Único.

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[ Ojos color sol ]

Su mirada se había acostumbrado a la oscuridad, al vacío negro y profundo, a las sombras de medianoche levantándose a los pies de su cama cuando no podía dormir, nublando su vista por completo. A veces veía trazos de colores cuando forzaba la vista y se obligaba a ver más, pero la oscuridad terminaba por nublar el panorama. Las sombras de azul, las luces rojas, los destellos amarillos cruzando su mirada; todo color era muestra de su salud deteriorada, de su mente evocando recuerdos ambiguos, de su nostalgia nocturna atacando toda paz rebuscada y esmeradamente construida durante los últimos años. Taehyung dormía todo el día y sólo se atrevía a abrir los ojos durante la noche, cuando el sol no desnudaba su depresión y los colores no pintaban memorias ya olvidadas.

Cuando la luz natural se apagaba, Taehyung se permitía el privilegio de abrir los ojos y vivir.

"Seis horas antes del amanecer", recordó.

El cuerpo erguido a los pies de su cama permanecía quieto. El silencio entre ambos jóvenes resultaba circunspecto, respetuoso, como una muestra de admiración. Taehyung no hablaba porque sus palabras lo traicionaban y Jungkook callaba porque no tenía permitido hablar. Las palabras arruinaban todo, esa era la única verdad, la razón por la ambos jóvenes vivían en una desolación absoluta y también la justificación de sus indeseable existencia: en un mundo de palabras, ellos traían el silencio a las personas. Un momento de descanso, un momento para respirar. Sus únicos momentos de utilidad tenían lugar durante las noches, cuando el silencio congelaba todo miedo.

Pero Taehyung creía poder oír, escuchar, percibir el bullicio de la mente del otro joven. Oía el ruido sordo de sus cuerpos quebrándose, deshaciéndose, de sus mentes hirviendo en una depresión bochornosa. El silencio oscuro le calentaba la piel y él quería arrancársela.

—Siento dolor, Jungkook...—tartamudeó, desde la cama.

Silencio.

—Sé que vivir siempre me duele, pero tu silencio me lastima más.

Desde lo bajo, Taehyung divisó un cuadrado de luz azul, que llegaba desde el cielo nocturno. Las imágenes con luz lo asustaban, pero Jungkook estaba parado a pies de su cama y su sombra lo tranquilizaba. Los trazos grises de su figura desnuda y la opaca blancura de su piel eran los únicos colores que se permitía ver.

—Quiero estar solo—dijo, y el temblor de su voz lo traicionaba.

La verdad era que la espalda de Jungkook lucía solitaria y Taehyung quería abrazarla.

—Quiero estar solo a tu lado, ¿eso tiene sentido?

El joven hablaba con mentiras y las únicas verdades que salían de él se manifestaban tras sus ojos, tras las imágenes oscuras y los escenarios opacos, de luz opaca y sentimientos opacos. La única verdad sucedía, a su vez, en su mentira, en sus faltas, en su incertidumbre. La verdad se rescataba en lo que se permitía ver, de lo que prefería comprender. Su panorama limitado, un cielo pintado de blanco y negro. Taehyung tenía el corazón monocromático, pintado con sombras y el miedo a los recuerdos, pero se permitía sentir un poco durante las noches.

Ahora quería decir su verdad, la verdad que no reconoce la mentira para ser descrita.

—Te doy todo de mí, menos mi día. No, estoy mintiendo. Te puedo dar todo, Jungkook, te puedo dar todo, pero no puedo entregarme a ti. Soy ambiguo y tú eres a lo que me sostengo.

Silencio.

—Perdón.

Cinco horas antes del amanecer, Taehyung volvió a atreverse a hablar. Ahora con más fuerza en sus palabras, con más convicción. El retrato de su figura frágil se teñía de un negro más firme, de esbozos más fuertes.

Ojos color sol  | vkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora