Scenery. [K. Th]

Capítulo 04.

—¡Despierta!, ¡ahora!.— Trataba de levantarlo jalando de su brazo.

—¡No quiero!.— Se soltó y se volvió acomodar.

—¡Min Yoongi!.— Le aventé una almohada.

Todos estaban despiertos y listos para poder irnos, excepto Yoongi que no se quería levantar. Ya eran más de las 8 y él aún no comenzaba arreglarse.

Jimin se acostó arriba de Yoongi y lo abrazó. No le pareció importante ya que ni se movió.

—Bien, plan B: cargarlo y cambiarlo a la fuerza. Cambien al bebé ustedes.— Dije subiendo las escaleras.

Tomé un libro, el cual había empezado a leer hace unos días, y comencé a leer donde me había quedado antes. De fondo escuchaba lo que se tenían los chicos tratando de cambiar a Yoongi. Escuchaba los pequeños gritos de Yoongi junto a todos los demás y una que otra palabrota.

—¡Está listo, Sun hee!.— Gritó Namjoon.

Bajé y Yoongi estaba en la espalda de Taehyung, otra vez dormido, pero cambiado.

—Vámonos, son las 9.— Cargué a Yeontan.

Nos pusimos rápido los zapatos y salimos del apartamento.

Habíamos llegado al edificio de la empresa. Estaban maquillando a los chicos mientras yo jugaba con Yeontan sentada en un sillón en el mismo área de los chicos.

Le lanzaba su juguete favorito repetidas veces al perrito y éste me lo regresaba emocionado por volver a correr por él. Era tierno y divertido verlo correr con sus pequeñas patitas. Adorable, sin duda.

Había camarógrafos grabando a los chicos mientras éstos hablaban entre sí o con la cámara, documentando lo que hacían u otra cosa.

Las fans de los chicos ya me conocían. Ser la mejor amiga, casi hermana, de Namjoon involucraba ser también amiga de los 6. Nunca me molestó entablar amistad con ellos, los 6 siempre fueron nobles y amistosos conmigo. Desde que los conozco les he brindado tanto apoyo cuando lo necesitan, ya sea en grupo o individualmente.
Namjoon me presentó desde el inicio de su carrera, era una persona importante para él por lo cual quería que sus otras amadas personas me conocieran, así como los demás chicos, antes de que empezaran rumores. Aunque no toda era miel; por supuesto que recibía insultos de las personas pensando que quería la fama de ellos.