Capítulo único

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Jimin estaba harto de discutir con sus padres.

Se había despertado de buen humor, sonriendo aunque era un lunes por la mañana y mirando el mundo con ojos brillantes. Hoy cumplía un año con su novio, Yoongi, y estaba feliz. Sin embargo, sus padres no lo estaban tanto. Y a veces se arrepentía de haberles contado su orientación sexual.

Pero es que, joder, no había pensado que su reacción sería negativa. Su familia no parecía molesta por la existencia de la homosexualidad, y sus padres incluso estaban acostumbrados a ver a su hermana llevando orgullosa una pulsera que representaba al colectivo. Heeyoung, su hermana mayor, era abiertamente bisexual, y sus padres no habían parecido reaccionar mal. Así que, cuando se enamoró de Yoongi, decidió admitir delante de su familia que era gay.

Y ese fue su primer error.

Sus padres reaccionaron como si estuviesen recibiendo el castigo enfurecido de alguna divinidad, castigándolo y prohibiéndole salir durante un mes entero. Jimin estuvo llorando durante horas en la soledad de su habitación, preguntándose que tenía él de malo. ¿No se suponía que enamorarse era bueno?

Aquella fatídica noche en la que Jimin confesó ser gay, su hermana se escabulló hasta su habitación a media noche, dispuesta a hacerle sentir mejor aunque solo fuese durante un par de horas. Vestida solo con un pijama y unas zapatillas de conejitos, Heeyoung abrió la puerta y se metió en la cama con él, rodeándole con un brazo para confortarle.

—¿Por qué conmigo reaccionan así y a ti te aceptaron, noona? ¿Papá y mamá no me quieren? —preguntó tras un par de minutos, cuando consiguió calmar sus sollozos.

—No es eso, Jiminnie —susurró la chica— No es que a mí me acepten y a ti no, porque no nos aceptan a ninguno. Solo que te mantuvieron en una burbuja donde ellos no me odiaban, para que siguieses creyendo que son unos "padres abiertos y modernos". Supongo que ahora mostrarán su verdadera cara.

Esa noche, Jimin se quedó dormido en los brazos de su hermana, con lágrimas en los ojos.

Y Heeyoung no se equivocaba.

Desde aquel día, pasar tiempo en casa se convirtió en algo que Jimin intentó evitar a toda costa. Al salir del instituto, se dirigía a casa de alguno de sus amigos y pasaba la tarde entera allí, hasta que llegaba la hora de volver. Era poner un pie en la casa y recibir un regaño de sus padres que, evidentemente, llevaba a una discusión. No había ningún "Bienvenido a casa", tan solo gritos y gritos y gritos.

Y entonces, Yoongi le pidió a Jimin que fuese su novio. Y nada más importó.

Aprendió a no hacerles caso a sus padres, a no dejar que sus palabras le hiriesen. Oídos sordos a los regaños, palabras mordaces ante las discusiones y gestos impertinentes cuando ya estaba harto. Solía encerrarse en su habitación y no salir de allí hasta la mañana siguiente, cuando debía ir al instituto.

A veces, sus mañanas eran tranquilas. Cuando sus padres no estaban, desayunaba con Heeyoung y caminaban juntos alegremente hasta la bifurcación donde tenían que separarse; él iba por el camino de la derecha para ir al instituto, y ella cogía el camino de la izquierda para ir a la universidad.

Pero a veces, sus padres estaban en casa, y sus mañanas se convertían en una pesadilla. Apenas les dejaban desayunar, llamándolos anormales y enfermos, dándoles interminables discursos sobre lo inmoral de la homosexualidad y sobre cómo iban a ir al infierno por pecar.

Y esa era una de esas mañanas.

—Dios creó al hombre y a la mujer para que pudiesen extender la raza humana. No creó a dos hombres, ni a dos mujeres. ¿Qué parte de eso no entendéis, hijos míos? —dijo su padre. A veces parecía que el hombre buscaba pelea.

They don't know |Yoonmin|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora