Capitulo 5

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-Amanda, ¿estas Ya?- Dijo mi madre elevando levemente la voz.

-¡Salgo en nada!- Conteste gritando desde mi cuarto.

Escuche como la puerta principal se cerraba y me quedaba sola en Casa. Había llegado el día, hoy iriamos a que mi médico de cabecera me hiciera una revisión.

Abrí mi armario y mire con disgusto la poca ropa que tenía.  Después de un reto mirando agarré una gabardina Marrón y me calcé unos botines del mismo color.  Diciembre estaba siendo demasiado frío, ni siquiera con una camiseta larga, una sudadera y una gabardina (además de unos vaqueros negros) no dejaba de sentir una sensación helada en la piel. Baje corriendo las escaleras y salte dentro del coche.

- Bueno... Para que quiere esa tía otra revisión, ¿no me hice una hace nada?- Dije mientras miraba por la ventana pensando en por qué todo se veía tan gris.

- Amanda,  tu enfermedad no es nada que halla que tomarse a la ligera. Debes dar Gracias a Dios de que hallan desarrollado esas pastillas.

- Creo que Dios esta más ocupado no existiendo- Dije con una risa  sarcástica mientras miraba a mi madre a través del reflejo del espejo delantero.

Mi madre no quiso objetar nada, Ya que ni Dios le Había demostrado algo valioso por lo que rechistar ante ese comentario y por qué Ya habíamos llegado.

arsénico y caféDonde viven las historias. Descúbrelo ahora