, y me doy cuenta que este gesto lo hace relajarse y bajar un poco la guardia. De hecho lo veo fruncir el ceño, como si no entendiera qué estoy haciendo o por qué lo estoy haciendo, y entonces es el primero en hablar

-¿Cuál es tu nombre?

-Eh, Isa, creo, no lo recuerdo- me sorprende, porque lo dije casi sin pensar. Al menos es un avance, ya sé mi nombre.- ¿cuál es el tuyo?

-No importa, estás practicamente intacta ¿por que?- preguntó casi en forma de amenaza.

-Oye, solo sé que desperté en un cobertizo con una herida en el hombro, un golpe en la cabeza y sin una sóla idea de quien era hasta este momento- en ese momento me percato de que no deja de sostener su hombro, el cual parece fuera de lugar, ¿cómo no lo vi antes?- Dejame ayudarte- le digo para calmarlo, aunque eso parece ponerlo a la defensiva-  Sé que hacer con tu hombro.

-Dijiste que no recordabas nada- me dice aún desconfiado.

-Bueno, parece que empiezo a recordar- le sonrió, enserio quiero calmar la tensión. Me da buena espina, y parece que ambos estamos necesitados de ayuda.

-Está bien- me dice mientras se acerca a mi despacio- pero aquí no, entremos al cuarto- toma mi mano y me jala a uno de los cuartos con su brazo bueno.

-Ok amigo, esto podría incomodar un poco- Tomo su brazo y con un sólo movimiento rápido lo regreso a su lugar. Él ni se inmuta- Aún no me dices tu nombre- le digo mientras reviso que todo haya quedado bien.

-Soy Diego. 

-Diego, yo no recuerdo absolutamente nada de qué pasó, o que pasa aún, estoy confiando en ti, y necesitaré tu ayuda para sobrevivir, de verdad espero que confies en mi. Quizá seamos los únicos con vida en kilómetros, y debemos estar juntos.

Él duda un momento, y yo trato de transmitirle toda mi sinceridad. Me voltea a ver, me examina de nuevo y al fin, me sonríe.

-Está bien, Isa. Sólo debo decirte, pasé toda la noche bajo esas maderas, así que no sé como estén las cosas hoy, y no estoy seguro si lo mejor sea ir al bosque, o atravesar la ciudad. Yo escogería la ciudad. 

Me habla con una seguridad más grande que la que yo podría tener, y yo soy el adulto aquí.

-Yo también escogí la ciudad

-Tomaré algunas cosas, y en el camino te cuento.