🔥2🔥

94 10 16
                                    

Tenía la mano de Eclair bien sujetada, no quería que en el transcurso del paseo se distraiga y se vaya a perder, ya que cuando le llama la atención algo o alguien suele quedarse a ver con mas claridad y perderse, aunque la verdad ella parecía estar atenta hacia donde yo iba. Nos detuvimos en frente de su cuarto y los sirvientes salieron del cuarto sin decir una sola palabra, ambas entramos y cerré la puerta en la cara de ellos (sin intenciones de sacarlos o algo por el estilo).

Eclair miraba impactada el cuarto, todo era de color rosa: las cortinas, las paredes, las sabanas, etc. Sinceramente no me gustaba tanto que solamente había un color, pero los aspectos de los muebles eran una maravilla. Ella se sentó sobre su cama, sin dejar de mirar la habitación, yo me senté a su lado y le pregunté:

— Hermoso, ¿verdad? —fingí una sonrisa.

— Sí —ella hizo otra sonrisa falsa.

Ambas nos miramos sorprendidas y nos empezamos a reír por la poca profesionalidad de nosotras en mentir.

— Somos pésimas en esto —dijo

— Si, deberíamos tomar clases de esto.

— En especial usted, cuando usted sea reina en algunas ocasiones deberá mentir.

— ¿Mentir?

Quede bastante confundida por su comentario, ella me mira de igual manera y se quedo callada, sin poder decir nada al respecto.

— ¿Acaso ustedes creen que nosotros mentimos? —pregunté.

Ella seguía sin poder decir nada y solo miraba al suelo muy seria.

— Cuando sea reina diré las cosas como son, yo no podre mentir, además de que no se hacerlo —moví mi cabello con un poco de molestia por su comentario.

Eclair me miro con un poco de preocupación, sus palabras fueron lo que hicieron que me molestara aun mas con ella: — todos lo haremos alguna vez en nuestras vidas y en una de esas, todos te creerán.

— La verdad siempre sale a la luz.

— O puede quedarse enterrada en la profunda oscuridad por toda la eternidad, o al menos por mucho tiempo —dijo aun con su misma expresión.

Yo ya no quise seguir hablando de ese tema con ella, de hecho ni siquiera estar a su lado, todo persona que hablara mal de mi familia sin saber, era una persona ignorante; mis padres siempre fueron unos reyes muy honestos y mi tío nunca me había ocultado nada, era casi como una hija para él aunque fuera solamente unos pocos años mayor que yo. Simplemente, me levante de la cama y la mire con seriedad (creo que fue el intento, cuando intento ser serie me dicen que parezco un cachorro enojado o un bebe haciendo su primer puchero).

— Muy bien, hora que estas en tu cuarto, yo tengo cosas importantes que realizar, siéntete cómoda estando aquí (escritora: accidentalmente escribí "siéntete cómoda estando cómoda" xD).

Estuve por salir del cuarto, pero ella dijo unas palabras antes de que saliera.

— Y querrás ser la única que sufra...

Cerré la puerta con fuerza, solo llevábamos unas horas y ya no me interesaba hablar con mi futura prima. En medio del pasillo había una ventana, me fije para ver mas o menos que hora era del día, es mas que obvio que ya era de noche. Antes de ir a dormir quería continuar escribiendo en mi libro un rato mas.

Cuando entre, me encontré con mi tía tomando té sobre mi silla de escritorio.

— ¿Qué rayos haces aquí en mi cuarto? —grité molesta.

— Tomando una taza de té preparado por tu tío, si lo llegas a ver dile que quedo bien...

— ¡Fuera de mi–!

Mi tía me lanzo una mirada muy amenazante y aterradora, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, ella se levanto mientras se acercaba de una forma un poco amenazadora.

— ¿Dijiste algo? —dijo con una sonrisa aterradora.

— ¡No, claro que no! ¡Puedes entrar cuando tu quieras y a la hora que quieras! —tartamudeo.

Ella se tranquilizo me dio una pequeña sonrisa infantil, se sentó sobre mi cama y me hizo una señal de que me sentara a su lado. Sin querer hacerla enojar, me senté de mala gana a su lado.

— Eclair ya me conto..

— Es una falta de respeto que hable de esa manera hacia nosotros... Espera, ¿Cómo te supiste tan rápido? , solamente pasaron unos cinco minutos desde que me fui de su cuarto.

Puso una cara de impactó y como si fuera inesperada mi respuesta. Comenzó temblar y ponerse un poco nerviosa, pensando en que decir.

— Tal vez, ¿telekinesis?

— Telepatía —corregí.

Ella simplemente dejó la taza sobre el plato que tenía en mano y se aproxima a mí, yo quería defenderme pero su cara aterradora me asustaba mucho. Agarro mi brazo y me obligó a salir, ambas no dirigíamos al cuarto de Eclair; aún que yo fui a la fuerza; mi tía abrió la puerta para luego encontrarnos con Eclair acostada en su cama llorando. A pesar de que me sentía molesta, sentí un poco de lástima por verla de ese modo; ella notó nuestra presencia, se limpia la cara y nos mira un poco preocupada a ambas.

— ¿Sucedió algo? ¿Necesitan ayuda? —preguntó ella.

Su madre se sienta a su lado y la abrazo 'delicadamente', la niña casi pedía a gritos que la soltará por culpa de la falta de aire. Mi tía la soltó y la mira seriamente.

— ¿Qué te pasa, Q- Eclair? —tartamudeo y corrigió mi tía.

Ella se quedó callada, aparentaba estar incómoda por la pregunta. Yo simplemente me acerqué más a mi tía, no quería arruinar el momento y mucho menos incomodar más la situación.

— Yo... —agarra una gran bocanada de aire para mantener la tranquilidad— Extraño mi casa.

— Pero esta es tu casa —contesté tímidamente.

— ¡Está no es mi casa, mi casa es donde están mis amigos y mi familia! —grito muy triste, parecía molesta, pero no.

Ella peleaba por no llorar y lo logró, agarró otras bocanadas de aire y se tranquilizó.

— Lo lamento mucho, majestad, no era mi intención gritarle..

— No te preocupes, yo estaría en tu misma situación si me obligaran a irme de mi casa —mentí.

Esta más claro que el agua que yo no quería quedarme toda una vida en ese castillo, me gustaba estar ahí, lo amaba e incluso deseaba convertirme en reina, pero con todos los libros que he leído y las pequeñas vueltas al pueblo, me dan ganas de salir más y descubrir nuevas experiencias, no solamente ser una reina atrapada en su propio castillo.

Cuando era pequeña sí odiaba estar en el castillo, muchas veces intenté escapar, es gracioso recordar en como los guardias me cargaban como si fuera nada y yo peleando por mi vida.

Eclair sonrió, para no mantener el ambiente aburrido, agarré una de las almohadas de la cama y se la lancé, ella por venganza agarra otra y la lanza en la cara; ambas empezamos la guerra de almohadas, mientras mi tía nos veía con una sonrisa tranquilizadora hasta que accidentalmente mi prima le tira el té, las dos intentamos salir corriendo del sitio pero tenía tanta fuerza que logró cargar a ambas sin ningún problema; como castigo nos puso a pegar la taza y el plato rotos.

— Lo sentimos mucho... —dijo Eclair toda a penada.

— No era nuestra intención... —comenté.

— ¡Cállense y continúen armando esas piezas! —dijo sería y un poco molesta.

A pesar de todos los castigos, me sentí contenta de por fin tener compañía con el que hablar. No podía hablar con las sirvientas, ya que se supone que ninguna princesa no hablaba con plebeyas.

Después de mucho tiempo pude socializar con personas que no son originalmente de la realeza.

Fairy Tail: La Guerra De Fuego [EDITANDO] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora