-¡¿Es que estás loco?!- le gritó en susurro cuando el chico puso sus pies en el suelo.
Casi se cae de la silla del escritorio.
-No- se encogió de hombros inocente- ¿por qué lo dices?
El tono confundido del chico solo aumentó su frustración.
Damian se sentó en la cama de la chica observando a su alrededor.
Notó que Rachel ya no tenía esos mini pantalones grises, que habían sido sustituidos por una camisa azul de tirantes junto con una chaqueta negra con capucha y unos pantalones de pijama, mientras que él no se había molestado ni en quitarse el uniforme de la academia.
Agitó la cabeza intentando no pensar en ella.
Se concentró en su habitación. En la parte vacía de la izquierda con solo un colchón y el lado de la medio demonio, con un escritorio, una cómoda y armario y la pared que daba a la cama con varios posters de libros o grupos de los ochenta.Era la primera vez que estaba allí. Uno, por que a los chicos no se les estaba permitido entrar en las habitaciones de las chicas y viceversa, y dos, por que siempre se reunían en la biblioteca o en el ático.
Rachel lo ignoró rodando los ojos y girando la silla para que pudiese verlo de frente.
-No tienes compañera de habitación así que no veo el problema-se encongió de hombros sincero.
Realmente había tenido suerte con ese tema, su anterior compañera no había llegado a poner un pie en la habitación y ya había sido expulsada por todo el mes.
-Son las tres de madrugada, Damian- rebatió ella en voz baja algo molesta.
-Bueno, pero estás despierta- comentó obvio.
-Ya, ¿pero no se te ocurre que podría estar ocupada?
El menor de los Wayne la miró como si hubiese dicho lo más estúpido del mundo.
-Vale, disculpa- soltó cansado de la tonta discusión-¿de qué querías hablar?
No era bueno tener a una Raven enfadada, y menos a esas horas donde toda la academia podría escucharlos si las cosas se salían de control.
-Tengo una pista de a qué nos enfrentamos- dijo mirando los papeles esparcidos por todo el escritorio. Al parecer, Damian no era el único que se rompía la cabeza investigando.
Este alzó una ceja intrigado y se desplazó más cerca de ella en la cama para poder ver los papeles.
-¿Y?- soltó queriendo saber a donde quería llegar la hechicera.
-Es magia negra. Parecida a la mía, pero...-Rachel se mordió el labio inferir rápidamente para callarse. Miró los papeles del escritorio pensativa.
-Pero qué.
-Nos enfrentamos a algo más grande de lo que pensamos...-murmuró al fin.
-¿A qué te refieres?
-A que puedo sentir esas..."cosas" Están invocando algo.
-¿Cuando lo descubriste?-dijo asimilando la edacasa información.
-Hoy, bueno, ayer- se corrigió todavía sin mirarle-estaba en los aseos.
-¿Y qué pasó?
Raven apretó los labios frustrada bajo los atentos ojos de su amigo, que esperaba que continuase cada vez más impaciente.
-Los sentí- giro los ojos para conectarlos con los suyos.
Damian tragó saliva pensativo.
-Después de todo eso solo me desperté en el suelo con una marca en la muñeca.
-¿Qué?- levantó la voz en shock-¿y por qué demonios no me lo contaste?- se inclinó hacia ella.
-Iba a contártelo en el pasillo, pero tú saliste escopeteado- se defendió cruzándose de brazos.
Rodó los ojos molesto.
De pronto le agarro la muñeca a la chica y la atrajo hacia él. El simple contacto de su cuerpo con el actual Robin hizo que su mejillas ardiesen.
Antes de que Rachel pudiese quejarse y soltarse de su agarre, le subió a tientas la manga de su brazo derecho con rapidez, dejando a ka vista un nítido círculo tachado por cortes de un rojo oscuro en su muñeca. Ignoró lo mucho que destacaban sus venas en su pálida piel.
Sin soltar su brazo, la miró esperando una respuesta.No intentó moverse.
Mirando esa marca en su muñeca como lo más normal del mundo.-¿Estaba seca cuando te despertarse?- continuó su interrogatorio. Solo le faltaba una luz que la cegase.
Ella asintió, cansada de la conversación, con un leve movimientos de cabeza.
-"Oh vaya, te desmayaste. ¿Estás bien" "Si, gracias por preguntar"- fingió con exageración la voz de Damian con una sonrisa que borró al terminar.
El chico apretó los labios analizándola con la mirada. Aún no soltaba su muñeca, y Rachel sentía como su piel se estaba quemando bajo su mano.
Damian suspiró derrotado apartando la cabeza.
-Lo siento...-murmuró mirándola de reojo-¿como te desmayaste?- aflojó el agarre.
-Oí unos sonidos extraños, de repente sentí un golpe en mi nuca y...ya no recuerdo nada más...-atisbó a decir mirando la marca, preguntándose que rayos significaba.
Por unos instantes, el semblante de Damian se tornó hasta...preocupado.
-¿Te pasó algo más a parte de la marca?
Rachel tardó unos segundos en pensar una respuesta.
-Solo unas imágenes-dijo con desdén.
-¿Unas imágenes?-repitió confundido.
Sus ojos se ensombrecieron de golpe.
-Sí- respondió fría- por eso sé que están intentando invocar algo.
Todas las imágenes se agolparon en su mente como agujas.
-Pero no quiero recordar eso...-añadió con un hilillo de voz cerrando los ojos.
Damian sintió compasión por ella. Le soltó lentamente la muñeca, posando su mano a unos pocos centímetros de la suya.
-Si quieres...-pensó bien sus palabras- puedo quedarme aquí un rato.
Un pequeño brillo cruzó los ojos exóticos de la hechicera, y Damian sonrió por dentro.
Se fue unos minutos después de que Rachel cayera dormida, justo dos horas antes de que las clases tuvieran que empezar.
Separó su cabeza de su hombro, la recostó en la cama, la arropó y volvió a saltar por ka ventana.
Naturalmente, su compañero de habitación aún roncaba, ni se había inmutado por la falta del menor de los Wayne en el cuarto.

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ENCUBIERTOS
FanfictionNuestras aves se embarcan en una nueva misión en la ciudad oscura, pero por supuesto, las cosas tendrán que complicarse.