el experimento gundersen

2

—No está en mis planes volver a la fiesta como una chica vestido de hombre —le comento y ella echa a reír.    

—De verdad, tu voz es muy divertida, escuchate tú mismo —dice con una sonrisa y yo comienzo a soltar incoherencias a lo imbécil haciéndola estallar de risa— Vale, lo siento, ya me calmo —comenta llevándose las manos a la boca y evitando continuar riéndose de mí. ¿Qué clase de bipolaridad tiene esta chica? Hace minutos me estaba regañando y ahora se ríe de cuan divertido me veo. Las mujeres son raras.

—¿Puedes hacer un antídoto para volver a ser yo: Rubén Doblas? —me giro hacia ella con ansias de su respuesta. Obviamente podría hacer uno, fue uno de sus inventos que me convirtió en el sexo opuesto.

—Me tomará un tiempo —dice con un tono de preocupación— Mientras deberás actuar como una chica si no quieres que te descubran como un hibrido.

—¿Y mis estudios? No puedo dejarlos ahora, ¡acabamos de comenzar las clases de este año! —exclamo exasperado.

—Primero debes decirle a tu madre, luego le hablarás sobre la situación y que ella diga al director que tienes un tipo de enfermedad como depresión y no puedes salir de casa, te mandarán ejercicios y tú los harás y los entregarás. Te daré una mano con eso —habla acercándose a su armario y tomando diferentes prendas bastante simples. Me lanza unos jeans azules ajustados y una blusa blanca, seguido de un brasier también de color blanco y bragas lilas.

¿Qué quiere que haga con todo esto?

Sin cuestionarle nada, me cambio mi ropa de la fiesta por la de Valentina que no me sienta mada mal. Resalta mi trasero considerablemente enorme. ¿Quién dijo que los hombres no tienen más culo que otras mujeres? Bueno, en realidad también soy mujer pero por dentro soy hombre.

—Te llevaré a tu casa y hablaré con tu mamá sobre esto —aclara Valen tomando mi mano otra vez y llevándonos hacia la camioneta que aún está estacionada en el frente de la casa.

Valentina es esa clase de chica que se hace cargo de sus desastres al cien por ciento y toma la responsabilidad de todos los efectos secundarios que puedan ocurrir en mí con sus químicos. Además de eso es de estatura promedio y tiene el cabello sedoso y está teñido de negro. De nosotros dos ella tiene más bulto en el pecho mientras yo me hago cargo de tener el trasero más grande. Sus facciones son mucho más delicadas que las mías, aún así las que tengo ahora son más definidas que las suyas. Y nuestra grasa corporal continúa siendo igual de distinta; Valentina siempre fue un tanto rellenita, aunque nunca tuvo panza. Y yo aún soy delgado pero de extremidades un tanto más cortas.

Estaciona en el frente de mi casa, las luces están encendidas por lo cual sé que aún no fueron a acostarse. Valen toca la puerta con suavidad y aguardamos hasta que mi madre nos abre la puerta. Su expresión muestra mucha confusión e intenta descifrar si es una clase de broma o si en verdad Valentina está allí parada con otra chica esbelta.

—Señora Doblas, usted no va a creerme pero tiene que ver con su hijo —comienza a hablar mi mejor amiga y le cuenta toda la situación que hemos pasado en esta media hora, desde que ella me escribió hasta que me cambié de ropa. Mamá la mira con una expresión seria durante todo el relato y cuando Valen termina, suelta una sonora carcajada.

—¿Qué clase de broma es esta, Val? Rubén está en la fiesta con sus amigos y no hay una explicación lógica para que una persona cambie de género de un minuto a otro —dice mamá y sonríe enternecida— Buenas noches, querida.

Y nos cierra la puerta en la cara.

—Genial, mi madre no cree que tengo vagina y es culpa de los inventos de mi amiga la nerd —digo un tanto frustrado volviendo hacia la camioneta.

—Wow, alto ahí. Esto no es mi culpa, tú tomaste la estúpida decisión de comerte mi invento una vez más —espeta en un tono molesto. Y odio admitirlo, pero tiene toda la razón.

—¿Qué vamos a hacer?

—Vas a tener que actuar como una chica durante el próximo tiempo. Te inventaremos un nombre, una historia, y sobre todo no le diremos nada a nadie. ¿Oíste? Te lo repito porque sé que eres experto en no hacerme caso... Ni una sola palabra a nadie.

—Entendido. ¿Y mis estudios?

—Pasarán unos días, tu madre y tu padrastro le preguntarán a tus amigos sobre ti, no van a saber responder, vendrán a mí, no diré nada y yo tendré la brillante idea de reportarte como desaparecido sin levantar casos policiales. ¿Eso aclara tu duda?

—Maldita sea, ¿a caso tu cerebro no para de pensar un solo segundo?

—Nop.

Subimos a la camioneta y volvemos a su casa. Valentina me deja dormir en su habitación mientras ella duerme en la sala de estar con su mascota.

Acostado en la cama y sin poder dormir, lo primero que hago es tocar mis bubis y juguetear con ellas como si fuesen pelotas de handball adheridas a donde se encontraban mis pezones antiguamente.

Mi móvil suena sobre la mesa de luz de noche de Valen y estiro el brazo para tomarlo. Es un mensaje de Alex.

Alex compañero: nos has abandonado tío, ¿dónde te encuentras? me he tirado a la rubia de tercero cuatro y me ha dicho que follo mejor que su novio de veintitantos. punto para alex

Segundos más tarde comenzaron a caerme mensajes de Mangel a montones. Parecía muy preocupado.

Mahe compañero: rubén, dime dónde te has metido. te estoy buscando hace como veinte minutos o así

Mahe compañero: no está tu camioneta afuera tampoco. dime si estás bien o qué onda. además avisame si vendrás por nosotros o llamo a un taxi

Mahe compañero: vale, deja de hacerte el misterioso y aparece ya. me estoy aburriendo en esta estúpida fiesta de los cojones, rubén

Pienso en contestarle, pero recuerdo el plan de Valentina sobre hacerme el desaparecido. Así que no le contesto a ninguno de los dos y me doy la vuelta en la cama mirando por la ventana. Veo los árboles moviéndose en la oscuridad para tratar de conciliar el sueño. Pero cuando me coloco boca abajo, mis tetas duelen de tal manera que no lo soporto. ¿De veras voy a tener que lidiar con esto por días? Yo solo rezo a todos los santos para que no me sangre la vagina en todo el tiempo que soy mujer.