Rosas de sangre (Itasasu) (Sasuke Fem) [Editando]

Sufrimiento silencioso

"Durmiendo, soñaba contigo,
desperté y seguí soñando,
imaginé que existías,
sentí que te quería
pensé que te amaba
y volví a soñar porque me querías. [...]

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Carlos Jojo."

—Es un honor que halla aceptado nuestra propuesta, Orochimaru-sama. —dijo Fugaku, inclinándose ante el susodicho.

Orochimaru era una hombre alto y larguirucho, de piel pálida, casi muerta, ojos amarillos y pupilas rasgadas. Facciones similares al de una serpiente. Su aura era lúgubre y advertía de peligro con solo verlo a lo lejos.

—El honor es mío, Fugaku-sama. No podía faltar al cierre de nuestro contrato y conocer a mi futura prometida.

Y sin embargo, hay estaba, en la mansión de la familia Uchiha, a punto de firmar un contrato que uniría tanto dos empresas como dos personas, por toda la eternidad.

"Desde el silencio mas profundo todos los pilares se levataran rompiendo el tiempo
Ve reunido tu coraje por que lo vas a necitar para poder pelear
Y si el amor se cruza con tu destino debes pensar muy bien que vas a hacer
Preparate para atacar siempre sin miedo al rival espera el momento para su defensa quebrar
Con estos sentimientos ta abres paso al fúturo
Tormenta de sangre fuerte como piedras de sangre
Este es el destino que tu linaje esta

Y con estos lazos tu orgullo se va a elevar hasta la infinidad

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Carlos Jojo."

Observando desde una esquina, Itachi, quien se encontraba con el rostro impasible, sintió un gran disgusto por la presencia del mayor y, girando su vista a su costado, vio que Suki, aunque tenía la misma expresión neutral que él, estaba tensa de hombros, demasiado recta.

Su rostro estoico no mostraba emoción, como era habitual. Pero él, conociéndola como nadie, podía ver el miedo embarrado en sus bellos ojos negros, haciéndole sentir aún más pequeño, impotente al no poder hacer nada por protegerla, de impedir esa asquerosa unión.

—Itachi, querido. —se sobresaltó ligeramente ante el llamado se su madre, viendo que todos los presentes le miraban a él.

—¿Qué ocurre, madre?

—¿Estás bien? —preguntó con un tono que se escuchaba preocupado, pero Itachi sabía que no era así.

Ese tono indicaba una clara amenazaba si por cualquier motivo arruinaba esta reunión. Él no le preocupaba en lo absoluto.

—No te preocupes, madre. No ocurre nada. —agachó la cabeza en acto de sumisión, sabiendo que eso apaciguaría momentáneamente la ira de su progenitora.

Y en efecto, esta volvió a abrir sus ojos y suavizó su sonrisa.

—Orochimaru-sama, si es tan amable de acompañarnos a la sala principal. —ofreció Fugaku.

—Por favor, guíe me.

"Suaves eran tus palabras
sonidos que soñaron
sueños que ilusionaron
mares que significaron tu presencia
miradas que pretendieron poseerte
secretos de amores a voces
suaves eran los sentimientos en tu boca
¿cómo no va a ser suave algo tuyo?
[…]