El cambio
Mira sus ojos casi sin parpadear, piensa que son los más hermosos, tienen el azul más intenso. Bebe de la profunda paz que le transmiten.
Algo tira de sus piernas, pero él no cesa de mirarla.
—Te pierdo de nuevo Jack—le decía la hermosa mujer, acariciándole las mejillas.
De repente un fuerte dolor nace en sus piernas. Mira hacia el suelo, unos pequeños demonios de largas uñas, que clavan con fuerza en la carne, escalan por ellas. Un grito ahogado sale de su garganta mientras los seres de rostros malévolos van abriéndose camino hacía su pecho con garras curvadas.
—Aún puedes salvarte—susurraba la bella mujer cada vez más lejos.
Las criaturas comienzan a introducirse por su cuerpo paralizándolo del dolor.
— ¡No me dejes!—gritaba.
—No estás solo— pronunció la mujer de cabellos dorados, desvaneciéndose ante sus ojos como humo.
Los demonios se habían apoderado de él, perforando la carne, deformándole el cuerpo hasta desgarrarlo.
— ¡Mamá!— gritó.
Sobresaltado se despierta de la pesadilla todavía con una desagradable sensación de dolor en las piernas.
<<Otra vez la misma>> pensó.
El corazón palpitaba angustiado en su pecho. Con el cabello despeinado y la frente sudorosa aún sentía el abrazo de ella.
Se incorporó apoyando la nuca en el cabecero de la cama.
Marcaban las cinco horas y cinco minutos en el reloj digital del televisor de plasma.
— ¿Estás bien, Jack?— pregunta una somnolienta voz de mujer.
El gangoso sonido de aquella voz borró de un plumazo los rastros de energía que había traído de la ensoñación.
Giró el rostro hacia ella y la miró como si le sorprendiera que estuviera allí haciéndole aquella pregunta.
—Te dije que no te quedaras a dormir —declaró mirando con disgusto a la hermosa joven de oscuros ojos que yacía a su lado.
La joven se frotaba todavía la mandíbula para aliviar el dolor del codazo que había recibido de su amante segundos antes de despertarse de la pesadilla.
—Me pediste que me quedara después de cuatro güisquis y dos rayas, supongo que ahora no cuenta.
La mujer giró su cuerpo para volver a dormirse. Le había molestado que ya no recordara la increíble noche que habían pasado juntos.
Jack se levantó de un salto completamente desnudo, tirando la manta al suelo, dejando a la mujer destapada. Se acercó al mini bar que tenía en el dormitorio y se sirvió una ginebra acompañada de un pulso tembloroso mientras ella lo miraba atónita desde la cama.
La joven de largas piernas comenzó a vestirse lentamente, las lágrimas corrían por sus pálidas mejillas. Sabía que iba a suceder. Las últimas veces que habían quedado había tenido que insistir demasiado, reconocía con tristeza.
En otras ocasiones, como la de aquella noche, se había auto invitado a la fiesta para estar con él, pero ni todos los consejos de sus amigas, ni los rumores que corrían por la ciudad la habían frenado para intentar conquistarlo.
En pie con los zapatos de tacón en las manos se dirigió hacia él.
— ¿Ya te has cansado de mí?—preguntó con la voz temblorosa.
ESTÁS LEYENDO
EN MIS OJOS TE VERÁS
Ficción GeneralJack Jover, un atractivo millonario déspota y misógino, decide terminar con su vida tras un fatal incidente que tiene lugar en una fiesta que él mismo organiza. Desde un lugar entre vidas un ángel decide darle una segunda oportunidad. Pero la vida...