Esto va a ser interesante

6 0 0
                                    

Alex

Esta noche era la cena con los Donovan y me sentía totalmente extraña, un tipo de felicidad me inundaba, no sabia por qué, pero se sentía como si tuviera algo en el pecho que me apretara.
Mi abuela me había dicho que ella iría media hora antes para hablar con el señor Donovan, no hice preguntas. Dejando de lado los nervios y la rara sensación en mi pecho, tenia un problema: no sabia como eran las cenas de los Donovan.
—Lav.
Alex, ¿qué pasa? —contestó al instante.
—¿Qué debería usar? Nunca estuve tan cerca de tu familia, no se como son sus cenas o reuniones, o lo que sea.
No lo se, arreglada pero no mucho.
—¿Qué significa eso? —cortó la llamada y al instante me llego una imagen por mensaje.
Eran sus hermanas en la sala de estar, las cuales claramente no sabían de la foto. Tenia razón, ellas estaban arregladas pero tampoco podía decir que era totalmente elegante. Era elegante pero no para una fiesta.
Soy horrible en esto.
Me decidí por usar un jean negro con botas bajas del mismo color y una camisa blanca, el pelo lo deje lacio y solo aplique un poco de maquillaje en los ojos. Recibí un mensaje de Lavander:
"En 5 min llegara un auto a buscarte"
"Y si me secuestran?😟" contesté.
"Nadie secuestraria a alguien tan fea como tu😂😂"
Ignore ese mensaje y efectivamente cinco minutos después tocaron el timbre. Al abrir la puerta me encontré a un hombre alto de traje y detrás de el una camioneta negra.
—¿Alexandra Howell? —preguntó. Su voz grave lograba asustarme ligeramente.
—Si —contesté tímidamente.
—La llevare a la casa Donovan, la están esperando.
Cerré la puerta de la casa y el hombre se acerco al auto para abrir mi puerta, le susurre un pequeño "gracias". El viaje no fue tan largo como creí, fue todo dentro del bosque, lo que me sorprendió porque ni siquiera sabia que había un camino que, por alguna razón, solamente pasaba por mi casa y la de los Donovan. A cada minuto que nos íbamos acercando a la casa mi corazón parecía querer salirse de lugar.
Al llegar, el mismo hombre que me había ido a buscar me acompaño hasta la entrada. La casa era enorme, todas las paredes blancas y los pisos tan perfectanente limpios que casi podía ver mi reflejo en ellos, era un pasillo con algunos cuadros y fotos que al llegar al final de este, había una sala de estar, donde me encontré con tres chicas rubias, mi mejor amigo e Ivory.
—Mm...Hola —salude tímidamente.
—¡Alex! —saludó Lavander.— Ven.
Lavander me iba recordando el nombre de cada una, porque realmente eran todas muy parecidas, por lo que decidí grabarme sus nombres según algo que me llamara la atención. La que vestía una especie de traje era la mayor, Blue. La segunda hija, la rubia de las rastas, era Silver. Luego estaba la melliza de Lavander, Lilac. Y finalmente estaba Ivory, la cual que por mas que sea muy fácil diferenciarla de sus hermanas, todo me llamaba la atención en ella, desde su buen estilo hasta su forma de ser. Todos tienen nombres de colores, es curiosamente tierno.
—Ya esta lista la comida.
Seguí a todos a la otra sala donde estaba la mesa lista para comer. Fui la ultima en entrar y en sentarse, así que tuve la mala suerte de quedar justo en frente de Ivory, quien comenzó a mirarme fijamente. Sentía que esto iba a ponerse interesante.
—Rosalía, me alegra tenerla a usted y a su nieta en nuestra casa.
—Muchas gracias, Derek —contestó mi abuela.
—Alexandra. —Lo miré con atención.—Me he enterado que hoy luego de clase has tenido unos dolores al igual que Ivory. —Asentí.— Hemos estado discutiendo con tu abuela y toda la familia que lo mejor es que se queden ustedes dos aquí. Tú y tu abuela.
Me atragante con la comida al oír eso. Luego de toser un poco y calmarme hable:
—¿Qué? ¿Y eso por qué? —pregunté confundida.
Definitivamente esto se habia puesto interesante.
Mire a Lav, el que me dio a entender que luego me explicaría las cosas. Luego mire a Ivory, la que esta vez parecía estar en su propio mundo.
—Se que no sabes que esta ocurriendo —fue mi abuela la que habló—, pero iras entendiéndolo de a poco.
Mis ojos comenzaron a llenarse de lagrimas de impotencia, odiaba no saber que estaba pasando, comenzaba a odiar haber ido al bosque, odiaba que me ocultaran cosas, y lo que mas odiaba era tener que vivir con Ivory Donovan. Esa chica causaba algo extraño en mi; llegaba a asustarme, ponerme nerviosa, irritarme, todo junto, no entendía por qué, su sola presencia me causaba ese malestar.
—Lavander, podrías decirme donde esta el baño —dije en voz baja.
—Vuelve a la sala de estar y ve por el pasillo a la derecha, es la ultima puerta.
—Disculpen —me levanté y seguí las indicaciones de Lav.

Estuve alrededor de diez minutos para lograr calmarme y volver a la mesa. Al salir del baño me encontré con Ivory apoyada en la pared mirando al piso, la ignore y al pasar a su lado tomó mi mano, lo cual me tensó al instante.
—Hey, ¿estas bien? —preguntó.
—¿Cómo crees que estoy?
—Sinceramente, te ves bastante bien —dijo sonriente, a lo que me di la vuelta para irme—, pero eso no significa que lo estés.
Su sonrisa de superioridad había desaparecido.
—Esto es raro, ¿sabes? —Seguía sintiendo ese nudo en la garganta.— Lo del bosque, los dolores luego de ese día, incluso que mi abuela haya hecho ese acuerdo de quedarnos y que resulte que ella y tu padre parecen ser muy amigos, no tiene sentido, ella jamás quiso mezclarse con tu familia, es raro, hasta tú eres rara.
El nudo en la garganta iba creciendo cada vez mas al punto en el que sentía que debía irme para evitar hablar y así evitar llorar. Pero no podía alejarme.
—Te entiendo, yo tampoco se que esta pasando. Pero te voy a dar un consejo si quieres sobrevivir en esta casa: jamás te muestres débil, porque se aprovecharan de eso.
No entendía a que venia eso y ella lo noto por lo que siguió hablando.
—Digo esto porque he notado como eres y odio que mis hermanas se aprovechen de la gente así.
—No te preocupes...
—No me preocupo —me interrumpió—. Solo es una advertencia. Pueden parecer buenas a simple vista, pero te darás cuenta que una es mas arpía que la otra, y seguro que será tarde, así que mejor que lo sepas ahora.
Se dio la vuelta y comenzó a irse dejándome aun mas confundida de lo que había llegado, pero al final del pasillo, me miró sobre su hombro y dijo:
—¿Te gustaría salir conmigo en la noche?

TormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora