¿Sabes cuan difícil es reunir el valor necesario para poder decirte el sin fin de cosas que produces en mí?
¿Sabes cuántas horas pase repitiendo lo mismo para no cometer ni un solo error y al final no poder decir nada?
Lo más frustrante es saber que todo ese esfuerzo invertido no pudo contigo ni ayer, ni hoy y quizás tampoco mañana.
Este sentimiento es agobiante, es peor que un puñal en la espalda, te deja una sensación de muerte como si agonizando estuviera el alma.
Son tantas las emociones que no puedo pensar con calma, en mi mente solo se repite el momento en que dije nada y el silencio que a pesar de ser un tercero era el único que hablaba y nosotros atentos por si llegaba el momento en que se callara.
Recupere la voz al momento de probar tus besos de esos intensos que solo tú sabes dar, mientras tu bipolaridad toda confusa, no me permitía arriesgar, que te quiero pero no lo hagas, que ni hoy, ni pasado, que jamás.
Aún sigo con ese nudo en la garganta que me recuerda la intensidad de mi silencio y esa presión en el pecho que ni una palabra me dejó pronunciar.
