♥⚪Te Busca Mi Corazón⚪♥

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⚪Prólogo⚪

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Miraba su reflejo por el enorme espejo del baño público, su cuerpo entero temblaba sutilmente, mientras que sus manos sujetaban con fuerza la orilla del lavabo, en esos momentos le era angustiante el eco de las gotas de aquel grifo roto que chocaban sobre la superficie de porcelana.

Su serenidad se estaba llendo a la mierda en ese momento, y ni hablar de su típico porte. Quizás esto dio inicio desde hace dos meses atrás, cuando no tubo cuidado en sus actos, o quizás solamente pensó que no podía ocurrirle "eso".

Pero, tras media hora de espera, se decidió a saber el resultado de esa pequeña prueba.

Dio un largo suspiro y posteriormente contuvo el aire, bajo su mirada lentamente, aflojó el agarre de sus manos y las colocó sobre su estómago.

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--No es posible...--.

Sintió como el sudor bajaba por su sien al igual que sus manos se ponían cada vez más húmedas. Negó varias veces con su cabeza, pero la verdad estaba frente a sus ojos.

Con miedo, su mente comenzaba a jugarle con diversas situaciones, aquellas que tendría que enfrentar en un "futuro", pero esos pensamientos se vieron interrumpidos por el sonoro rechinido de la puerta, avisando que alguien entraría.

Asustado, tomó la prueba escondiendola en su bolsillo, y a pasos rápidos salió de ahí.

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Una blanca melena se revoloteaba por los largos y brillantes pasillos de la escuela, al igual que un silvido hacia eco entre las paredes.

Estaba alegre, quizás porque se dirigía al edificio de los tercer año, siendo él, de primero.

Ignorando todo, paro su andar específicamente en el aula más arrinconada de ese establecimiento; tomó aire, y tocó escandalosamente la puerta.

No pasó mucho tiempo para que esta fuese abierta, mostrando a un joven de cabellera castaña.

--¡Mafu-kun!--. Dijo con una carcajada, recibiendo al albino.

--¡Kiyo-san!--. Devolvió la risa, mientras se quitaba el cubrebocas blanco que ese día vestía.

--¿En busca de Soraru?--. Se atrevió a preguntarle ensanchando su sonrisa.

--Si es tan obvio... ¿Puede llamarlo?--. Le pidió con burla, mientras paseaba sus ojos por el salón.

--Pordría hacerlo, pero hoy no a llegado a clases...--. Dudoso respondió, apartándose del marco de la puerta, para darle una mejor visión al pequeño.

Y era cierto, no había rastro de ese peliazul, su asiento estaba vacío; y es así, como sus ánimos se fueron al suelo, realmente ese día quería verlo, porque tenía planeada una tarde de videojuegos en el departamento de su cómplice.

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El aire revoloteava su melena azulada al igual que acariciaba su pálida piel, no estaba concentrado, chocaba con la gente de su alrededor preocupado.