Cuando llegué a mi casa mi madre estaba cocinando y mi padre viendo la televisión, subí hacia mi cuarto que estaba pegado al de mi hermana. Ella y yo somos muy diferentes, su cuarto es blanco con una pared rosa, tiene decoraciones muy coloridas y una cama como de princesa, una alfombra arcoíris con una cantidad exagerada de pelos y lo que menos me gustaba era su oso de peluche, es tan grande como un oso de verdad, se lo regalaron cuando yo tenía 12 y ella 10, nunca me gusto y nunca me va a gustar, promesa de Wayne.
Mi cuarto no tenía ningún parecido con el de ella, era blanco, pero con una pared gris, una alfombra no tan peluda y también gris, tengo un escritorio blanco y un placar también blanco, los colores no eran lo mío, hasta mis cuadros con frases de filósofos eran grises y blancos.
Entre en mi hermoso y aburrido cuarto (según mi hermana) y me cambie, me puse el pijama, y me tire en la cama, no para dormir, pero estaba cansada, hacía ya mucho que no caminaba tanto. Ya acostada pensé en Ash, lo cual no era extraño, si ella estuviera aquí probablemente estaríamos hablando de cualquier cosa, era muy divertido hablar con ella, muchos pensaban que era una chica aburrida, que era la típica rubia sin neuronas, que asco me da que la gente te ponga etiquetas solo por tu color de piel, por tu pelo, por tu cuerpo o por cualquier cosa, ya dejen vivir... Esa gente no la conocía como yo, era muy inteligente, divertida, una persona que te haría reír hasta en el peor momento, podrías hablar de todo con ella, moda, deportes, chicos, religión, filosofía, arte, hasta del clima, y hay un montón de cosas más, también era muy sarcástica y eso era lo que más me gustaba de ella, a mucha gente le irrita el sarcasmo pero a mí me divierte, y a ella también le divertía, no lo usaba de forma hiriente, cuando lo usaba ponía un tono gracioso para que no se lo tomaran a mal, pero algunos no lo entendían, a veces era difícil entenderla pero para mí no tanto, con una simple mirada la entendía, con un gesto, con un movimiento, teníamos códigos también. Recuerdo un día en el que Ash prácticamente me había obligado a ir a una fiesta de universitarios, yo no quería asistir, no me gustaba la gente y menos acumulada en lugares grandes pero que hacían parecer pequeños, la música, la gente bailando, las luces que cegaban a cualquiera que las viera, hacia hasta de Disney un lugar diminuto, pero de alguna forma consiguió llevarme. En esa fiesta surgió nuestro primer código, Ash siempre se acercaba a chicos y más si eran universitarios, y ellos a ella, pero no siempre le resultaban divertidos o atractivos, entonces me pidió que fingiera ser su novia en dado caso de que se le acerque uno q no le agradara.
- Cuando yo haga esto – dijo rascándose la nariz – significa que necesito q me rescates de la aburrida conversación, ¿ok?
- de acuerdo – le dije riéndome.
- y por favor Brooke, diviértete, hay chicos muy lindos – me guiño un ojo y se fue en busca de su próxima conquista.
Nunca volví a salir con ella después de ese día, me aburrí como nunca y me di cuenta que los universitarios eran peores que los de ultimo grado de mi colegio.
Me puse a ordenar mi cuarto, nunca fui muy desordenada, pero con todo lo que había pasado lo que menos me importaba era el orden. Después de un rato ordenando alguien toco mi puerta.
- ¿Puedo pasar? -pregunto mi hermana.
Me acerque a la puerta y la abrí para que pudiera pasar.
-Veo que al fin ordenaste tu chiquero- asentí con una pequeña sonrisa-Emmm Sele necesito hablar contigo- no me gustaba que me llamara Selene, pero no me quería quejar ahora, me lo dijo con un tono de tristeza.
- ¿Paso algo? -creo ya saber, pero por las dudas le pregunte.
-Sele, no soy una niña, tengo apenas dos años menos que tú.
- ¿A qué quieres llega?
-Quiero saber lo que realmente le paso a Ash-baje la mirada, ella no sabía lo que había pasada, mis padres no quisieron que lo sepa, pero tenía razón, tiene 17 años, no es una niña.
-Está bien, te lo contare. En el colegio al que Ash asistía ocurrió un tiroteo, no sabemos quién fue el causante, pero varios alumnos fueron afectados, algunos pocos murieron- hice una pequeña pausa-como Ash, pero otros solo sufrieron pequeñas lesiones.
Soso empezó a llorar acercándose a la pared, empezó a deslizarse por está cubriendo su cara, me acerque poniéndome a su altura y quitando sus manos de la cara.
-Ella...- sollozo- ¿Ella...murió cuando...le dispararon?
-No realmente, la bala no fue la causa de la muerte.
-Entonces... ¿cómo? - pregunto ahogando un grito.
-Cuando la llevaron al hospital y la operaron- respiré hondo- todo había salido bien... eso suponíamos- me senté al lado de ella rodeando mis rodillas- después de unas horas tuvo un derrame y no pudieron- una lagrima empezó a salir de mi ojo izquierdo que rápidamente seque con mi hombro- salvarla.
Mi hermana se giró y me abrazo, hice lo mismo-
-Ve al baño So.
Se levantó y se fue cerrando la puerta. Me levanté y me recosté en mi cama.
El tiempo que Ash estuvo en el hospital por suerte pude estar con ella, sin soltarle la mano, lo único que hacía era hablarme del viaje que haríamos cuando termináramos el colegio y nos graduemos, creo que ella sabía que no podría realizar todo lo que decía, en el fondo sabía que no saldría de ese hospital con vida, así que me contó todo lo que quería hacer, de cómo nos tomaríamos un año sabático para ir a New York y vivir frente al Central Park (ambas sabíamos que no sería nada barato pero el dinero no nos faltaba a ninguna, nuestros padres tenían muy buenos trabajos y ganaban el triple de una persona con salario bastante alto), me hablaba de cómo cada mañana del domingo nos levantaríamos e iríamos a desayunar un café, como cada sábado en la noche saldríamos a algún bar y tomaríamos hasta que no nos recordemos entre nosotras, y como en invierno saldríamos abrigadas a hacer muñecos de nieve, luego de contarme más y más cosas la frene.
-Ash te quiero.
-Yo también te quiero Sele- dijo en tono gracioso, pero con la voz baja y calmada- cuídalos, a mis padres, y a Soso, que ningún hombre le rompa el corazón, pero más que nada cuídate a ti y por favor no me olvides- hiso una pausa- no dejes que ninguno de ellos me olvide.
-Nunca te olvidare y ellos tampoco- dije con la voz entrecortada.
-Y otra cosa, no llores por mí, ¿Promesa de Wayne?
-Promesa de Wayne- dije levantando la mano para después levantarme de la silla donde estaba sentada...
-Promesa de Wayne- dije en voz alta recordando las palabras de Ashley. No lo pude evitar, por primera vez luego de tres meses comencé a llorar, llore todo lo que no llore en tres meses, no baje a comer, no tenía la fuerza suficiente. Seguí llorando, sin parar, ella ya no estaba y no iba a volver me repetía en mi cabeza, ya no está... no va a volver...
YOU ARE READING
No me dejes~Selene
Teen FictionTras la muerte de su mejor amiga ocurrida en un tiroteo de su escuela, Brooke decide realizar lo que ellas siempre quisieron hacer, mientras ella realiza esta aventura conoce a un chico que cambiara la opinión de lo que es el amor. Pero, ¿quien mato...