7 - Epilogo

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~Un año después...~

¡Por fin! Ese era un gran día, que el matrimonio Sawamura nunca en sus olvidaría por el resto de su vida. Después de un año de haberse ahogado en papeles de trámites de adopción, al fin podrían llevar a su hijo a casa...

¡Oh! Que bien se escuchaba aquello; SU hijo por fin estaría en SU casa...

El pequeño Raichi se encontraba feliz y nervioso; feliz porque por fin podía estar con la gente que lo había aceptado y le daría una familia, sin embargo el nerviosismo porque sus nuevos padres le habían dicho que conocería a sus nuevos abuelos, tíos y primos, a la vez... todos juntos. Se encontraba preocupado por si no les caía bien a los demás miembros de la familia, preocupación que se fue en cuanto llegaron sus nuevos padres, ya que Haruichi lo había tranquilizado.

Haru estaba más que feliz de tener a Raichi cerca de él, al fin podían cerrar un ciclo de su vida donde anhelaron tanto un niño, ahora podrían dar un paso más al tener a esa personita tan especial para ellos a su lado. Eijun al igual que su esposo se encontraba feliz, Raichi con el paso del tiempo se había abierto más a ellos mostrándoles su verdadero ser, el cual era un huracán al igual que él, al parecer su esposo no solamente tendría que vivir con sus momentos infantiles sino los de su pequeño retoño que se aliaria a él para alegrar la vida del pelirosa.

También con el tiempo y con su ayuda, Raichi había obtenido un poco más de confianza y había logrado hacerse amigo de los niños de la casa hogar, los cuales lo despidieron con lágrimas y mocos. Mei -al cual aún le tenía miedo por su extrema confianza-, le deseo lo mejor para sorpresa de Eijun, el cual al final sonrió, después de todo su amigo no solamente era puro ego y lo sabía muy bien más sin embargo a veces se le olvidaba.

Mientras iban en camino a la casa principal Sawamura, Raichi miraba todo desde la ventana del auto con ojitos brillosos, a pesar de vivir en la ciudad no conocía otro camino que no fuera de la escuela a la casa hogar y en las pocas ocasiones donde salió con sus padres adoptivos -con los permisos correspondientes del orfanato-, ellos procuraban llevarlo a lugares alejados de Nagano y cercanos a Tokio, donde iba a residir desde ahora.

El pelirosa observaba a su hijo con adoración y ternura, y sin poder evitarlo comenzó a recordar el día en que Raichi había aceptado irse con ellos; por lo que desde ese momento, se esforzaron para poder estar con el pequeño, lo cual les provoco un largo año de trabajo duro.

~Flash Back~

-En ese caso lo llamare para preguntarle si quiere irse con ustedes, después de todo nosotros solo buscamos lo mejor para nuestros niños. -dijo Mei levantándose de su escritorio para ir en busca de alguien que llamara al pequeño.

Al ver las acciones del rubio, le dio risa. Ver a Mei en una oficina y solicitando que llamaran a alguien, traía viejos recuerdos a la mente de Eijun, quien recordó las veces en las que se metió en problemas en secundaria por culpa del rubio y obviamente eran llevados a la oficina del director, desde donde llamaban a sus padres, quienes llegaban al mismo tiempo y los regañaban al mismo tiempo. El ver a Mei como una figura de "autoridad" ahora, después de aquellos días era irónico.

Tuvieron que esperar algunos minutos para luego escuchar la puerta siendo abierta, mostrando a Masatoshi y Raichi. El pequeño veía todo con temor, no sabía porque había sido llevado tan repentinamente a la oficina del dueño de la casa -como lo denominaba-, solo esperaba no haber provocado su furia, sin embargo se tranquilizó un poco ante la sonrisa que el matrimonio Sawamura le dedicaba.

-Hola Raichi -saludo Mei atrayendo la atención del menor.- Supongo que no sabes la razón por la que te llame ¿verdad? -el niño negó energéticamente.- Tengo varias preguntas que hacerte pero una en especial la cual es muy importante. Quiero que me contestes con sinceridad ¿de acuerdo? -el menor simplemente asintió temeroso de equivocarse.- Bien. Primera pregunta: ¿Eres feliz aquí? -pregunto. El menor no se movió ni respondió.- Responde, no te pasara nada malo. -aun así no respondió, solo agacho la cabeza.- De acuerdo, segunda pregunta: ¿Deseas irte de este lugar? -el rubio continuo con sus preguntas mirando al pequeño quien después de unos segundos de silencio había comenzado a sollozar, sorprendiendo a todos en la sala.- ¡Waaa! ¡Lo siento! Dije algo malo ¿verdad? ¡Lo siento! -exclamo Mei sorprendido.

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