Estaba enojada conmigo misma el saber que ahora todo mi mundo se vino abajo por una salida, tenía miedo pero no por mí si no Mar. Sus padres al igual que los míos no sabían nada sobre nuestra relación.
Ahora que mi tía nos había visto en una situación que sería bastante difícil de explicar tenía que actuar rápido.
― Tengo que irme. ― sentencie antes que Mar me dijera algo.
― Pe―pero quien era esa señora Alex. ― la voz de Mar sonaba más preocupada a lo normal.
Me detuve al oírle y volteé a verla la contemple, no sabía si sería la última vez que la vería. Me re usaba a la idea de dejar de ver su rostros, sus ojos, de dejar de besar sus labios y la idea de separarme de ella hacia que mi respiración saliera de lo normal, pero si hacía bien las cosas este momento no sería un adiós. No permitiría que ella se vaya de mí.
Me acerque a ella y me puse a su altura, sostuve su hermoso rostro en mis manos y la mire a los ojos después desvíe mi mirada a sus labios, en caso que las cosas no saldrían bien quería un último beso, quería sus labios y así lo hice me apodere de ellos como solo yo sabía hacerlo esos labios me pertenecían solo a mí y no dejaría que nadie se le acercara.
― Todo estará bien mi pequeña.
Mar al oír eso sabía que algo andaba mal y me abrazo y empezó a llorar.
―Tienes que soltarme pequeña, tengo que resolver algo.
Nunca quise que ese momento llegara pero había llegado sin ninguna explicación sin dilatación.
―Sé que lo harás Alex.
Cuando Mar me soltó, la vi por última vez y después acelere el paso, sabia donde tenía que ir pero no estaba segura que haría.
Pasaron unos treinta minutos y llegué al departamento de mi tía como ya era costumbre me cole a su departamento como siempre lo hacía. Mi tía siempre dejaba una ventana abierta y aunque su deportamento estaba en el cuarto piso siempre me las ingeniaba para entrar, no era cosa difícil.
Cuando entré por la ventana la cerré a mis espaldas. La esperaría hasta que llegara.
Si ella hablaba mi temor por la seguridad de Mar no tendría fin, así que empecé a buscar entre sus cosas, algo que pudiera exponer algo que ella no quisiera que salga a la luz.
No encontraba nada y después de revisar todo solo encontré unas imágenes donde ella aparecía agarra de un hombre mayor, nada fuera de lo usual hasta que vi el detalle del anillo en la mano del hombre.
No podía sacar conclusiones pero cuando pasaba las fotos me di cuenta que había besos subidos de todo tanto de parte de ella como de él.
No podía sacar conclusiones apresuradas y guarde todas las cosas tal y como estaban cuando vi las luces de un auto estacionarse fuera del departamento.
Me asome por la ventana y era el mismo señor de las fotos y ver si manera de despedirse me lleno de asco.
Me retiene de la ventana y fui directo a la sala y espere que mi tía abriera la puerta, aunque era oscuro pude escuchar como la puerta se abría lentamente mostrando la figura de mi tía. Al verme ella se asustó y como pudo prendió la luz.
― ¿Qué haces aquí Alexa? No sabes que entrar en propiedad privada está penado.
―Lo sé tía no estudio derecho en balde.
―Sabes que odio que te coles a mi departamento Alexa y esto me lleva a preguntar a qué debo el honor de tu visita. ― Lo último mi tía lo dijo cargado de sarcasmo.
―Iré directo al punto, sé que me viste con alguien y quiero...
Ella no me dejo terminar y se paró de una forma que me hacía recordar a la mamá falsa de Coroline, esa mamá que era bruja y se la quería comer.
―Te refieres a muchachita que estaba contigo, a tu madre no creí que le agrade que le diga que su hija estaba tan cerca a una mujer.
No tenía porque fingir nunca me había agradado esa mujer era muy hipócrita y solo se acercaba a mi madre cuando le convenía y había sido el principal factor para que mis padres se separaran, nunca fue delicada en mi forma de tratarla siempre deje en claro que la odiaba. Pero esa era historia vieja y por más que la odiase ella ahora tenía el juego a su favor.
―Sé que ahora debes estar ansiosa de ir corriendo y contarle a mi madre ¿verdad? ― me pare y pude ver como desviaba su mirada, mi altura era mayor a la que ella y me facilitaba las cosas para intimidar a las personas en muchas ocasiones y con ella no era la excepción.
―Piensas amenazarme Alexa.
―No eso me dificultaría las cosas.
―Chica lista ― su sonrisa tan hipócrita hacia que mi odio aumentará.
―Estaré a tu disposición, haré lo que me digas pero solo con la condición que te quedes callada y no le digas a mi madre y que te alejes de la chica que viste.
―Acaso me crees capaz de involucrar a esa mocosa en nuestro trato ― hizo su particular voz de ofendida mientras caminaba a mi alrededor. ― Debes estar muy desesperada por ella para ofrecerme este trato, como se nota que esa perra te tiene dominada.
Antes que pudiera seguir volteé y la agarre de su cuello. Pude ver su expresión y su desesperación por oxígeno y la solté, cayó de rodillas al piso.
―Vuelve a decirle perra y te mueres.
Pude ver como se sobaba el cuello para después pararse.
―Sigue así y le diré a tu madre Alexa.
Ella tenía razón tenía que controlarme, lo tenía que hacer por Mar.
― ¿Aceptas el trato?
―Ahora porque debería, si puedo denunciarte porque me cavas de ahorcar.
―Porque necesitaría pruebas y en este edificio no hay cámaras que acrediten tu versión y yo puedo salir de aquí igual como entre... Sin ser vista.
―Tienes un punto, está bien acepto el trato, no sabes cuánto me voy a divertir.
Extendió su mano y yo la estreche, fue la manera en dar por concluido el trato.
―Algo más querida tía, incumple el trato y me encargará que vuelvas a dormir en prisión.
Apenas dije esas palabras ella palideció después fui a su habitación y salí por la misma ventana por la que había entrado.
Pruebas, eso era lo que necesitaba no dejaría que ella me tuviera para su control, ya encontraría la manera de librarme de ella pero de momento tendría que actuar tranquilidad.
El camino a casa se mi hizo corto por las cosas que pensé en cómo arreglar las cosas a mi favor.
Llegando a casa ignore todo llamado de mi madre, reviso mi móvil y vi un sin fin de llamadas de Mar, las ignore, también habían unos cuantos mensajes de mi padre disculpándose. Lo que pasara en su vida me tenía sin cuidado en cuanto me pagará mis estudios y mis gastos no me interesaba aunque siempre quedarías ese pequeño dolor que me presionaba el pecho de noche, ese que a veces me hacía llorar involuntariamente eso que tanto odiaba.
Prendí un cigarrillo y le di una calada, me recosté en el marco de la ventana rogándole a quien fuera que escuchara mis súplicas que todo saliera bien, aunque sabía que esa mujer tenía muchas ganas de cobrarme las cosas que le hice en el pasado.
MR. DEMAT
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TORTURA DE EVOCACIÓN
RomanceEl secreto mejor guardado de un dúo llega a su fin, cuando la desesperación se apodera de una de ellas y la orilla hacer lo necesario para escapar del olvido. Demat LGBT