–Y ¿Cuándo empiezan vuestras clases?–pregunté en un patético intento de iniciar conversación.
Estaban todos los "Chavales" en el salón, Simón estaba comiéndose un sándwich, Zach, Ethan y Mathew estaban hablando sobre fútbol americano y Bruno estaba fumando por la ventana, en serio ese chico tiene un vicio.
–Mañana, como las de todos–dijo Zach como reprendiéndome por mi estupidez.
–¿Qué estudias Kate?–preguntó Mathew sonriendo, alguien con quien puedo mantener una conversación normal en esta casa. Wiiii.
–Derecho y criminología ¿Vosotros?–pregunté dudando que la mitad de ellos pudiera conseguir una carrera, pero bueno ¿No dicen que no hay que juzgar un libro por su portada? Ya pero si un libro está lleno de arañas yo no lo cogería.
–Yo estoy en primer año de filología inglesa–dijo Mathew sin perder la sonrisa.
–Física–dijo Bruno con el cigarro en la boca.
–Bruno es una especie de genio–Explicó Mathew, por educación intenté no sorprenderme.
–No soy una "especie de genio", soy un genio.
–Un genio prepotente–Dijo Ethan riéndose de su propio chiste–Yo estudio medicina, como mi padre, mi abuelo, mi bisabuelo...
–Medicina no–dijo Simón con un acento pésimo.
–Se refiere a que no me gusta estudiar medicina–dijo Ethan con orgullo de entender al portugués.
–Simón estudia bellas artes–al escuchar su nombre Simón levantó la cabeza y sonrió sin saber de que hablábamos
–Y yo... ¿Qué estudio, Mathew?
–Zach estudia magisterio
–Para poder enseñarles a los niños como conquistar a una dama–No pude evitar una carcajada–¿Qué? Puedo hacerlo, además magisterio es fácil...creo.
–¿Y para que la has escogido?–pregunté con curiosidad de que un chico tan bruto hubiera escogido cuidar de niños pequeños.
–Al azar, moví mi dedo por las carreras y paré.
–Soy testigo–exclamó Bruno tirando su cigarrillo ya casi consumido.
(*)
Llevo media hora en mi cuarto releyendo la misma página sin poder entender ni una palabra y no puedo hacer más que no sea marcar el número que me conozco tan bien en mi teléfono, al segundo tono la voz que lleva sacándome de mis mierdas desde el instituto contesta.
–Hey, retrasada ¿Feliz tras haber abandonado a tu mejor amiga?–una tremenda risa se escucha al otro lado de la línea.
–¡Samy! ¡No sabes lo bien que se siente oírte!–digo tumbándome en la cama de espaldas.
–¿Qué pasa? ¿Tus compañeras de cuarto son unas gilipollas?
–Compañeros–la corrijo, al segundo escucho una exclamación ahogada.
–¡¿Qué?!–tras el momento de confusión vuelve la Samy de siempre a hablar–¿Y están buenos?
–¡Samantha! ¡Ese no es el punto!–digo tratando que deje de reírse.
–¿Pero no cogiste una residencia de chicas?
–Si, pero debe de haber habido un error o algo y ahora no me quieren cambiar y todo en Canadá es tan caro y...
–Kate, relájate, todo va a estar bien. Solo son tíos–dice intentando tranquilizarme.
–Ese es el problema, Samy, son TÍ-OS.
–Las tías son unas falsas, al menos los tíos son más graciosos ¿Son guapos?
–Algunos–Samy ríe y casi me la puedo imaginar agitando las piernas tumbada en la cama.
–Pues aprovecha, no habrás vuelto con Marcos otra vez ¿Verdad?–la simple mención de mi exnovio me da ganas de vomitar.
–No, pero esto es muy aburrido y nadie quiere hablar–comento dándole vueltas a un vaso que está en la mesa.
–¿No empiezas mañana la universidad?–asiento olvidándome que no puede verme pero ella continúa–Pues no sé, organiza las libretas o algo.
–Ojalá no me hubiese ido–digo nostálgicamente.
–No pienses en eso, esto sigue siendo igual de aburrido y tú estás viendo mundo y pasándotelo bien.
–Bueno bien, bien.
–Calla e intenta disfrutar de esa libertad–dice riéndose–Te dejó que mi madre ya está empezando a volverse loca.
–Vale, te llamo mañana.
–Vale, adiós Kate.
–Adiós–antes de colgar puedo escuchar los gritos de su madre y me rio levemente, tiene que ser muy duro criar a Samy con sus huidas y su humor negro.
Intento seguir su consejo y me preparo para mañana, guardo algunas libretas, una carpeta vacía, una agenda y un estuche lleno de bolis stabilo, cuando acabo me cambio de ropa poniéndome una un poco más deportiva y salgo de mi habitación, busco la calle en Google maps para ver la mejor ruta y salir a correr, es lo único que puede liberar mi mente ahora mismo.
–¿Te vas a correr?–pregunta Matthew sonriendo contagiosamente.
–Si, estoy un poco agobiada aquí dentro–digo poniéndome un auricular.
–Lo supongo, los chicos de aquí son un poco estresantes, bueno no te vayas por la arboleda, por allí roban–me dice guillándome el ojo.
–Es broma ¿Verdad?–pregunto y él se ríe ante mi cara de terror.
–Si claro pero por si acaso no vuelvas tarde, eres la única persona con la que se puede hablar en esta casa–me rio al ver que piensa exactamente igual que yo.
–Pienso exactamente igual–se ríe y se aleja sonriendo.
Son demasiados chicos en esta casa, está Matthew que me cae bien y es bastante majo, está Zach que es un maldito pervertido y no me cae bien, está Bruno que básicamente es una locomotora humana, está Ethan que es majo también y está Simón que básicamente no me entiende y viceversa.
No sé porque mi mente me lleva otra vez a mi pueblo natal, pienso en mi casa, en los campos, en mis padres, en mi hermano...pienso en todo lo que me estoy perdiendo por querer alejarme de todo, lo tenía todo planeado, íbamos a ir a la universidad los tres: Kate, Marcos y yo, pero Marcos tuvo que joderlo todo y yo tuve la imperiosa necesidad de huir...como hago siempre.
ESTÁS LEYENDO
Viviendo entre chicos
Teen Fiction-¿Pero no puedo cambiar de residencia? -Lo siento señorita Becher pero no hay ninguna casa libre hasta dentro de un mes, tendrá que esperar. -¿Vivir entre chicos durante un mes entero? ¿Que podría salir mal?