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Ese es el vestido que usa Nora. Ignoren el color del pelo.

ALGUNAS MUJERES ESTÁN TAN LLENAS DE SUEÑOS Y POESÍA, QUE PARECEN FRÁGILES... PERO SI LES GUSTA ALGÚN DEMONIO SON CAPACES HASTA DE ENSEÑARLES A ARDER.

Estaba llegando tarde, ¡Maldición! ¡Alec la iba a matar! Se suponía que hace unos minutos debería haber llegado al baile de fundadores, pero ¡Ya habían pasado como unos diez minutos y aún no llegaba!

Mientras conducía, podía escuchar su teléfono vibrar a cada segundo. Si, definitivamente Alec la había a matar. No solo porque no llegó, sino porque no era capaz de contestarles las llamadas.

No fue intencional. El tiempo había pasado volando y cuando menos se lo esperó, ya era tarde.

Lo único bueno de todo era que todos los sheriffs estaban en el baile de los fundadores, y no la verían pasarse los semáforos en rojo.

Con temor, alargó su mano y aceptó la llamada de su amigo.

—Te juro que estoy llegando, esta vez te hablo en serio—murmuró lo más rápido que podía—. Estoy a unas cuadras de llegar.

¡Mentirosa!

—Se te nota agitada, ¿estás corriendo?—preguntó Alec

— ¿Tengo cara de atleta?

—Más bien tenes cara de ardilla.

—Tengo cuidado por donde caminas, no vaya ser que una chica con cara de ardilla te atropelle por accidente—advirtió

—Lo tendré en cuenta.

Giró en la siguiente calle e ignoró el sonido de las ruedas derrapar. Solo necesitaba un poco de tiempo, odiaba haberse distraído con un perro. En su defensa, el perro tenía una cara adorable. Fue inevitable no haberlo acariciado por casi una hora, digo, por un par de minutos.

Escuchó la risa de su amigo a través del teléfono.

—No sabía que hablabas sola—carcajeó y se sostuvo el estómago. Algunas personas a su alrededor se lo quedaron mirando—. Maldita loca, ahora todos están pensando que soy un maldito lunático.

—Jamás serás lunático, tenes cara de ser colagusano.

— ¿Quien? ¿Yo? No me hagas reír, preciosa. Yo soy como cornamenta o canuto.

Frunció el ceño. Él no tenía nada de ellos, o capaz que sí, solo el físico cuando eran jóvenes. Murmuró cosas por lo bajo. Obviamente no le diría eso a su amigo, no quería que otra vez su ego se elevara.

—Si tu lo dices...—rezó con todas sus fuerzas que las cámaras que el alcalde puso estuvieran desactivadas. ¡¿Por qué era tan descuidada?!—. Ya puedo ver a las personas.

Estacionó el auto a un costado de la vereda y observó a la multitud. Se sintió un tanto extraña, todos los trajes eran demasiados elegantes mientras el de ella era algo simple, pero a la vez llamativo.

— ¿En serio? ¿Dónde estás? No puedo verte.

Nora quiso golpearse contra la puerta de su auto.

—Es obvio que no puedes verme, hay miles de personas afuera—contestó

—Ah, es verdad. Lo siento—escuchó su risa del otro lado del teléfono. Si hubiera sido otra chica, que estuviera secretamente enamorada de él, estaría como un tomate andante—. Detente, creo que te veo.

Frunció el ceño y se giró. Ella no podía ver a nadie más que parejas o grupos reunidos por todos lados.

—Oh por dios, ¡¿Te depilaste el bigote, Nora?! ¡Al fin me haces caso!

Emerge━the vampire diaries.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora