Eran las siete de la mañana y yo no había dormido nada, esa mañana no me sonó el despertador ya que era sábado, así que podía quedarme en la cama un rato más, además mi padre y mi hermano estarían trabajando durante todo el día de hoy por lo que tenía la casa para mi sola. Miré mi móvil por si había cambiado algo desde la última vez que lo miré, pero sólo habían pasado los minutos, y en esos minutos no me había entrado ningún mensaje de Mimi.
Estaba enfadada, estaba enfadada con ella y no tenía derecho ninguno a estarlo. Yo no era nadie para molestarme porque mi amiga se fuera a cenar a un restaurante a celebrar su nuevo trabajo con sus amigas y que después se fuera de fiesta a darlo todo a una discoteca con una chica de la cual no sabía de su existencia anteriormente, y a todo esto no me mandara ningún mensaje. No tenía derecho, pero aun así estaba enfadada. Supongo que porque estaba acostumbrada a hablar con ella las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana de las cuatro que tiene un mes, y no me había escrito ni siquiera para decirme como se lo había pasado, pero claro, tenía las manos ocupadas en la cadera de su nueva amiga como para escribirme.
Celos...definitivamente, estaba celosa. Siempre había escuchado que los celos aparecían cuando de verdad te importaba alguien y empezaba a pensar que tal vez me molestaba que alguien la conociera y que pudiera conocerla de verdad, sus gustos, sus manías, sus secretos mejor guardados y que ocurriendo eso, perdiera la cabeza por ella, y lo que más me molestaba es que podría estar cerca de ella, a su lado, y que esa persona no fuese yo.
Después de revisar mi móvil una vez más y ver que no tenía ningún mensaje de Mimi, me levanté de la cama y me dispuse a coger la guitarra, necesitaba relajarme un poco así que comencé a tocar los acordes de una canción que últimamente me recordaba demasiado a ella, y así sumergida en los acordes de la guitarra comencé a tararear también la letra:
A veces qué he vivido más de mil años contigo
por qué sé que esto ya no es querer
A veces pienso que eres mentira
por como entraste a mi vida
por qué sé que esto ya no es quererEs algo más algo que me llena
algo que no mata ni envenena
es algo más algo más que amarEs algo más que la distancia
que el dolor y la nostalgia
sabemos que eso no nos va a separar
es darte una beso cada noche
y que tus manos me enamoren
y que lo nuestro crezca cada día mas
porque somos algo masY yo que no es querer
por qué en tus ojos
yo me puedo perder
contigo olvido
lo que es temer
acaso no sabes
que tú eres para mí
la noche
el día y mi vivir
la sangre en mis venas
lo doy todo por ti
contigo el mundo no tiene final
y el tiempo no se nos va a acabarEs algo más que la distancia
que el dolor y la nostalgia
sabemos que esto no nos
va a separarEs darte un beso
cada noche y que tus manos
me enamoren y que
lo nuestro crezca cada día más
por qué somos algo más
por qué somos algo masLimpié las lágrimas que sin querer había derramado mientras tocaba aquella canción, y es que sí, para mi Mimi era algo más, y por primera vez creo que sentía el miedo de perderla porque le gustara otra persona, que se alejara de mí, que nuestra amistad no fuera la misma. En el tiempo que conocía a Mimi ella no había tenido ninguna relación sentimental, sabía que era bisexual porque me lo había contado desde un principio, no se escondía, pero según ella le iba mal en los dos lados del sexo, nunca me contó que le gustara algún chico o alguna chica, y creía que nadie podría interesarse en ella, porque ella era así de insegura, capaz de verse todos los defectos que yo no alcanzaba a ver y sin ver todas y cada una de sus virtudes.
Fue mientras me estaba comiendo una pizza tumbada en el sofá viendo El Diario de Noa con una coca cola y kilos de chocolate a mi lado, porque yo era así de intensa, cuando la vibración de mi móvil me hizo dar un salto debido a ese mensaje entrante.
- Mi Mimi: Banana!! Que resaca que tengo...me acabo de despertar, ¿Cómo estás?
Reconozco que tardé en responder, porque una parte de mí estaba enfadada, sin sentido, pero enfadada, la otra parte de mí no quería que se diese cuenta que estaba pendiente de ella, de que había pasado toda la mañana esperando un mensaje suyo, aunque fuera un simplemente "Buenos días", y mi orgullo me hacía actuar como si fuese una niña pequeña, así que tardé diez minutos en responderle.
- Pues me da que mejor que tú, ¿Qué tal la fiesta anoche?
Pude notar incluso como mi mensaje había sido lo bastante seco, e intuí que se había dado cuenta cuando después de contarme en un par de mensajes como había sido su noche, me escribió uno más preocupándose por mí:
- Banana ¿estás bien?
Mi pregunta era ¿Cómo decirle que no? ¿Qué le explicaba? No podía hablarle de mis celos, ni siquiera me había hablado de la chica que había aparecido en las historias de Instagram y que bailaba con ella en la discoteca, así que por primera vez en esos dos años que nos conocíamos, le mentí:
- SI mi Mimi, estoy bien, sólo que hoy he estado todo el día en casa sola ya que mi padre y mi hermano no están, y le he dado vueltas a demasiadas cosas, ya sabes...
- ¿Quieres hablar de algo en concreto banana?
- No mi Mimi, supongo que estoy cansada de la primera semana en la universidad.
- Entonces... ¿No querrás hacer una video llamada no? :(
- ¿Cómo no voy a querer?
Y allí estaba ella, a través de esa pantalla que nos separaba, preciosa a pesar de que me dijera que tenía un dolor de cabeza atroz debido a la resaca, sus ojos parecían cansados pero su verde brillaba, y cuando su sonrisa apareció en la pantalla, me dieron igual mis celos, porque sabía que podía seguir viviendo si cada día me dedicaba una de esas sonrisas.
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A Través De La Distancia
RomanceAna tiene 16 años, vive en Tenerife y tiene una caja de sueños por cumplir. Un directo de su cantante favorita hace que Mimi, una granadina que acaba de cumplir los 18 años se cruce en su vida. Después de dos años en los cuales se han convertido en...