Ivy
¿Por qué dije eso?
¿Por qué aceptó?
Luego de la cena tendría una cita con Alex, ¿acaso era una cita?, jamás había sentido esto, ni siquiera me agradaba, pero había despertado un sentimiento en mi y quería conocerla.La cena no duro mucho, mas que nada era para dar la noticia de que ellas se quedarían en nuestra casa, lo cual tenia que admitir que era raro y nadie me había dado explicaciones de que estaba pasando, pero estaba acostumbrada a ser la última en enterarse de todo. Al terminar de comer, mi padre preguntó si querían postre, a lo que todos dijeron que si, pero me negué pidiendo disculpas para irme a mi habitación, esperando a que quizás Alexandra haya olvidado mi invitación anterior.
Alguien le dio tres pequeños golpes a la puerta a lo que tuve que levantarme a abrirla.
—No quería molestarte —era justo la persona que no quería ver—, solo que ya habiamos terminado de comer el postre, mi abuela y tu padre todavía deben aclarar unos asuntos y no se...—su voz sonaba nerviosa.
—Adelante, ponte cómoda —dije haciéndome a un lado para dejarla pasar.—¿Quieres tomar algo?
Tenia un pequeño refrigerador al lado de mi cama donde tenia un poco de cerveza, vodka y algunos chocolates. Agarré la botella de vodka y tome un poco, al ofrecérsela a ella me sorprendió que la agarrara y tomara un largo trago.
—Parece que no soy la única que lo necesitaba —dije con ironía.
Se quedo pensando un largo rato, tome mi computadora y comencé a buscar algo interesante para ver en Netflix.
—Ahora que lo recuerdo —comenzó a hablar—, me invitaste a salir.
—No, te confundiste, linda —intente hacerme la desentendida.
—Lo hiciste —rio.
—Claro que no, ¿por qué lo haría?
—Quizás porque, como dijiste hace un momento, soy linda —sonrió con esa maldita cara de inocencia, la detestaba.
Quería defenderme pero mi cerebro se puso en blanco, quería decirle que no se crea, que no era linda, que de hecho no soportaba verla, pero sentiría que estaría mintiendo si lo diría. ¿Desde cuando me importaba o no mentir?
—¿Estas segura de querer salir conmigo?
—Sip, ¿por qué no? —me arrebato la botella y bebió.
—Solo te diré que te arrepentirás —le devolví la sonrisa que jamás había desaparecido de su cara.
Me levanté, abrí mi armario, saque un jean, una remera de tirantes del mismo color una camisa a cuadros, porque a donde tenia pensado ir no era para estar usando tacones y falda. De la forma mas descarada me quite la ropa frente a ella y comencé a vestirme con lo que saque del armario.
—Tienes un baño detrás de ti, ¿sabias? —dijo mirando hacia la ventana.
—Si, ¿y? Es mi cuarto, la que se quedó eres tu —hice como si le tirara un beso con mis labios, a lo que ella bufó.
Quería fastidiarla, así que tarde en vestirme unos largos minutos donde podía verla sonrojada.
—Listo —dije al terminar de atar mis cordones.
Podía haberme ofrecido a prestarle algo cuando me di cuenta de que no había traído ropa para quedarse, pero no, la haría enojar un poco.
—Vamos —me acerque al borde de la ventana. Ella me miró extrañada.
—¿Qué?
—Confía en mi, no pasara nada. —Sabia perfectamente que mi cara de maldad era lo que menos confianza daba, pero aun así me hizo caso.— Luego de que yo salte, saltaras tú y yo te agarraré.
—Ni que tuvieras tanta fuerza.
—Solo hazlo —dije eso y me tiré de espaldas antes de darle tiempo a decir algo.
Obvio que podía quebrarme algo al saltar de un segundo piso, pero venia haciendo esto desde pequeña así que conocía bien que hechizo usar para hacerlo. Al llegar al suelo era como si de una pluma se tratase, una caída perfectamente ligera. Amaba hacerlo.
—Vamos nena, no tenemos toda la noche.
Al momento de saltar use un hechizo muy avanzado que me permitió bloquear su magia. Existía la posibilidad de que Alexandra intentara el mismo hechizo que yo use para bajar gracias a la poca confianza que me tenia, cosa que confirme al verla caer y desesperarse porque no haya funcionado. Reí y rápidamente quite el hechizo que bloqueaba su magia e hice que cayera suavemente hasta poder sujetarla en mis brazos.
—¿Ves? Te dije que confiaras —sonreí.
—Eres una estúpida, ¡¿cómo se te ocurre hacer eso?! —se bajó de un salto.
—Shh, vas a despertar a todos. —su rostro era lo que mas gracia me causaba, seguía aterrada después de la caída.— Pero dime, ¿te agarre o no?
—Estas loca.
Seguí riendo y le hice una señal para que me siguiera. Caminamos en silencio hasta una parte alejada del bosque donde tenia mi lugar secreto. Si bien mi iniciación como ilusionista fue un fracaso total, toda mi vida me habían enseñado a serlo, por lo que el lugar estaba protegido con algo mas fuerte que un hechizo de sangre, un hechizo de alma. La magia que protegía mi lugar secreto solo reconocía mi alma y mi energía, de esta forma mi familia no podía encontrarlo.
Era una pequeña y simple cabaña que solo usaba para pasar un tiempo a solas o guardar cosas importantes. Le indique a Alexandra que se quedara al lado de un árbol mientras yo iba a la casa y sacaba mi moto, ya se me había ocurrido a donde ir.
—¿Enserio iremos desde el bosque hasta el pueblo en eso? —preguntó al verme con la moto.
—Obvio —le día un casco que llevaba por las dudas. Quería asustarla, no matarla.
—Bueno —se subió detrás mío.
Esta chica me va a volver loca, está siendo todo lo contrario a lo que creí.
Arranque y fui a toda velocidad, con la esperanza de que llegara aterrada al pueblo o me pidiera bajarse, pero no, solo escuchaba alguna que otra risa de su parte y al llegar se sacó el casco, acomodó su cabello y dijo:
—Jamás había subido a una moto y sinceramente, me encanto.
—Increíble —hable para mi misma—. Te recomiendo tomar mi mano o estar atenta a no perderme de vista.
—Esta bien.
Comencé a caminar con ella a mi lado hacia la puerta del club nocturno. Sin necesidad de hacer la larga fila, conocía este lugar como la palma de mi mano.
—Hola, hermoso —salude alegremente.
—¡Hey! ¡Poison Ivy! —me abrazo, era un poco mas alto que yo pero sus brazos lograban taparme por completo.
—Tranquilo, tengo compañía hoy —señale a Alexandra.
—Oh ¿Quién es ella?
—Una amiga —guiñe un ojo.
—Ya veo —miró hacia la fila ya que la gente comenzaba a molestarse—. Debo volver a trabajar, pasen.
—Gracias —bese su mejilla.
Al entrar las luces neón estaban por todos lados, la música sonaba súper fuerte, el olor y humo de cigarrillos y marihuana inundaba el lugar. Tomé a Alexandra de la mano, fui haciéndome paso entre la gente, empujando a cada persona que no me permitía seguir mi camino hasta el baño.
—¿Enserio?
—Necesitamos estar decentes al llegar a casa pero aquí no podemos parecer princesitas, así que deja que me ocupe —la empuje dentro de uno de los cubículos y cerré la puerta detrás de mi.
Ate mi remera enganchándola en mi corpiño dejando mi abdomen al aire. Le quite la camisa a Alexandra para ver que podía hacer y me sorprendí al ver que llevaba un muy bonito bralette.
—Me gusta. —Ella solo volteó los ojos— Quédate así.
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Tormenta
Fantasy"-No te vayas, no puedes, ya escuchaste a tu padre y a mi abuela, ambas moririamos. -Le crees a las mismas personas que mintieron sobre la muerte de tus padres."