Plan fallido

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Ya había pasado un tiempo desde aquella vez que leí la carta. Aun seguía mirándola fijamente tratando de imaginarme la verdad oculta tras cada letra escrita en esos renglones del papel. Pero aun no la encontraba. Mi abuela podía hacerlo. Ella obvio conocería la verdad mejor que yo. Aunque estaba un poco olvidadiza últimamente. Pero decidí ir hacia ella en busca de una respuesta. Un día común y corriente, le dije a mi papá que iría a visitar a mi abuela, pero lo que él no sabía era que llevaba la carta conmigo. Esperaba que no se diera cuenta de que la caja le faltaba. En fin, luego de que volviera de la casa de mi abuela pondría la carta de nuevo en su lugar, y devolvería la caja al cuarto de mi padre. Cuando llegué a la casa de mi abuela, esta me dijo que me sentase, como siempre tan amable. Me ofreció una taza de café con galletitas de chocolate que a mi tanto me gustaban. Le dije que no tenía hambre y que además estaba apurado. Mi abuela miró alarmada el sobre que llevaba en mis manos, supongo que ya sabía lo que quería preguntarle.

-¿Qué quieres saber?-dijo sentándose y tomando un sorbo de café-

-necesito que me expliques todo acerca de esta carta-dije sentándome. Mi abuela me miró aun mas acobardada que antes. No tuve que suplicarle mucho. En fin, mi abuela siempre fue una mujer a la que nunca tuvieron que rogarle para que dijera algo. Por lo que soltó toda la verdad.

-está bien, te diré todo. Al final, ya tienes 13 años y puedes entenderlo mejor-dijo apenada. Mientras mi abuela me iba explicando las cosas que ocurrieron, las lágrimas de pena y desilusión estaban más cercas de salir, pero las mantuve dentro. Según ella, mi padre tuvo una hija a la que llamo Callie, que violó y asesinó a los 5 años. Mi madre estaba embarazada de mí en ese entonces. Luego de tenerme, se suicidó. Mi padre me dijo que había muerto por una enfermedad. Pero resultó que había sido toda su culpa. La rabia y furia acompañaron a las lágrimas y se quedaron dentro, pero mi cabeza estaba por estallar. Como podía ser que mi padre haya hecho eso y nunca me lo hubiera dicho antes. Supongo que para no alarmarme, tal vez me lo diría cuando sea mayor de edad. Pero me adelanté, yo ya sabía todo. Tal vez debía callarme, si mi papá se entera de que sabía eso me iba a matar. Si nunca hubiera encontrado esa caja, nada de esto hubiera pasado. Yo seguiría normal con mi vida. Y mi papá, tal vez seguiría preocupado en cuando debería contarme todo. Pero como dije, ya me había adelantado y su plan de ocultarme las cosas había fallado.

Ya no me quedan máscarasWhere stories live. Discover now