La banalidad de un café fue el marco del relato, donde imperaba la movilidad monetaria y las armoniosas bellezas. "(...) quisisteis sentaros delante de un café nuevo (...) las ninfas y las diosas llevaban sobre la cabeza frutas, pasteles y caza; las Hebes y las Ganemides ofreciendo a brazo tendido el anforilla de jarabe o el obelisco bicolor de los helados con copete: la historia entera de la mitología puesta al servicio de la gula".
Un hombre junto un pequeño en brazos y otro niño tomado de la mano, se posaron en la lejanía frente al café. Con ojos brillantes expresaron el sentir de un alma harapienta, como si el lujo de aquel lugar fuera de índole celestial. Baudelaire como protagonista y narrador, quedó conmovido con la escena. Sintió pena por sus posesiones, las cuales eran mayores a sus necesidades.
Tratando de buscar compartir la esencia de su sentir, se hundió en los caprichosos ojos de su pareja. La impermeable femina se limitó a aborrecer la escena: "¡Esa gente me está siendo insoportable con sus ojos tan abiertos como puertas cocheras! ¿Por qué no pedís al dueño del café que los haga alejarse?
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Ensayo: "Los ojos de los pobres" de Charles Baudelaire.
PoésieSimple y bobo trabajo escolar.