Día dos.

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Echo de menos cuando la luz de mi móvil se encendía y eras tú.

Echo de menos las bromas y tonterías que hacías o decías de repente y me hacían reírme al punto de olvidar mis problemas.

Echo de menos esos días en los que me quedaba hasta las cuatro de la madrugada hablando, escribiendo o escuchándote y hablábamos de cualquier tontería.

Echo de menos tu terquedad, cuando no quería irme a dormir por quedarme contigo y me reñías, diciéndome "debes dormir, si no mañana no te podrás levantar" hasta que conseguías que lo hiciese.

Echo de menos las llamadas inesperadas que de vez en cuando me hacías y yo estaba tumbada con la manta hasta arriba o leyendo algún libro y me decías "¿mal momento?"

Echo de menos tus discursos y textos. Esos que hacías cuando te entraba la vena tierna-cariñosa-tierna y me decías "¿cuanto tiempo me das?" Y te miraba confundida al no entenderte.

Echo de menos nuestras guerras. Cuando yo no quería aceptar que era guapa y tú no querías aceptar que eras tierno, y terminábamos riendo y diciendo "sí o no"

Echo de menos la tranquilidad que me transmitías. Estaba alterada, enfadada o tensa y conseguías tranquilizarme con tan solo unas palabras.

Echo de menos tu voz, tanto cuando manteníamos una conversación normal y corriente, como cuando me contabas historias o me hablabas de algo que en realidad te gustaba y yo te miraba con una sonrisa que inconscientemente se formaba en mis labios.

Echo de menos cada segundo que ha pasado entre nosotros.

Echo de menos tus mensajes, tu voz, tu risa...

Simplemente,

Te echo de menos.

-Karma.

Versos de KarmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora