El verano que te conocí

Capítulo 3

    No puedo creer lo que esta pasando ahora, Jessica, la chica aparentemente más heterosexual que conozco -A parte de mi mejor amiga -Me estaba besando en ese preciso momento.

   Al principio me beso con tanta inseguridad que lo podía percibir, pero a los pocos segundos reaccione a ese dulce anhelo que tenía en mis labios. Ella se relajo al sentir que lo correspondía. Sus labios rosados era tan suaves, su lengua buscaba la mía suspirando mas y más placer, mi mano acarició sus mejillas sonrojadas suaves como algodón. Era el éxtasis besar a esa chica de ojos café, era el paraíso, literal.

     De repente ella se detiene en seco y se separa de mi. Me mira con sus ojos a punto de soltar un sollozo, pero lo ahoga diciéndome:

   –Lo... Lo siento, de verdad. No era mi intención bes... Disculpame. –Ella salto de donde estaba y se apresuró hasta adentro de la cabaña.

     No entendi lo que había pasado, solo me quedé pensativa por unos segundos. Hasta que reaccione y la seguí hasta adentro.

     –¡Hey!
    –No... No creo que quieras acercarte. –Me dice Jessica con voz temblorosa.
     –¿Por que no? No es un pecado besar a alguien.
    –Solo, mmm.. Lo hice sin pensar.
   Oh vamos, puedo ver en tus ojos que lo deseabas tanto como yo, chica traviesa de ojos café.
   –Tranquila, no puedes engañar lo que deseas hacer realmente. –Le digo con un tono travieso.
   –Yo..  Yo.. No se. –Agacha su mirada un tanto perdida en mis palabras.
  ¿Se puede ser tan sexy y tierna a la vez? Solo la deseo, completamente la deseo a ella. Me atrevo a dar el primer paso hacia Jessica, pero esta retrocede en cada paso que yo avanzo. Hasta que choca contra la pared de la habitación, aprovecho y me acercó aún más, hasta quedar a pocos centímetros de ella. Aun mantiene la mirada contra el suelo, la tomo de la barbilla y la hago que me vea, me encuentro con sus ojos. ¡Maldicion, sus ojos!.  Puedo notar que esta nerviosa solo al mirarla.

    –Relájate, Jessica. No te haré nada que tú no quieras.
   Ella cierra los ojos y deja salir un suspiro entrecortado y nervioso, me mira y dice: –Te quiero a ti, Verónica Grey.