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-Un triángulo es rectángulo cuando uno de sus ángulos es un ángulo recto, es decir, mide 90 grados. En un triángulo rectángulo, el lado mayor se llama hipotenusa y los otros dos lados, catetos. El Teorema de Pitágoras dice que el cuadrado de la hipotenusa es igual a la suma de los cuadrados de los catetos. Por ejemplo, si la altura de la vela es 15 cm, aplicando el teorema podríamos saber el valor de sus lados.- continuó anotando en la pizarra.- Recuerden, este teorema sólo funciona para triángulos rectángulos-. Guardó el plumón azul en uno de los bolsillos de su delantal mientras se giraba para observar mejor a sus alumnos.

- Alguna duda? Si no es así, dejaré algunos ejercicios en la pizarra para ver si comprendieron lo que dije. Cuando terminen, me los muestran.

Caminó hacia su escritorio mientras agudizaba su oído, ladeando la cabeza para captar las voces de cada uno de sus alumnos. Su mejor amigo había nombrado ese gesto como "oído Edward". Una pequeña sonrisa se le escapó al imaginarse al vampiro mientras pasaba lista y rellenaba unas hojas del libro. Cuando levantó la vista, se topó con la mirada de él. Un escalofrío recorrió su espina dorsal al encontrarse con esos ojos color ocre, tan intensos y hermosos como nunca había visto

Qué le estaba pasando? 

No podía dejar de pensar en Jimin. No podía quitarse de la cabeza esa sonrisa, ese movimiento casi mágico cuando el pelo le caía en los ojos, y su voz. Con él, sentía que el universo entero de pronto empezaba a hablarle. 

Pero no escucharlo,  era un sacrilegio. 

Estudiaba duramente los ejercicios, con ese hermoso pelo color castaño que caía por su frente en pequeñas ondas. Su cara era preciosa y su nariz sostenía unas gafas que le daban ese aire nerd que tanto lo había cautivado. ¿Dónde estaba su moral cuando pensó todo aquello? El muchacho tenía apenas 16 años, estaba entrando en su plena juventud y él pensaba... Dios, pensaba tantas cosas. ¿Pero soñar es gratis, no?

Se aclaró la garganta y explicó desde su puesto el temario para la prueba. La materia que enseñaba a sus alumnos mayores de verdad le apasionaba, sin embargo alguien le tocó el hombro sutilmente.

-¿Sucede algo, señor Park? - Su tono de voz salió casual cuando desvió la mirada hacia él. Estaba de pie, detrás de la pizarra llena de números y fórmulas confusas. Volvió a observarlo, le seguía sorprendiendo lo joven que era.

-¿Puede ver si están bien los ejercicios?

Hablaron un rato sobre el teorema de Pitágoras. A pesar de haberlo explicado hace poco, parecía que el muchacho tenía un amplio conocimiento sobre el tema, aunque le faltaba mejorar algunas cosas.

- Mira, te falta elevarlos al cuadrado para que te salga bien - respondió. Su voz salió más pesada de lo que debería. Afuera, se escuchaba el bullicio de alumnos de básica, aquellos mini adultos llenos de pasión por la vida, como bien decía su padre.

- Como dije hace un rato, los ejercicios que dejé anotados en la pizarra deberían saberlos perfectamente. Por algo pasaron de curso y están aquí, ¿no? Este trabajo se puede resolver en quince minutos, para el que sabe.

¿Y el que no sabe? - preguntó de manera sarcástica uno de los alumnos escondido casi al final de la sala. La verdad es que había hecho la pregunta por todos los del curso.

-El que no sabe, probablemente, joven Lee - oscureció el tono de su voz - le tomará quizás unas horas o todo el año.

Contrario a lo que Jungkook pensaba, todos estallaron en risas.

-Es tan sexy, solo míralo. Necesito clases particulares - murmuró Taehyung observando a Jungkook, quien se encontraba escribiendo en la pizarra.

