Fin del capítulo 1 Los amantes y los amores

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Noelia vivía un día más en el consultorio de Lauro, no había aprendido mucho, tal vez no había aprendido nada en esas semanas, pero bueno al menos ya sabía manejar la máquina de resonancias magnéticas. Ese día estaba siendo uno de los más aburridos prácticamente de su vida, hasta que vio entrar a una mujer que le preguntó por Lauro.

—¿Cuál es su nombre?, ¿tiene cita? —Preguntó Noelia abriendo la agenda.

—Yo, no necesito cita para ver a ese patán.

Noelia comprendió que era la esposa de Lauro y empalideció. —Ahora mismo le llamo —dijo tratando de escapar de la ex mujer de Lauro, quien entendió por la forma de irse de esa niña, que ella era la amante de su marido.

—Eres tú ¿verdad? —Alzó la voz Bárbara.

Noelia volteó al llamado, blanca como un papel. —No sé de qué me está hablando Sra.

—Claro que sabes de lo que te estoy hablando, tú eres la amante de mi marido.

Bárbara también caminó rápido tratando de llegar a donde estaba Noelia, pero la interrumpió Lauro.

—¡Bárbara!, contrólate por favor. —Alzó la voz.

Ella lo miró —¡Pero qué idiota eres tú! dejaste a una Sra., por una escuincla que ni siquiera tiene el valor de aceptar sus actos, no sé si enojarme contigo o reírme de ti Lauro.

—Mire Sra., yo no soy quien usted piensa, no voy a dejar que me insulte de esa manera, yo trabajo con el Dr.

—Tiene talento, además de ser una cualquiera, es muy buena actriz ¡que bárbara niña!

—Mire Sra., si es que se le puede decir así, yo seré actriz, pero usted es una... —Noelia se quedó pensando en lo que iba a decir—. Ahora entiendo porque la dejó su marido —dijo al fin.

—Porque si lo sabes no me lo dices para enterarme.

—Por... qué no se ha visto en un espejo.

Bárbara no soportó el golpe bajo y se lanzó contra Noelia, pero Lauro la detuvo en el arranque. —Ya, ya, Noelia vete por favor. —Pidió Lauro, quedándose con aquel torbellino de ex esposa rasguñándole los brazos para que la dejara libre y poder poner en su lugar a Noelia.

Noelia salió del edificio como si nada, pero el corazón casi le estallaba de nervios, ahora qué explicación le daría a Mayte, porque no regresaría ahí, esa mujer la podría matar en la próxima ocasión que la encontrara.

Bueno que más podría decir, sino que se aburría y ya no quería ir más a ese trabajo, que prefería estar en la chocolatería y ya. Mayte por supuesto empezaría con la cantaleta de siempre, no valoras, no te comprometes con nada, pero todo era mejor que correr el riesgo de ser golpeada por una rival que nunca le importó.

Y como se esperaba, Mayte comenzó a regañar a Noelia cuando llegó a la chocolatería.

—Ay Noelia nunca vas a madurar, ¿cómo que te aburres? —preguntó Mayte preparando una regañada, qué singularidades de la vida, Mayte reprendía a Noelia y preparaba una regañada, esta última es una de las especialidades del "no me olvides", un pan llamado semita, relleno de mole rojo que le quedaban deliciosas y muchos iban particularmente por ellas al lugar.

—Ella no va a madurar mientras tú no la dejes —replicó Federico entrometiéndose en el regaño.

—Ay ya parecen mis papás. —Les contestó Noelia.

—Pues tú pareces una niña. —Volvió a replicar Federico.

—Ya Federico ya, nos podrías dejar a solas por favor. —Pidió Mayte.

Aquella Noche Sin LunaWhere stories live. Discover now