Jaehyun estaba insatisfecho. Las personas lo aburrían. No le causaban nada. Para él todos eran demasiado básicos...ovejas siguiendo un camino al que desconocen solo porque la multitud va hacia allá, solo porque tienen miedo.Sin embargo, él no dejaba de jugar con aquellas ovejas. Se entretenía de cierta manera tratar de manejar sus sentimientos. Él siempre estaba a cargo. Su belleza era una ventaja que siempre le daba la oportunidad de hacer lo que quisiese, sin sufrir las consecuencias...pero no todo dura para siempre.
🍑
Una noche él se encontraba en un club nocturno, mejor conocido como "su sala de juegos", porque sí, para Jung eran solo juguetes.
Él ya estaba cansado de su rutina, hombres y mujeres siempre atrás de él, rogándole por una oportunidad. ¿Acaso no saben que cuando se aburra, los romperá e irá por alguien más?
Buscaba carne fresca, algo innovador, algo que por primera vez en su vida, le hiciera sentir algo. Diviso por todo el club y no tenía éxito. Se iba a dar por vencido...hasta que lo vio.
Un hombre de cabello rojizo, mandíbula exquisita, perfil indescriptible, mirada lasciva acompañada de unos ojos fríos color verde y cuerpo que Jaehyun quiso tomar desde que sus ojos lo atravesaron por completo.
Se encontraba bailando en el centro de la pista, el reflector solo se dirigía hacia él. Parecía que no le molestaba en absoluto, cualquiera se daría cuenta que a él, le encantaba la atención.
🍑
Jung pensó que lo tenía todo controlado hasta que el misterioso hombre fue el que llegó hasta él, lo agarró de la mano, no sin antes dedicarle una sonrisa descarada, y lo obligó a entrar a uno de los lugares privados. Este estaba iluminado de colores púrpuras, azules, rosas y amarillos, decorado con fragmentos de espejos que permitían visualizar todo de diferentes ángulos. El desconocido lo estampó contra la pared y, a pesar de ser más bajo, lo miró como si fuera superior.
—Tú nombre.—su voz era grave pero suave a la vez, Jaehyun desconocía lo que sentía en ese momento. Nunca nadie se había atrevido a hablarle así y él no lo pasaría por alto.
—El tuyo primero.—el más bajo río y luego soltó un gruñido.
—Cariño, yo dirijo el espectáculo. Ahora dime tú nombre.
—Yoon Oh.—él no se intimidó y lo miró irguiéndose en toda su altura para después intercambiar lugares, siendo él el que está acorralando al cuerpo ajeno. Junto su cuerpo con el contrario y tomó entre sus manos los glúteos de ese hermoso ser.
—Ahora dime el tuyo.
—Taeyong.—dicho esto junto sus labios con el castaño. Era un beso demandante, con una batalla de lenguas, mordidas y caricias. Ninguno de los dos quería ceder y eso a Jaehyun le encantaba y calentaba de sobremanera.
🍑
Al último Taeyong se dejó hacer y estaba encima del regazo de Jaehyun que se encontraba sentado en un sofá. El ambiente cada vez se hacía más caliente y los jadeos se hacían presentes. Los dos estaban con una erección casi dolorosa pero no podían dejar de besarse. Hasta que el pelirrojo puso las manos en el pecho de Jung, repartió besos por toda su mandíbula hasta su manzana de Adán y lo miró con con una sonrisa ladina.—Escucha Yoon Oh.—el nombrado le sorprendió sentir algo en su interior al escuchar su nombre salir de los ahora hinchados labios carmesí.