- Es hermoso, ha sido la mejor idea contratarlo. Deberíamos llevarle un par de rosas, chicos - replicó Jin.

Fuertes pisadas los sacaron de la plática.

- Quiero que usen esa fórmula - señaló la pizarra - y me entreguen en media hora estos ejercicios.

Esbozando una sonrisa maliciosa al ver a todos lamentarse, ese gesto lo hacía lucir más joven, más alegre.

La mente de Jimin empieza a hacerle caso a Tae. La apariencia física de su profesor de matemáticas era impactante, una tez morena que hacía juego con sus ojos claros, su cabello negro y lo indiscutible. Era aficionado al deporte. Se le notaba en como los musculos se marcaban en su camiseta negra que llevaba. Aun asi le causaba gracia la manera en que se vestía y explicaba las cosas. Aquel hombre entero le causaba curiosidad.

-¿Solo entregamos la hoja? - preguntó. Gracias a Tae y Jin apenas había podido escuchar lo que había dicho Jungkook.

-¿Desea entregar otra cosa, joven Jimin? - insinuó, y para su mala suerte, todos estallaron en carcajadas de nuevo. Miró a su profesor incómodo por su comentario y él le brindó una sonrisa apenado.

-¡Quedan 20 minutos! - dijo mientras jugueteaba con el marcador.

Durante el resto de esos minutos, Jimin escuchó a Tae y Jin idear formas para atraer la atención de su profesor e ignorándolos por completo, terminó de hacer los ejercicios. Llegaría más temprano mañana para poder sentarse alejado del pizarrón

-Tome - dijo dejando la hoja en el escritorio del profesor. Este lo miró desde su asiento, casi ofendido.

-¿Le importaría esperar? Necesito hablar algo con usted.

-¿Hablar sobre qué? - respondió seco.

- ¿Puede esperar o no? - respondió irritado.

¿Sería muy malo si se iba en este preciso instante?

Está bien.

Enojado, volvió a su asiento. No quería que su día se arruinara solo porque un profesor que apenas conocía hace dos semanas le gastaba bromas en medio de la clase.

- ¿Me puedo quedar con el profesor yo? - preguntó su amigo, alejándolo de sus pensamientos. Se puso de pie, entregó su hoja y se marchó añadiendo - Es broma, sabes que te quiero - le lanzó un beso.

¿Broma? A veces en verdad deseaba que Tae no tomara todo como broma. Lo vio alejarse mientras le guiñaba el ojo. Tae siempre ha sido el más guapo entre los dos, hasta su mismo padre le recalcaba eso siempre que podía. Era alto y tenía un cuerpo de modelo, unos ojos claros y el pelo rizado medianamente largo le caía sobre sus hombros.

-¿Me ha escuchado, joven Jimin?Aquella dulce voz lo sacó del trance. Observó el aula que ahora ya estaba vacía. ¿En qué momento se habían ido todos? Veía a Jungkook, su profesor, serio, mirándolo fijamente. Los separaban unos metros; era intimidante. Sus manos tuvieron un pequeño temblor. ¿Por qué estaba temblando? Lo ponía de nervios.

-Eh, tengo que ir a mi siguiente clase. Buen día - habló rápidamente, apresurándose en salir, Jungkook lo siguió por detrás, su voz de burla aún resonaba en su mente.

-Sé que ha sido una mala broma de mi parte, Jimin. No espero que acepte mis disculpas, aún así, me he visto en la necesidad de decirlo.

-¿Qué disculpas?

-Las que le he dicho hace un momento, por eso le dije que esperara - su aspecto avergonzado dejaba en evidencia lo sincero que estaba siendo.

-No era necesario, pero lo entiendo profesor, que tenga un buen día.

Mientras salía del salón, no dejaba de atormentarse, mordiéndose suavemente el labio inferior. 

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Aquí va otro capitulo, espero les este gustando. Ojito que se vienen cositas jeje

Cariños, Matt 



Insegnante (Kookmin fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora