El Misterio de Hellingly Hall [En Proceso]

[Capitulo 1 ~ ¿Crees en fantasmas?]

Instituto Northumbria Cross
Hellingly Hall Asylum   ―   1968

El viento soplaba sigilosamente esa noche. El frio otoñal se hacia presente en el crujir de las hojas secas que se arrastraban ligeramente por el suelo. Era una noche importante, sabia que lo que ocurriera cambiaria su vida de un modo que jamás olvidaría. Era su ultima oportunidad para pertenecer a aquel grupo selecto de estudiantes de la crema y nata social que eran sus compañeros de clase. La prueba era muy sencilla tenia que entrar al viejo edificio abandonado del Hellingly Hall y pasar toda la noche dentro. Para ello debía grabar su estancia en todo momento mientras se adentraba en los pútridos pasillos del imponente lugar. Con cámara en mano y una gran presión a sus espaldas, ingreso decidida por el impulso de la estupidez dando pasó a la peor noche de su vida.

― Esta es una grabación para la prueba de valor para el ingreso al tercer año en el instituto Northumbria Cross. Mi nombre es ― la frase quedo entrecortad cuando un ruido sordo se hizo presente en la habitación de a lado. Asustada, la cámara temblaba turbulentamente en sus manos mientras se armaba de valor para averiguar que fue lo que había emitido ese extraño sonido. No quería hacerlo, pero era parte del reto…

―¿Ho…hola? ―tartamudéo algo insegura. No sabia quien más estaba con ella y eso le aterraba. Podría ser una broma como parte de la prueba de valor, pero de no serlo no quería pensar quien era la otra persona. ¿Un vagabundo tal vez, o un par de drogadictos…?  Ninguno era buena opción.

Al no tener respuesta del emisor de aquel ruido, el miedo la invadió de una forma más perturbadora ¿y si aquello era una especie de fantasma? ¿y si todas aquellas leyendas eran verdad? No lo pensó y comenzó a alejarse de aquel lugar a gran velocidad, casi como si estuviera volando, adentrándose en el corazón del lugar. ― ¡Demonios, corrí tan fuerte que no tengo la menor idea de donde estoy! Solo quiero salir de aquí… ―El silencio abrumador seguía presente, como si la falta de vida en aquel lugar intensificara el más mínimo ruido, la cámara seguía grabando el interior del lugar, pero solo encontraba polvo, pedazos de techo caído, habitaciones abandonadas y objetos tirados en el suelo, un abandono total y encima no veía absolutamente nada de no ser pro la visión nocturna de la cámara, lo cual dificultaba su andar. Indescifrables susurros comenzaron a inundar lentamente los oscuros corredores de lugar, poco a poco los susurros fueron aumentando en una muchedumbre de palabras y sonidos sin sentido cuyo volumen se intensificaba a cada segundo; venían de todos lados y a la vez de ninguno. Entonces, de repente todo quedo en silencio. La cámara seguía grabando, recopilando los sonidos y voces en su interior, no tenia idea de que era todo eso, pero tenía que largarse de aquel lugar. Era todo, no era normal, ¡nada en ese maldito lugar tenia sentido! Así que se dispuso a regresar, pero algo la detuvo en el ultimo momento. Las luces empezaron a encenderse una a una mientras revoloteaban chispas de su interior, y uno que otro foco explotaba por la sobrecarga de electricidad ante su letargo. Pequeñas risas deformes se hicieron presentes, mientras resonaba el tic tac de un reloj imaginario. Podía escuchar la voz de alguien dando un discurso al fondo del corredor, del otro lado de la gran puerta gris.

“El loco, en general, no es portador de un signo; se confunde con los otros, y está presente en todos, no por un diálogo o por un conflicto con la razón. Entonces, ¿cómo se hace este reconocimiento tan indudable del loco? Boissier de Sauvages nos explica a través del Nosologie méthodique: «Cuando un hombre actúa de conformidad con las luces de la sana razón, basta con atender a sus gestos, a sus movimientos, a sus deseos, a sus discursos, a sus razonamientos, para descubrir el vínculo que hay entre sus acciones y el fin al que tienden." Del mismo modo, tratándose de un loco, "no es necesario conocer la alucinación o el delirio que le afligen, que haga silogismos falsos; puede uno percibir fácilmente su error y su alucinación por la discordancia que hay entre sus acciones y la conducta de los otros hombres.»”