Seis.

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23 de febrero.

-¡Creo que la he cagado! Elisa, la he cagado, la he cagado.

La miré, mientras me tocaba la cabeza. Los gritos a estas horas no eran buenos.

-¿Qué ha pasado, Norena?

-Yo, mira, no sé, estaba en la habitación de Jonah, ehm, me he despertado y estaba él sin camiseta y yo sólo con una camiseta, imagínate que ha pasado algo.

Intenté no reír. Su dilema, sinceramente, me parecía gracioso.

-Tía, creo que ayer os tirasteis todos a la piscina casi en bolas. Yo no me preocuparía.

-Pero imagínatelo, igual si ha pasado y claro, pues buah, imagínate que no usó condón y yo me quedo embarazada...

-¿Paras? -reí-No vas a estar embarazada porque no habrá pasado nada.

-¡Callaos! -esta vez fue Carmela que, junto a Eva, entraban tocandose la cabeza.

Miré a las tres que me acompañaban en la habitación e intenté no reír. Una pensaba que estaba embarazada y las otras dos se morían de dolor de cabeza. Parecía de comedia.

-Dime que tienes pastillas de lo del dolor de cabeza. -pidió Carmela.

-Si tienes, dame otra. -añadió Eva.

Las di a cada una una pastilla y un vaso de agua. Norena, mientras, intentaba calmarse.
Después entró en escena Jonah, junto a Corbyn, y decidí irme ya que ahí yo,sobraba. 

Y el tiempo pasó. Y yo salí de casa, ya que parecía que todo el mundo estaba o durmiendo o hablando/discutiendo de cosas que a mi no me afectaban y no tenía que saber. Así que, me fui a Venice Beach, sola, sin nada ni nadie.

Me di un par de vueltas, viendo como había familias, parejas, grupos de amigas y amigos de diferentes edades, jugando y haciendo tonterías, gritando a veces. Y me di cuenta de qué bonita era la vida así, y de cuánto echaba de menos (en parte) estar en casa. En España.

Rápidamente, ese pensamiento se me borró de la mente. Estaba cumpliendo mi sueño, ¿no era feliz con eso?

La cosa no mejoró. Fui al Puerto de Santa Mónica. Ahí había más de lo mismo, pero me recordó a la Warner. Recordaba momentos de cuando las chicas y yo íbamos juntas (más o menos, cada fin o dos fines de semana).

Flashback

-¡Ale, párate! –grité, riendo. Me querían meter en la atracción que más miedo me daba y nunca había conseguido montarme.

-¡Pararé cuando tú seas capaz de subirte!–gritó en respuesta, riendo como si fuera malvada.

A su risa se unieron las demás. Y después la mía.

-Entonces qué, enana, ¿te subes? –preguntó Nerea.

-No. –reí yo.

-¡Venga ya! –suspiró Ainhoa, antes de continuar. – No puede ser que hayamos hecho todo esto para quedarnos como siempre.

-Exacto. –añadió Marta,y me apuntó. –Tú, te vas, a, subir, con, nosotras. Te guste o no. ¿Vale? Vaaale.

Se autorrespondió, sin darme lugar a poder responder yo.

Al instante, reí. Y me reí muchísimo. Sin parar por varios minutos. La gente me miraba, creo que pensaban que estaría loca.

Fin del Flashback.

Cuando me quise dar cuenta, estaba al final del Puerto. Me apoyé en una barra, dejando el cuerpo de mi peso ahí, mirando al mar. No sabía exactamente a dónde daría el otro lado; no quería pensarlo, tampoco. Pero si sabía que ahí también habría gente como yo. Echando de menos a su familia, país y quiénes eran. Porque, seamos sinceros; todos solemos extrañar a los que antes fuimos.

-Es curioso. Mirar al mar y sentirte perdido o que apenas eres nada en este pequeño mundo. O extrañar tu casa. ¿No?

Miré de dónde provenía la voz. Era a mi derecha. Y era Jack. Sonreí un momento, antes de contestar.

-Es curioso que dónde yo vaya también tu me encuentres.

-Bueno. Me gusta venir aquí, para pensar, de vez en cuando. Y como en casa cada uno estaba a sus cosas, me aburría y me dije "voy a dar una vuelta". –contestó, sonriendo.

-Es verdad. ¿Qué ha sido de Norena y Jonah?

-Van a ir a por la píldora del día después porque ninguno se acuerda.

Jack rió y de alguna manera me hizo reír levemente a mi. Después todo volvió a ser silencio.

Apoyé mi cabeza en su hombro y el me abrazó por la cintura. Pero ninguno decía nada. En ese momento, las palabras sobraban.

Así estuvimos lo que fueron más o menos treinta minutos. Después, seguimos andando.

Eva PV.

En casa todo era un rollo. Unos chillando porque no encontraban sus cosas, Norena con un drama que no podía ni con ella y yo intentaba ver Netflix (si concreto, a todos los chicos de los que me enamoré) con Corbyn. Pero era imposible.

-Te propongo algo, Eva. –susurró Corbyn, en mi oído. –Te propongo irnos de aquí. Ir a dar una vuelta. Ver el cartel de Hollywood de cerca. Lo que tú quieras, pero salir de esta casa de locos.

-Perfecto, porque yo aquí no aguanto más.

Como llevaba la ropa de ayer y no era mi casa, decidí dejarme a mi misma coger ropa de Eli. Usábamos la misma talla y era una emergencia. La cogí un top blanco, un short negro, unas fila y una gorra negra también en la que ponía 'uh huh honey'. Tras esto, salí de su habitación y de la casa, donde Corbyn ya me estaba esperando, sonriendo apoyado en su coche.

Me abrió la puerta para que subiera.

-Le importaría subir, ¿princesa?

Dijo, y yo reí. Parecía que él quería también, pero se aguantó hasta que subí al coche, haciendo una pequeña reverencia.

-Entonces, ¿a dónde vamos a ir? –pregunté.

-Es sorpresa. –contestó.

Eli PV

Jack y yo, tras subir a la noria y dar varias vueltas por la playa, conociéndonos más y riendo (casi sin parar), nos dimos cuenta de que ya era tarde y al día siguiente teníamos que ensayar de nuevo, para reincorporarnos y fue por eso que volvimos a casa.

Pero no había nadie.

Todos se habían ido y ahora solo estábamos los dos.

-¿Netflix? –preguntó sonriendo.

-¿Tú qué crees? –contesté, medio riendo.

HARD.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora