No Es Tan Malo.

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Aunque Alex salió de la habitación realmente frustrado tan pronto como cerro la puerta se dio cuenta de lo idiota que estaba siendo. 

Henri era su Omega ahora y debía cuidar de él sin importar nada.

Aunque se agobiaba con sólo pensar en todas las responsabilidades y la nueva vida que pesaría sobre sus hombros eso no debería influir en su relación con Henri porque él no tenía la culpa de nada de lo que se le vendría encima, con él o sin él de todas formas eran responsabilidades de las que no podía huir para siempre.

Debía ser justo con él, no debía dejarlo solo.

Aunque no amaba a Henri y Henri no lo amaba, ahora debían aprender a llevar su nueva relación de la manera más perfecta posible, era muy importante para la vida y salud física y mental de ambos que su relación  de Alfa y Omega fuera sana y satisfactoria.

Así que debía dejar de pensar en lo que no era y afrontar la realidad de la mejor manera, no quería hacerlo sentir mal por algo que había sido cosa se ambos.

No quería ser un idiota con él aunque ya lo había sido al irse sin saber y lo seguía siendo al volverse a ir aunque fuera sólo un momento para pensar...

Volvió a entrar a la habitación y notó que Henri no se había movido de como lo había dejado así que se acercó y se sentó a su lado esperando que Henri le prestara atención para decirle que estarían juntos y que lo harían bien, pero Henri aun miraba la  puerta sin mirarla realmente.

Él estaba serio, sin expresiones en su rostro, pálido y demasiado quieto, también estaba mojado y Alex se sintió como una cucaracha, Henri no estaba bien y era su culpa, sólo había pensado en él y no había pensado en como se sentía Henri.

Miró a su alrededor y notó lo mal que estaba todo, Henri no se veía saludable y las sábanas que tenía sobre sus piernas estaban sucias, era una visión muy triste, se veía como un muñequito abandonado ¿ No era él el que quería golpear al ex de Henri por ser tan cretino? Pues ahora Henri era su pareja y lo estaba haciendo mal, debía cuidarlo, Henri lo necesitaba, era momento de hacer las cosas bien.

Se quitó la chaqueta para ponérsela a Henri.

Henri estaba en blanco, realmente no podía pensar en nada, sólo sentía esa soledad inmensa rodearlo y no había pensado siquiera en moverse o hacer algo para dejar de sentir, era como si de repente hubiera perdido la conciencia estando despierto y sólo pudiera sentirse solo, a esa soledad se sumó un frío y era insoportable.

No veía nada, no recordaba a nadie, ni siquiera quien era él mismo, no sabía porqué estaba allí, ni dónde estaba, o si estaba de pie o de cabeza. Cada vez se congelaba más y de pronto la soledad desapareció dejando paso a un descanso que lo engullía, poco a poco el frío dejó de importarle porque ya no lo sentía y todo desaparecía, incluso la palabra sentir.

De pronto algo cálido que lo envolvió y lo alivió lo hizo darse cuenta de que se congelaba antes, la soledad también regresó,  también se dio cuenta de dónde estaba y recordó lo que ocurría, Alex se había ido y de pronto el dolor inmenso regresó y lo hizo retorcerse.

Alex que había puesto su chaqueta sobre Henri y estaba atento a él esperando su reacción saltó de la preocupación y la sorpresa al verlo lanzarse sobre la cama gritando con desesperación, se volteaba de un lado a otro encogiéndose o estirándose entre lamentos llamándolo entre lágrimas y gritos de suplica agonizante.

Alex se acercó rápidamente tomándo sus manos para hacerlo ver que estaba con él, pero tuvo que soltarlo porque un dolor agudo en el pecho lo hizo doblarse y le quitó la respiración, fue un dolor fulminante y casi lo hace caer al suelo, necesitaba sentarse un momento para recuperar la respiración pero no lo hizo y volvió a intentar calmar a Henri porque sus gritos pudieron más.

SUEÑOS EN FLORES.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora