Primer día.

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POV Natalia

Esperé un rato antes de subir al apartamento pues me quedé en un banco fumando. El frío de Madrid me calaba los huesos. Terminé el cigarrillo y tiré la colilla al suelo, la pisé apagándola y me dirigí hasta mi portal. 

Yo vivía en una urbanización a media menos de media hora del centro de Madrid. La urbanización estaba formada por un par de filas de edificios de no más de siete plantas cada uno. Yo vivía en el bloque 5, última planta. Caminé por la acera en silencio observando los altos edificios. Estos edificios combinaban los colores negro y blanco, tenían grandes ventanales y bonitas y amplias terrazas que cada dueño decoraba a su manera.

Llegué, abrí la gran puerta de cristal y subí al ascensor, marqué el último piso. Cuando llegué abrí la puerta de mi casa y entré en esta y cerré la puerta con llave después. El apartamento dónde yo vivía era bastante grande, estaba decorado siguiendo un estilo minimalista pero práctico. Combinaba colores blancos, negros y rojos. El apartamento tenía un salón, un comedor, la cocina,  tres baños y cuatro habitaciones. Una era la habitación principal, la mía. la otra era un estudio dónde tenía las cosas para pintar, la otra habitación era la sala de música, ahí tenía un piano, un escritorio dónde a veces componía, un par de discos de vinillo que colgaban decorando la blanca pared y un par de guitarras y por último una habitación de invitados.

La decoración de mi habitación iba a juego con la casa, los colores rojo de las sábanas de mi cama, el suelo negro y las paredes blancas. Las paredes estaban decoradas con varios cuadros que había pintado yo misma, fotos y pósteres. Tenía una puerta corredera de cristal que daba a un balcón, en cual había una mesa a juego con unas sillas y unas macetas.

Caminé directamente hasta mi habitación y me tiré rendida a la cama, mañana empezaban las clases. Reuní las pocas fuerzas que me quedaban para levantarme de la cama, desmaquillarme, ponerme el pijama y cepillarme los dientes. Una vez acabé todo me volví a tirar a la cama, me dormí.

Un molesto ruido se extendió por toda la habitación haciendo que me levantara de golpe, era el despertador indicándome que tenía que levantarme ya o no llegaría a tiempo. Di un salto y me levanté de la cama, aún que no quería volver a la rutina estaba un poco ilusionada, igual era por que era el primer día o igual porque quería ver a Alba.  Me duché rápidamente y me cambié de ropa, me puse unos vaqueros negros, una camisa vintage metida por dentro de estos y ajustada con un bonito cinturón negro, las zapatillas que llevaba eran negras también. 

En cuanto me sequé un poco más el pelo me preparé el desayuno y lo tomé con tranquilidad en la cocina mientras revisaba mis redes sociales, una llamada entrante, leí.

-Hola, padre... -Dije seca.-

-¿Vas a pasar otro año metida en esa basura de carrera? -Dijo él al otro lado de la línea.-

-Padre, es mi vida y no te debería importar tanto, después de todo, tienes más hijos... -Rodé los ojos.-

-Natalia Lacunza, tus hermanos están bien, Miguel está trabajando en la empresa, Sandra está estudiando derecho y tu Santi y Helena sacan muy buenas notas en el instituto.

-Padre, ya te lo he dicho, no quiero esa vida para mí, quiero hacer algo que realmente me guste y quie- -Me vi interrumpida por mi padre.-

-¿Sabes? Nicolás Herrero sigue interesado en casarse contigo... El te daría una buena vida Natalia...

-¡Suficiente! Ya te he dicho mil y una veces que Nico para mí solo fue una relación pasajera, padre. Y la verdad es que no necesito que ningún hombre me proteja. -Dije enfadada.-

-Natalia Lacunza. -Dijo mi padre en un tono de voz estricto.- No puedes huir de la familia. No puedes vivir siempre en ese apartamento que tu abuela dejó a tu nombre. Nos veremos obligados a enviar al pobre Nicolás a ver si el te convence.

Madrid sin ti // AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora