Extra Dulce [KOOKV]

Parte Única.

Kim Taehyung [Point of View]

Todo paso demasiado rápido y hoy siento como el destino me acorrala entre el pasado y el presente.

A pesar de todos estos años aún mi mente sigue estancada ahí:

Recuerdo ese día de otoño cuando sólo tenía dieciséis años y me declare a mi mejor amigo, hoy sonrío con angustia pero ese tiempo fue difícil entre que me aceptaba a mi mismo y buscaba la aceptación.

¿Cómo podía pedir aceptación?. Este mundo no fue creado para que reinará el amor sin prejuicios por lo diferente, todos llenan de odio a la diversidad que los hace ser únicos, vaya tontos.

Idiotas, que no se aceptan a sí mismos y juzgan a la persona segura de si misma y de lo que quiere.

Era considerable mi inseguridad en esa edad, con muchas batallas mentales y morales en cuestión.

Me guardaba en los brazos de mi madre como un niño en época de destete, buscaba apoyo, buscaba aceptación y como positivo de corazón me arriesgue.

Quería intentar, porque una parte de mi decía que todo iba a darse bien. Yo si quiera sé cuando comenzó, o porqué, pero todo aquello que era seguro se deshizo como papel en agua.

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- TaeTae, ¿Estás seguro que podrás con esto?.

- Claro que si, hyung. - respondí.

- Sabes que si algo te pasa, no debes dudar en llamarme ¿de acuerdo?.

- Si, Hoseok y te agradezco. Ahora déjame terminar el papeleo.- Tan protector como siempre, aquel chico que se había pegado a mi como chicle desde que nos conocimos en la universidad.

- No deberías estar en la oficina, deberías estar haciendo reposo. -y ahí estaba de nuevo, cuidadoso como mi madre y considerado mi mejor amigo o más bien el único, el cofre de mis secretos y mi hombro para llorar, aquel era Jung Hoseok.

- Hoy es mi primer día en administración, ¿crees que me perderé eso?. No quiero darle una mala imagen a mi nuevo jefe.- Yo no quería estar ahí, pero poco lo demostraba. El ascenso era importante, fuera de lo laboral, lo único que me importaba era sumamente económico.

- ¿Estarás bien con esto?- Entonces le dí una sonrisa de esas que siempre guardaba, debía convencerlo.

-Por supuesto.

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Mientras revisaba el nuevo papeleo, un agonizante dolor de cabeza se instauró en el centro de mi cráneo. Todo aquello volvía como una ráfaga de viento para presionar fuerte contra mi poca cordura.

Su rostro y apariencia venían a mi, su inocencia cuando jugábamos a los cinco años, su risa contagiosa y nuestras charlas en el parque.

"Jungkookie", aquel tierno apodo hoy no existía y su apariencia pura e infantil mucho menos. Él era mi vecino, yo estuve en su nacimiento con apenas un año de edad, a su lado, jugando con su manita o intentado ampararlo cuando lloraba o eso decía mamá... porque no lo recuerdo.

Mi hermanito menor, con el pasar de los años se convirtió en mi compañero de vida, en mi columna.
Aquel chico a quien consolaba cuando su mamá lo retaba, unos años después me consolaba a mi, cuando los chicos de la secundaria se metían conmigo.

Él comenzó a cuidarme a mi, era mucho más grande corporalmente y siempre intento superarme el mocoso...bien que lo logró.

Cuando dormíamos juntos sus brazos se sentían tan seguros y vaya que me equivoqué.