Clase de tiro.

83 2 0
                                    

Quiero agradecer inmensamente a vivivdiaz por ser la coautora de esta historia, que originalmente fue un rol. Sin ti esta publicación no sería posible, gracias por permitirme subirlo y por regalarme un trozo de tu excelente escritura en ésto que creamos juntas, por tu grandioso Clint Barton. Sigan a esta maravillosa esctitora.

—Ya sabes, si te pica la curiosidad de aprender con el mejor arquero del mundo... Aquí estaré.

—Quiero. Empecemos ahora si así es. No sé a usted, pero a mí se me antoja.

—Con todo gusto.  ¿Posee un arco o desea que le preste uno? —acercándose a la dama le sonríe y le ofrece la mano—. La arquería no es tán fácil como poner la flecha y disparar, conlleva... técnica.

Ella se desabrocha la chaquetilla para estar más cómoda y la deja sobre una silla.

—No poseo ninguno, si pudiera usar el suyo... —solicita y asiente después, al escucharlo—. Entiendo. Y supongo que usted va a enseñarmela.

Con un gesto la lleva hasta la sala de entrenamiento y se dirige hacia su sitio de almacenamiento, buscando con la mirada algún arco que pueda servirle.

—Creo que este estará bien —comenta y le ofrece el arco, uno de color madera, simple y sofisticado—. Ahora buscaré las flechas. ¿Me permite su brazo? Necesito que lo extienda.

Yuriko toma el arma que el Vengador le ofrece y lo examina con la mirada un momento, no es la primera vez que tiene uno en la mano, pero ciertamente ha pasado demasiado tiempo y jamás aprendió a usarlo con eficacia.

—Sí —responde y le obedece, extendiendo su extremidad y ladeando el rostro en busca de su aprobación o corrección silenciosamente, antes de preguntar algo que le viene a la mente— ¿Sus compañeros no se molestarán con usted si supieran que me permite estar en el lugar en donde entrena su equipo?

Clint eleva la mirada hacia la chica y niega ligeramente ante la pregunta, concentrándose luego en la medida de la extremidad, alejándose para buscar y traer consigo media docena de flechas. Prueba una tras otra, hasta que halla una que encaja casi perfectamente con la distancia del antebrazo ajeno, con unos centímetros extra más, y que cree adecuada para empezar. Al no ser tan largo, el arco no necesita tensarlo mucho y, por ende, requiere menos esfuerzo.

—No creo que les importe, de todas formas, esta sección del lugar es solo mía. Puedo destrozarla y no tienen derecho a decirme nada, claro, no pienso hacerlo.
Le ofrece la flecha escogida junto a dos más iguales a esa, señalando una diana frente a ellos—. Antes de disparar a eso, probaremos la posición y el agarre. Hazlo por intuición y te corregiré. Carga y tensa el arco como lo harías naturalmente.

La seriedad con que él se maneja y se toma el asunto de enseñarle le gusta y le parece sumamente profesional. Deja de mirarle con intensidad cuando la voz de Barton le llama la atención y nota que ha estado demasiado concentrada, como si se hubiera contagiado de la actitud ajena, en observarlo.

—O sea que éste es tu nido, Halcón —comenta, e inmediatamente le obedece, bajando el arco para posicionar la flecha y después tender la cuerda con la mano derecha, su mirada desviándose apenas para observarlo a él por el rabillo del ojo— ¿Y bien?

Una sonrisa se extiende en los labios de Barton ante el apodo y vuelve a acercarse a la dama, con los ojos analizando hasta el último detalle de su posición. Frunce con ligereza el ceño y apoya su diestra en la muñeca de la mano que tensa la cuerda, haciéndola estironear un poco más hasta llegar al máximo aguante de esa tansa. Sonríe satisfecho y sus dedos rozan la dermis ajena mientras se asegura de que esté recta, con los brazos bien extendidos y firmes, sujetando el arco con espléndida posición. Dos dígitos tocan la quijada femenina y la hacen mirar hacia delante, colocándola de manera que los ojos conecten con el extremo punzante de su arma.

Marvel One Shots I.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora