𝟣.𝓉𝑜𝓃𝑜𝓈 𝓅𝒶𝓈𝓉𝑒𝓁𝑒𝓈

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Días nublados, mañanas grises, café a media noche, parque desierto, vida monótona.


todo aquello se veía azul y melancólico para un niño que entraba sin querer a sus 18. días ocupando su mente, sus palabras, sus lentes y su lapicera para comenzar una expedición por pensamientos vagos y tristes tales que Ha Yoonbin se dedica a trazar en su libreta de todos los días.

                                                                       (....)


 En sus agridulces 18 años Ha Yoonbin se dedicaba a escribir poesía sobre las heridas en cada alma.

sobre la soledad y la frialdad de la ciudad.

sobre el dolor agitante de los ciudadanos.

de cada vida, de la monotonía.

aún así había mucho que no sabía; jamás había experimentado el amor, el primer beso, los fuegos artificiales en nuestro ser a la hora de Amar, nada de ello entendía.

Ha Yoonbin tenía un vecino muy cercano a su casa como de costumbre; ventana a ventana ellos podrían verse pero el único que fijaba la mirada hacia el otro lado entre sus cortinas era Kim yeongue un pequeño niño de solo 15 años de contextura delgada, ojos risueños y de adorable sonrisa así como la de un gato.

a diferencia de yoonbin, yeongue era todo social, todo caramelos y palabras sin parar; yoonbin todo un niño gris, De pocas palabras al hablar, lector y bueno en sus estudios.

así como un batido de fresas junto a una taza de café extremadamente amarga con solo medio cubo de azúcar.

                                                                      (...)

flashback;

16 de enero primera mirada, primera sonrisa.

cuando sus madres los presentaron como era de esperar yeongue fue el primero en saludar todo risueño lleno de tonos pasteles en su rostro y ropa de aquel día en que las nubes estaban grises y pedían a gritos llorar. en cambio el pequeño yoonbin de 7 años le tomó un buen tiempo dirigir el saludo e hizo una mueca en su lugar a quien seguía con una enorme sonrisa en su rostro frutal como el de una fresa.

aquella tarde gris sus madres los dejaron jugar en el verde césped junto a sus juguetes pero yoonbin ni siquiera los miró y se mantuvo atentó en su libro de varias páginas.

yeongue notó algo extraño en su ser, como si algo lo estuviera atormentando; pensaba que quizás debido a ello el frío niño no le dirigía palabras ni una sonrisa y es que yeongue solo quería forjar una linda amistad con el contrario.

mostrando una mueca adorable de parte del más pequeño se atrevió sin más a soltar una tierna e inocente invitación.

— a cambio de dulces..¿Querrías formar una amistad junto a mi? te daré muchos dulces cada día y te haré muy feliz, ¿por favor?—  extendiendo su mano llena de coloridas golosinas se dirigío al niño gris quien miraba atónito a la acción de quien parecía una explosión de tonos pasteles.

por primera vez sintió la calidez llenar todo su cuerpo.

  — pareces una cereza.  —  con los brazos aún extendidos soltó una pequeña risa tierna por el rostro del mayor que se encontraba todo rojizo.

  — ¡¿Cereza?! —apenado pero cálido Ha yoonbin.

  — no dejemos que la tarde se vuelva gris, seamos de tonos rosas juntos — como un volcán repleto de animo cito el pequeño yeongue en una pura y brillante sonrisa que volvió por si mismo el cielo en un tono rosa de atardecer, extendiendo sus brazos se encontraba.

en ese momento la sonrisa de yoonbin por fin apareció como si esta hubiera estado escondida entre las grises nubes, pero al parecer todo cambio cuando conoció a quien sería la persona frente a su ventana.




                                                                                 [.....]

                                                                             🌸🌸🍒

agradecería con toda mi alma que se adentraran en esta adorable historia llena de glucosa🍨🍰🍫por favor denle amor a estos pequeños🐼🐱💛.



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𝑀𝑢𝑠𝑒→ 𝑌𝑜𝑜𝑛𝑔𝑢𝑒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora