Reencuentro

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Era una fecha especial; lo tenía todo planeado.
Habían pasado ya muchos años; siempre habíamos hablado de un día estar juntos.

Estaba su hermana y su mamá convencidas del plan; su carro está afuera me dijeron; me quedé en la cocina mientras él entraba.
Empezaron a cantar, esperándolo con un pastel; tenemos una sorpresa para tí, dijeron; cierra tus ojos;
Me acerqué a él puse mis manos en sus ojos, preguntándole -¿Quién es la persona qué más deseas ver?-
Giró rápidamente y me abrazó sin decir nada; uno de los abrazos más fuertes que he recibido.

Me miró y me besó como nunca me besaron; -¡deseé este día más que algún otro!- me dijo.
Compartimos la misma felicidad ese día.
Pasamos la tarde juntos con su familia, fue como si hubiera convivido con ellos toda mi vida.

Al rededor de las 10:30p su mamá y su hermana se despidieron a dormir; -¡Fue un placer!- les dije.
-¡No se vayan a la cama muy noche!- terminó su mamá.

Al darme cuenta él estaba más cerca de mí; -¿estás cansada?- preguntó.
Sonreí; -¡sólo un poco!- le dije.

Tomó mi mano dirigiendo él el camino.
Al llegar a unas escaleras; se acercó a mí, empujándome suavemente a la pared; me besó y me cargo como recién casados.
Subimos a su habitación.
-¡Bienvenida!- me dijo.

Cerró la puerta; regresó a mí, tomándome del cuello y la cintura; con una mirada seria y seductora; se acercó a besarme; sentí su mano subiendo dentro de mi blusa, tocó mi seno; bajó su otra mano haciendo lo mismo, jugando con mis pezones.
Mi piel estaba toda erizada, sabía lo mucho que lo había deseado, sin embargo, al verlo, creo que él había estado deseándolo más.

-¡Eres tan hermosa!- me dijo.
Sacó sus manos de mi blusa, me llevó a su cama; nos sentamos; recuerdo que nos mirábamos como enamorados.
-¿Estás bien?- me preguntó.
-¡No pasa nada!- le dije sonriéndole.
Se acercó nuevamente a mí para besarme; tomó de mi cintura; recuerdo como sentía el peso poco a poco de su cuerpo, al darme cuenta estábamos acostados empezando el éxtasis.
Bajó su mano rozando sus dedos por mi pantalón desabrochándolo; creía escuchar con tanto cuidado lo que hacía; como bajaba el cierre; el sonido de nuestra lengua al juntarse; de sus manos tocando todo de mi.

Recuerdo lo cuidadoso que fue, como si no supiera que he sido una experta al tener sexo; la diferencia siempre fueron los sentimientos hacia él.

Al estar completamente desnuda, fue despacio hacia abajo, apreciando cada curva de mi; recuerdo que pasó sus dedos varias veces por mis senos y por mi vientre.
-¡Eres tan hermosa!- me dijo.

Se agachó a mis pies; empezó con besos suaves y luego con su lengua a llegar a la entrepierna, muy lento pasó por en medio, sacando un pequeño pujido en mí; continuó por mis caderas y mi vientre, llegando a mis senos besó cada uno de ellos varias veces, pasó por mi cuello y a mis labios.
-¡Siempre quise probar tu cuerpo!- escuché, con una voz dulce y sensual.

Se quedó a mi lado acostado, nos besamos mientras seguía jugando con mis senos; en el momento justo deslizó su mano a mi vagina, introduciendo dos de sus dedos mientras él continuaba besándome; no pude evitar pujar; y sólo quedó observándome, moviendo con más rapidez su mano.

Bajó a besar mis senos, sin sacar sus dedos de mi vagina; era el deseo tan grande que recuerdo que tuvo que tapar mi boca con su mano.

En un segundo se sacó la ropa; volví a sentir el peso de su cuerpo en mi nuevamente; sin duda fue maravilloso. Regresó a besarme; mientras tomaba su miembro penetrándolo en mi vagina; recuerdo apretar su piel, sentí como encajaba perfecto en ella; como si era lo que buscaba para estar completa.

Comenzó suavemente a moverse, mientras enredé mis piernas por sus caderas; sentía su respiración en mí, era algo que me excitaba aún más.

Comencé a besarlo entre pujidos y risas. Recuerdo un brusco giro dejándome sobre él. Comencé a mover mis caderas mientras saltaba sobre él; recuerdo que mucho antes me dijo que le gustaría ver mis pechos saltar.
Bajé cerca de él, uniendo mis senos a su pecho; moviendo ahora mis nalgas; sentía con exactitud como se deslizaba su pene al entrar y salir de mi vagina. Aumentando la rapidez, pude escuchar ahora pujidos saliendo de él; volviéndome loca por completo al escucharlo.

Cambiamos de posición; poniéndome en cuatro; recuerdo que se tomó un momento acariciando mis nalgas, como si hubiera sido lo mejor que hubiese visto.
Sentí una pequeña nalgada mientras seguía acariciando, bajó a ellas, dando pequeños besos; llegando a mi vagina sosteniéndose de mis nalgas mientras las apretaba.
Yo moría de excitación, tomando las sábanas con fuerza; porque me encontraba sin poder hacer más que disfrutar.

Se levantó e introdujo nuevamente su miembro; pujando los dos juntos está vez, en el silencio del cuarto, con una luz lúgubre, que sólo permitía ver lo necesario; al pasar el rato sólo se escuchaba el golpe de lo mojada que estaba cuando él me penetraba; mientras mordía la sábana; disfrutaba de ese sonido, era lo que me hacía mojar más y así el sonido se escuchaba más fuerte.

Tomó su camisa para poder limpiarse el sudor; nos levantamos, descansando por un segundo; nos sentamos en su cama nada más besándonos, tomando él mis senos; me senté sobre él introduciendo por tercera vez su pene en mi vagina; fue más calmado, pero ¿¡para qué perder el ritmo!?.
Recuerdo que, mientras nos abrazábamos de una manera romántica; sintiendo con suavidad como se movían mis caderas sobre él.

-¡Te quiero!- Escuché.
-¡yo igual te quiero!- respondí.
Nos abrazamos por un largo tiempo; confieso lo feliz que me sentí; ¡tenía al hombre perfecto a mi lado y es con quien comparto cada día mi vida!

SoledadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora