Voy a hablaros de la vida que llevaba con mi madre. No era fácil convivir con ella. Como os he dicho antes, ella se metió en las drogas pasado un año de divorciarse, pero aún así, yo estaba con ella cuando me tocaba, ya que tenía custodia compartida y cada semana me tocaba con mi padre o con mi madre.
En fin, yo sabía que mi madre me necesitaba, así que intentaba estar la mayor parte de mi tiempo con ella, apartando a Odette y apartando mis estudios. Pero yo no sabía lo que hacía mi madre cuando yo no estaba allí. Cuando estaba en clase, o pasaba la semana con mi padre, ella estaba sola. No le importaba a nadie su situación. Solamente a mi. En cierto modo, volví a ser esa pequeña heroína con mi madre. Pero, en el fondo de mi, sabía que no podía salvarla. Que ella ya se había dado por vencida. Siempre tuve un mal presentimiento de lo que pudiera pasar. Pero siempre lo pasaba por alto. Quien me diría a mi, que eso a lo que no le daba importancia, iba a pasar mas pronto de lo que yo esperaba...
Era un día normal. Nos iban a dar las notas de un examen del que yo no tenía muchas esperanzas. La profesora llegó a mi nombre: "Joan, un siete". Me quedé atónita. ¡UN SIETE! En ese momento me sentí renacer en algo que creía perdido. Solo quería llegar a mi casa y contárselo a mi madre. Sabía que eso la ayudaría a alejarse de las drogas. Sabía que se pondría muy contenta. Pero mi ilusión se desvaneció en cuanto llegué a mi casa. Llamé varias veces a mi madre, pero no recibía respuesta. Fui a su habitación por si estaba dormida y no despertarla. Pero en vez de encontrarme a ella en la cama, encontré una carta. Era de mi madre, en cuanto vi la carta, supe que algo malo había pasado o iba a pasar.
La carta decía:
Mi pequeña Joan, se que no has tenido una vida fácil y que yo tampoco he intentado mejorártela mucho. Siendo tu madre, soy yo la que te tendría que ayudar a ti y no al revés. Desde que tu padre y yo nos divorciamos y desde que entre en el tema de las drogas, siempre has sido comprensiva. Has estado conmigo en cada momento aunque eso te encerrara. Tampoco he conseguido mucho como madre. No he sabido apartar lo que nos hacía daño a ti y a mi y la única solución que he encontrado, es alejarme. Nunca me perdonaría que acabaras como he acabado yo por mi culpa. Se que entonces no tendrás a nadie. Estarás sola. Pero yo se que eres fuerte y podrás con todo lo que se te presente y serás una buena chica, como lo has sido siempre. Solo te pido una cosa. Nunca me olvides.
Te quiere, mama
Al terminar de leer, sentí las lágrimas recorrer mi rostro. Se había ido. El único pilar de mi vida que quedaba para no romperme en mil pedazos se había ido. Y no pude hacer nada al respecto.
Pensé en ir a la policía para ver si podrían encontrarla, pero por la carta que dejó, estaba claro que se fue por voluntad propia y no porque alguien la obligara. Además, si iba a la policía, me llevarían con mi padre, porque una chica de mi edad no puede vivir sola sin ningún adulto. Así que decidí quedarme en casa, llorando con la carta de mi madre pegada al corazón, porque ahora estaba sola y no tenía ni idea de que hacer para dejar de estarlo.
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La historia de Joan
Teen FictionTrata sobre una chica llamada Joan, con serios problemas familiares. Contará con el apoyo de su mejor amiga, pero, ¿será capaz de superar todo lo que se le viene encima?