Mi feo Volkswagen solo rugía y rugía.
-Vamos mierda, ¿qué te pasa? ensiéndete!- Le gritaba una y otra vez. De seguro la gente que pasaba me miraba como si tuviera graves problemas mentales, pero no me importaba, solo quería llegar a hora al instituto. Me bajé azotando la puerta lo más que pude. Eso no había rellenado la calentura que le tenía en este momento a ese pedazo de chatarra, así que le pegué una patada a la parte delantera para acto seguido, soltar un grito y pegar mi pierna hacia mi estomago gimiendo. Como odiaba esto, mierda. Tenía que caminar 16 cuadras y llegar tarde.
Iba medio trotando y caminando dando uno que otro traspié por medio hasta que pasé el umbral del instituto.
Me dirigí corriendo hacia el segundo piso y entré.
- Srta. Ringer llega tarde.- ¿Enserio? gordo boludo.
- Lo siento profesor.- Digo dirigiendome a mi butaca. ¿Porque cuando alguien llega tarde se lleva todas las miradas?, odiaba llegar tarde.
Desde atrás me llega un empujón.
- Todo en orden? - ¿esto está bien? ¿estoy bien? ¿desde cuando en estos cinco últimos años Jack me dirigía la palabra? digo, siempre me gustó. Jack era de uno de esos chicos que solo eran platónicos de chicas como yo, patético.
- Sí, claro. Solo ya sabes, me dormí.- El asiente y regreso a mi sitio. No me doy cuenta que estaba apretando mis puños hasta que abro mis manos. ¿Tenía tanto poder sobre mí? Jack es un estúpido.
Siendo otro empujón desde atrás.
- Entiendes algo?- dice desplegando una sonrisa.
Esto esta mal. Él nunca se percató de mi existencia, en la clase, de hecho en ninguna clase en estos cinco años. Esto me olía mal.
- Sí, solo es física, es fácil.
- Siempre fuiste muy inteligente.- Simplemente me río en su cara, un poco exagerado. Dudaba si sabía mi apellido siquiera.
- Srta. Ringer, nos cuenta el chiste?- Mierda.
Transcurrió el día sin nada fuera de lo común, apartando lo que me torturaba en mi cabeza desde esta mañana, grande sorpresa al llegar a casa tenía.
Ya eran las 12:00, almuerzo, por lo que me podría encontrar con Lindsay.
- ¿Gran día hoy, no?- dice guiñandome. ¿y a esta que le pasa?
- Si tu lo dices.- A continuación me da un empujón por lo que se me cae la botella que había puesto en la bandeja recién.
- Ya sabes, como se llamaba? Harry?. Lo siento nena, se que esto es algo difícil que tendrás que afrontar, pero siempre hay que verle lo bueno, no? veintiuno? nada mal.- dice dirigiendose a una mesa. La sigo pisándole los talones.
- Es joda? Lindsay, tengo 17, de todos modos, porque piensas en eso?
- Vamos Margo, yo conozco ese lado tuyo, lo sabes.
- Que lado? - Después dejó de hablar, se dedicó a comer y yo también.
Me quedaban 40 minutos de química y era libre. Me dirigí al segundo piso, para la clase.
Al salir, me dirigo a el estacionamiento. Por unos segundos pensé que me habían robado el auto, pero claro, ese pedazo de chatarra no había funcionado esta mañana, tendría que caminar.
Al llegar a mi casa, me encuentro con un audi en el patio delantero. 'Vaya humildad' digo para mis adentros. Respiro y entro.
- Hola?- en la planta baja no había nadie. Me dirijo al segundo piso. Escucho una voz proviniente de mi cuarto. No, de al lado.
- Sí, odio este lugar hermano.- Era una voz suave, pero a la vez grave. Hablaba por teléfono.- Sí, y a lo peor tiene una hija, de seguro es una pendeja con la suerte que tengo.- Se ríe. - Yo que sé, soy mayor, buscaré un hotel, no pienso quedarme en este lugar, donde esta mujer solo se cuelga de la billetera de mi padre.- no se escucha nada por unos segundos- Claro, hablamos más tarde.
Abre la puerta y clava lo ojos en mí.
Ni duda de que es Harry.
No podía ser peor.
