Aparecí en la cabaña de nuevo, sin ninguna expresión y sin nada que decir. Creí que sería mejor no hablar para que el resto no saltase a decirme cosas malas. Me preparé un café, y unas tostadas. La cabaña estaba vacía. Todos estaban en la casa de Susan. Y Dyan, Dyan estaba durmiendo. Me sentía tranquilo, podía hacer lo que quería. Aun no había escrito el sobre que le entregaba a todos los padres de mis victimas, debía hacerlo para entregárselo al padre de Susan, si no, estaba fuera de juego. Me sentía bastante tranquilo escribiendo el sobre, pero por la rendija de mi ojo, alcancé a ver a una chica. Era Jeannette, estaba escondida detrás de la puerta observando lo que hacía. Cuando ella sacó su celular, para avisarle al resto y a la policía supongo, aproveché para sacar el arma y apuntarle en el medio de la frente. Se asustó, se asustó mucho. Había entrado en pánico, pero no tenía que dejarme llevar por sus ojos de cachorro, estaba a punto de apretar el gatillo cuando sentí un fuerte golpe en mi nuca. Ese golpe fue con intención de dejarme inconsciente lo sabía, pero no pudieron. El fuerte acero de la máscara que cubría la parte inferior de mi cabeza me salvó. Use mi arma para pegarle al policía en la cabeza, pero eran muchos. Unos 7 más o menos, no podía. Pero igual peleé con todas mis fuerzas, aunque su fuerza era mayor que la mía. Supongo que tenía la suficiente fuerza como para asesinar a chicas menores de edad pero no para defenderme a la hora en que los policías me descubriesen. Como era de esperar, ellos ganaron. Estaba muy arrepentido de todo lo que había hecho. Era obvio mi destino, en la cárcel, pasando el resto de mi vida en un rincón frío y oscuro reflexionando sobre la vida. O al menos sobre la mía, por todo lo que había hecho. Al mirar a través del vidrio de la patrulla, veía a cada familia a la que le robé su hija solo para satisfacer mi necesidad de idiota. Veía a cada madre desesperada llorando para que su hija regrese, a cada padre pasando todas las pruebas. Como lo había hecho Susan para salvar a su hermana. Defendió su familia hasta morir. Liberó a su padre, salvó a su hermana y todos están en libertad. Menos yo, mi libertad, se termino aquí.
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Ya no me quedan máscaras
Action¿Será capaz Jade de hacer lo imposible para que no lo descubran? ¿Se defenderá para poder seguir adelante? Jade debe seguir sus mismas reglas para poder salvarse de las rejas de una prisión. Sino, está fuera de juego.