Sus manos comenzaron a recorrerme dejando en claro cuánto me extrañaba, y yo no pude más que responder con el mismo frenesí encontrándome prisionero de los dictados apremiantes de mi propia carne. Hace mucho que deseaba volver a sentirlo como ahora. Él se apartó un segundo para alzarme la playera sobre la cabeza y arrojarla al suelo y luego yo lo empujé suavemente hacia el mueble mientras volvía a atrapar sus labios.
Me encantaba como contenía el aliento enloquecido por mis caricias. Levanté su sudadera y besé sus firmes pectorales antes de seguir bajando hacia el abdomen, mientras que con la manos desabrochaba su cinturón y bajaba el cierre de su jean. En cuanto lo conseguí, me haló hacia arriba para seguir besándome y deslizó su mano por mi espalda y presionando más mi cuerpo contra el suyo. Me deseaba, yo lo deseaba; él me había enseñado a hacer todo esto y me excitaba volver a esos tiempos.
Y entonces tocaron el timbre.
<<Algún vendedor de algo>> pensé mientras lo ignoraba, pero luego volvieron a tocar una y otra vez con mayor insistencia. No pude evitar distraerme y alzar la mirada, pero Iván regresó mi rostro hacia él.
—No abras— me susurró jadeante.
—Es Dorian. Solo él toca el timbre de esa forma.
—No me importa. Que se vaya a su casa.
Estaba a muy poco de hacerle caso cuando ambos oímos el grito ahogado de Dorian llamándome con desesperación. Sin importarme lo que Iván podría decirme luego, me levanté del sofá, tomé mi playera del suelo y corrí hacia la puerta.Solo un segundo antes me aseguré que Iván estuviera presentable, con un rápido vistazo me di cuenta que ya se había sentado y acomodado el jean y también que estaba muy molesto conmigo. Luego me preocuparía de arreglar eso. Abrí la puerta.
La escena frente a mí me dejó atónito. Dorian tenía la quijada morada, el labio partido y un ojo hinchado. En sus brazos cargaba a su hermana menor de siete años que estaba llorando y en pijama.
—¡Por Dios, Dorian! ¡¿Qué fue lo que te hizo ese desgraciado?!
Era el papá, estaba seguro que había sido él.
No me respondió, solo entró y yo me apresuré a auxiliarlo. Cargué a su hermana y la mecí en mis brazos para calmarla.
—¿Dorian, pero qué...? ¿Cómo te hicieron eso?— reaccionó Iván apenas lo vio, preocupado.Su enojo conmigo había pasado a segundo plano. Se dio cuenta que era algo grave.
—Mi mamá nos abandonó. Cuando él se enteró, estaba tan molesto que buscó desquitarse conmigo —empezó a contar Dorian, agitado y con los ojos desorbitados; moviéndose de un lado a otro, hasta que finalmente se sentó en el mueble y guardó la cabeza entre sus brazos—. Tuve que sacar a mi hermana de ahí o empezaría a golpearla a ella también.
Yo miré a Iván, y él me miró a mí comprensivo. En silencio, traté de hacerle entender que después de esto, el contarle sobre nosotros tendría que esperar. Aunque sabía que la idea no le gustaba nada, tampoco era momento ideal para discutirlo.
Mientras Dorian ponía sus ideas y emociones en orden, yo hice todo lo que pude para que Sohpie estuviera más tranquila. La llevé a la cocina y le di un helado de la nevera, unos que mi padre siempre compraba porque le encantaba el helado. Ella lo aceptó sin reparos y lo lamió entre sollozos, hasta que finalmente se olvidó del asunto y me pidió otro. Riéndome de su increíble recuperación, saqué otro helado de la nevera y se lo ofrecí.
Conversé con ella un rato sobre los mejores sabores de helado y cual era mi favorito. Solo por un momento ella se detuvo y seriamente me preguntó:
—¿Mi hermano estará bien? Mi papá le pegó muy duro. Deberíamos llevarle un helado también.
Yo le sonreí.
ESTÁS LEYENDO
El secreto de mis amigos (Completa)
RomanceTres chicos, una relación oculta. Dorian tiene una actitud fuerte, pero tarde o temprano debe enterarse que sus dos mejores amigos comparten algo más que amistad (Historia de dos capítulos/two shot).