La Llamada

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Puedo decir que este relato es algo vergonzoso.
No sé qué pasa; siempre evado a los hombres que me generan algún tipo de sentimiento; también algunas mujeres queremos jugar o más bien, ¡sólo vivir el momento!

Hace dos días hablamos; todo empezó de lo más normal; -¿cómo estás, qué tal tu día? ¿Puedo llamarte?-.

Creo que hace mucho tiempo perdí los nervios al hablar con alguien; no hay que darle mil vueltas, ya somos adultos y hay que actuar con madurez
Sí, al sexo me refiero.

He pasado noches soñando con él; saber si era un buen candidato!
Y claro, su tamaño es más que aceptable!

Dice que sigue enamorado de mí; comenzó tan dulce, pero sinceramente me perdí en medio de lo que decía y su voz grave empezó resonante en mi vagina, ¡porque fue donde sentía las cosquillas!

Me dijo que se admiró por el sonido que empezó a escuchar -¿qué haces?- Me preguntó.
Le dije que tenía una voz excitante ¡y vaya que lo es!
-Nena, ¿qué haces?- me preguntó varias veces.

Cuando se dio cuenta de lo que hacía con mis dedos; comenzó el juego.

Su voz era como un magneto que atraía mis dedos a mi vagina; él empezó con una voz más sensual; yo estaba muy mojada y mis dedos sé deslizaban fácilmente.

Entre nos: me gusta el flujo de mi vagina; siempre que me masturbo paso mis dedos por mi abdomen a mis senos hasta bañarlos; al cuello y a mi boca, porque también ¡amo su sabor!

Me mandó fotos y un vídeo de su pene.
¿¡Qué mujer no se siente dichosa al ver que el hombre que le gusta, tiene un miembro grande que la va a satisfacer!?

Más rápido me decía; mientras yo frotaba rápidamente mi clitoris, y con mi otra mano metía rápidamente mis dedos.
Escuchaba el ruido cuando él frotaba su mano con su pene y era más excitante para mí; tomaba de mis senos; cada vez mojaba más al escuchar que dejaba de hablar para empezar a pujar.

-¡Quiero verte!- me dijo.
Se convirtió en una vídeo llamada; mirándonos con timidez pero con deseo.

Empezamos como si nada; mi dedo a mi boca varias veces, recorriendo mi cuello y mis senos nuevamente; a mi abdomen.
Alejé el teléfono para una mejor imagen.

Empezamos a reír y miró fijamente como muy despacio introducía mis dedos a mi vagina; al sacarlos los llevé a mi boca, lamiéndolos; al ver eso, él también abrió su boca; ¡su mirada de deseo lo decía todo!

Sujeto su miembro, despacito frotándolo; su atención estaba en mi, en mis dedos; en mi vagina tan húmeda
-¡más rápido!- volvió a decirme; aumenté la intensidad; mis dedos entraban y salían que era difícil disimular el ruido; se miraba fácilmente el clitoris de tanta manipulación; y cada vez que salían mis dedos corría flujo de mi vagina.

Observé su mirada, perdida en mi; en mis senos; en como mis piernas se abrían cada vez más y en como yo jugaba con mi cuerpo.

Volteé mi cuerpo; comencé rozando mi cintura; mis caderas y mis nalgas; me incliné; mis dedos pasaban de mi vagina rozando hacia arriba.
Comencé moviendo las caderas como si realmente él estuviera abajo de mi; seguí jugando con mis dedos; hasta que volví a escuchar: -¡más rápido!-.

Seguimos hasta las 4 de la mañana; hasta que el sueño nos venció y hasta que él pudo acabar.

SoledadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora