CAPÍTULO 1

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Estaba cansada de fingir que no me molestaban sus celos enfermizos y definitivamente sus gestos me enojaban, yo no tenía por qué soportar a una mocosa que no sabía controlarse.

Cuando la conocí todo había sido perfecto, con su perfecto rostro, con su mirada inocente había logrado que terminará seis meses detrás de ella. Nunca le rogué pero cuando empezamos fui la persona más feliz del mundo tenerla era lo que más deseaba y lo conseguí.
Había pasado un año y en ese año pude conocer todo de ella, sus defectos, sus adicciones, lo que le disgustaba, su manera tan particular de pensar y sus problemas. Nada de lo que descubrí me molesto, amaba cada parte de sí.

De sus labios salían palabras pero no llegaban a mis oídos, yo solo contemplaba sus labios carnosos -labios que los conocían muy bien -.
Su cabello era un castaño claro, el cual varias veces terminaba despeinado por mi pequeña manía.
Y su altura... Era pequeña pero sabía utilizar su altura a su conveniencia.
Por último estaban esos ojos claros que tan solo mantener la mirada podía lograr todo lo que quisiera de mí.

― No me están escuchando Alex ― se quejaba, hasta eso lo hacía de manera tierna.

― ¿Debería? ― pregunté con sarcasmo.

No dijo nada solo se cruzó de brazos y desvío la mirada.

―No...Pero ella.

―Ella ni mierda, estoy contigo ¿no? Entonces dime porque deberían de importarme otras personas.

―Lo ciento... ― susurro por lo más bajo

Lo último que vi fue verla salir de la nada... Debí ir detrás de ella pero ya hubo varias veces en las que fui detrás de ella y terminó peor. Antes de irme pedí la cuenta la pague y cuando disponía a irme se acercó la chica por la que habíamos tenido todo el problema.

―Eh... Disculpa, yo sé que no debería pero me gustaría saber cómo te llamas y sé que es pedir mucho pero me gustaría tu nu-número ― la chica extraña parecía tímida y cuando levante su cara con mis pulgar note su sonrojo que se incrementó cuando la vi directamente a los ojos.

― Lo siento guapa pero no puedo.

La extraña me miro con sus ojos apagado a lo que antes estaban con un brillo en especial, para después desviar la mirada.

― Pero llámame Alex, ahora si me disculpas ya me tengo que ir guapa.

Con esa última palabra ella me volvió a mirarme y me sonrió, lo único que hice fue giñarle el ojo y después irme.

Sabía lo que era que te rechacen, ya había pasado por esa sensación. A la primera persona a la que me terminé declarando hace años me dijo un <<No>>, de una manera tan cruel sin delicadeza que dude de su humanidad.
Esa persona se enojó a tal punto que terminó despreciándome por mis preferencias y realmente hizo de mi vida un infierno pero paso tiempo y encontré a Martina.
Fue irónico conocerla recuerdo que ella odiaba que la llamara por su nombre y por eso ahora le digo Mar.

Empecé a caminar sin destino, después de todo ya llegaría a mi casa. El camino era largo así que decidí encender un cigarro, a Mar le molestaba que fumar a pero ella no estaba aquí y no me diría nada. El cigarro iba directo a mis labios mientras sacaba mis audífonos y me perdía en las melodías envolventes.

Decidí sentarme en una calle y sin darme cuenta perdí mi mirada en la calle de la cual no sabía el nombre. En plena calle había una niña jugando y su madre mirándola de lejos con una gran sonrisa entre dientes.
Mi mente se desvío en mi infancia esa la cual todos tuvimos cuando uno es inocente y hasta lo más pervertido le resulta insignificante; todo eso cambió cuando fui creciendo cuando descubrí que también me gustaban las mujeres y que no encajaba en el molde que exigía la sociedad, sí ese molde que exige donde a una mujer sólo te deben gustar los hombres y que a estos sólo les debe gustar las mujeres.
Descubrí mi propia orientación hace años, pero más descubrirla me acepte. Fue difícil aceptarlo al principio pero al hacerlo me sentí liberada, fue algo sublime.

Le di una última calada al cigarro y después me deshice de él.
Le dedique una última mirada a la pequeña que después de jugar se tiró a los brazos de su madre, aquella escena no me provocó ningún sentimiento, solo ironía tal vez...

Me levante y sacudí bien mi ropa para después seguir mi camino a casa de costumbre no había nadie o era lo que pensaba hasta que vi a mi madre en su estudio sumida en sus asuntos.
No me dijo nada solo me dedico una mirada y me saludo con la mano.

Me fui a mi habitación y prepare unas cosas, aunque Mar estuviera enojada conmigo esa noche no dejaría que se vaya a su cama sin arreglar las cosas.

Cuando tuve las cosas listas le dejé una nota a mi madre sobre la mesa en la que especificaba que iría a casa de una amiga hacer tarea, ella no dijo nada no dijo nada ya que el tener notas decentes me facilitaba las cosas.

Camine a la casa de Mar con tranquilidad y encendí otro cigarro y sin darme cuenta había llegado a la casa de Mar como ya era costumbre ella dejaba la ventana abierta, siempre lo hacía cuando nos peleábamos; a veces me daba cólera yo sola al darme cuenta que aún seguía detrás de ella como cuando la conocí, era bastante irónico a decir verdad.

Cuando subí, antes de entrar por la ventana me asegure que nadie más que ella estuviera en la habitación.
Y así era solo estaba ella durmiendo en su cama, me recosté en el marco de la ventana y me demore unos minutos en contemplarla ver como su pecho subía y bajaba según sus respiraciones y todo se convertía en un vaivén un hermoso vaivén. Parecía tener pesadilla y lo único que se me ocurrió fue entrar y a mis espaldas cerrar la ventana, me quite la ropa y me escabullí en su cama.

Mi cuerpo no le fue indiferente ya que al momento de sentirme voltio y como si mi cuerpo fuera suyo se enrosco a mí.

― Estas muy fría mocosa. ― mi voz estaba cargada de ironía.

―Cállate.










En realidad es mi segundo libro, el primero lo tengo en borradores .La historia que les traigo-la cual espero que les guste - es una historia que se me ocurrió de la nada.

POSDATA: la historia que estamos creando Both Genders y yo demorara un poco...no le digan pero en si es culpa del pasivo de Both Genders.

MR. DEMAT

TORTURA DE EVOCACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora