El Amor Que Merecemos

CAPITULO I

14 de mayo del 2010

Hoy es un gran día, estoy muy ansiosa; ya inicia el verano y es mi último día de instituto, presentare mi examen final en el cual espero que me vaya muy bien, llevo semanas preparándome, ya que, digamos que no se me da bien la asignatura de Sociedad y Geografía, soy pésima aunque si me ayuda debo de admitir que hago mi mayor esfuerzo.
Como siempre llego puntual a mi instituto, y escucho una voz que me llama .

―Hey, te estaba llamando a tu celular casi no logro llegar para poder repasar contigo―  es Seyma mi mejor amiga, nos conocemos desde kínder, es por así decirlo lo más parecido a una hermana.

―Buen día Seyma, ¿cómo estás? Yo bien, gracias por tu amabilidad y preguntar―, le digo con sarcasmo.

―No empieces, que sabes que mi carácter no es el mejor, veremos si esta vez si te va bien, y por fin podremos decir que somos universitarias, de verdad estoy tan emocionada. 

―Si lo sé, ya me encontraba extraño que estabas tan contenta al entrar al Instituto, siempre llegas con tu cara de “No me molestes tengo sueño”.

―Oh claro, como tú siempre tienes esa cara tan sonriente desde que inicia el día, crees que todos deberíamos ser así, pues no, resulta que si yo fuera más como tú no tendríamos reputación en este instituto, lo sabes, eres demasiado buena, a veces quisiera enterrarte, pero me acuerdo que sin ti es imposible sobrellevar esta vida tan cruel, te imaginas soportar a tanta gente.

Mi amiga es una chica con un fuerte carácter, a la cual se le debe tener miedo, es experta en conseguir lo que quiere, aún no he visto a la primera persona que se niegue  a uno de sus caprichos.

―Está bien―, le respondo―, tienes toda la razón, pero mira por estar hablando ya no nos dará tiempo a repasar, camina rápido, que mientras más rápido salgamos de esto mucho mejor.

Ya han pasado casi dos meses desde que salimos del instituto, hoy junto a todo mi grupo nos convertiremos en bachilleres, y si todo sale como esperamos en unas semanas la mayor parte de nosotros iniciará una carrera universitaria.

―Fernanda Rodríguez Franco― escucho que mencionan mi nombre, me pongo de pie en busca de mi certificado, desde lejos puedo ver a mis padres haciendo algarabía con orgullo.

A decir verdad hasta este momento mi vida no ha sido tan increíble como quizá pensé en algún momento, sin embargo, no me puedo quejar; tengo apenas 17 años, crecí en Samaná, una provincia de República Dominicana, donde he podido disfrutar toda mi vida de las mejores playas y paisajes. Si fuera necesario describirme las palabras correctas serían; amable, risueña, responsable, y soñadora, siempre he tratado de mantenerme detrás del telón, no me gusta llamar mucho la atención y mucho menos ser observada, y hasta ahora he logrado mis objetivos.

―Por fin ha terminado el acto de graduación, ha sido agotador―, les digo con pereza a mis padres.

― ¡ay hija! No te quejes, ni que te graduaras todos los días; vamos a darnos prisa la familia nos espera en casa para celebrar tu logro−, mamá siempre quiere celebrar, al ser hija única siempre toma todo lo relacionado a mí con mucho entusiasmo.

Al llegar a casa el ambiente es totalmente de celebración,  desde fuera se escucha un jugoso merengue que acaba de estrenarse, al mismo tiempo alguien me abraza por la espalda.

―Felicidades mi niña, estamos muy orgullosos de ti, no podemos creer que la pequeña de la familia ya es toda una bachiller, te quiero mucho.― es mi tía Louisa, la única hermana de mi papá,  es muy especial conmigo, es la única de los tíos con la que puedo hablar de cualquier tema sin tapujos, y soy su consentida  por ser su única sobrina.