El tranquilo toque de sus dedos.

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Últimamente no era capaz de conciliar el sueño como debía, no dormía lo suficiente y por consciencia no descansaba lo más mínimo; es así que terminó de aquella manera, dormido en la última banca después de clases. Había estado teniendo un extraño sueño recurrente en el que aparecían algunos de sus compañeros, parecían guiarlo por un pequeño y estrecho camino para luego dejarlo varado en un iluminado pero triste lugar blanco, de ahí nada o así era durante un tiempo hasta que Midoriya hacía su aparición para luego tenderle la mano y de la nada estar en algún lugar extrañamente cálido y familiar en el que los esperaban todos sus conocidos y les recibían alegremente.

Shinsou definitivamente no sabía lo que aquel sueño podía significar pero lo que si entendía es que deseaba que parara, por lo menos un par de días hasta que pudiese recuperarse. Aunque ahora no era el caso, él se encontraba plácidamente dormido sin percatarse de nada más; aprovechando y descansando todo lo que no había podido durante ese tiempo.

....

Un pequeño peliverde caminaba ligeramente temeroso por los pasillos de la escuela, mirando de un lado a otro en busca de alguna otra presencia que no fuese la suya; sin encontrar nada en realidad. Trató de relajarse, después de todo las historias que sus amigos habían estado contando durante todo aquel lluvioso día no eran reales, definitivamente no podían serlo.

Con el temor inundando sus venas continuó su recorrido hasta el aula de la clase B en donde All Might le había dicho que se encontraban algunas libretas importantes, y por lo cual le habían pedido como favor llevárselas aquella tarde. Una vez abrió la puerta, el corazón se le fue de lugar por un momento al notar como un cuerpo yacía recargado en una de las paredes al mismo tiempo que incómodamente dormía en una de las bancas; se acercó un poco y ahí fue cuando pudo verlo, se trataba de Shinsou por lo que con los hombros más relajados terminó con la distancia, observándole más de cerca.

—Parece.... Cansado..–Musitó con cierto pesar el de revoltosos cabellos al notar la mueca de incomodidad que tenía el joven en el rostro aún dormido. —Debes estar trabajando duro, Shinsou-kun...–Le sonrió cálidamente, paseando su mano derecha sobre los esponjosos cabellos ajenos. Acción que pareció agradarle, pues en sus labios se formó un diminuta sonrisa a la par que emitía un peculiar sonido, similar al de un gato cómodo.

El de pequeña estatura continuó con aquellos movimientos de su mano en un intento de mantener tranquilamente dormido a su compañero; realmente quería ayudarlo a deshacerse de aquellas características ojeras que aunque le daban una apariencia misteriosa, sabía de antemano que no eran más que evidencia del poco tiempo que el de tez clara le dedicaba a su propio descanso.

El joven de ojos color esmeralda perdió la cuenta de cuanto tiempo es que había estado ahí en esa posición y llevando acabo aquella acción sobre los cabellos ajenos. Sin embargo no le molestaba al contrario.

Estaba tan concentrado en sus acciones que una corta oración salida sin intención de los labios ajenos le sorprendió de tal manera que diera un salto sobre si mismo, cayendo de espaldas al piso; provocando al mismo tiempo que Hitoshi se despertara perezosamente de su agradable sueño.

—¿Midoriya? –Le cuestionó dudoso, tratando de enfocarlo debido a que aún se encontraba soñoliento.

—S-shinsou-kun....–Respondió aún sorprendido.

—¿Qué haces en el piso?

—Bueno....–El joven se rascó ligeramente el cuello para luego asentir repetidas veces. —Venía por unas libertas de All Might y te encontré aquí durmiendo pero no quería despertarte así que yo...–Repentinamente guardó silencio, dejando al ojeroso con la duda de que es lo que éste iba a decir.

—¿Tu qué? –Le cuestionaba nuevamente mirándolo desde su posición en la banca.

—B-bueno.... Yo.... Parecías incómodo, así que... Acaricié un poco tu cabello como hace mi madre cuando no puedo conciliar el sueño..–En ese momento el rostro de ambos adquirió un delicado color rojo en las mejillas debido a tal afirmación. Fue entonces que el más alto cayó en cuenta de que tal comodidad que sentía en su sueño era todo producto de las dulces caricias a su cabello de parte de su ajeno.

—Ya veo... Gracias, no he podido descansar debidamente estos días y esto fue justo lo que necesitaba. –Comentó agradecido el de soñolientos ojos.

—No tienes que darme las gracias, Shinsou-kun. Me alegra haber podido ayudar aunque sea un poco. –Le sonrió de tal forma que el corazón de Shinsou comenzó a latir de manera desbocada.

—Yo... ¿No dije nada extraño hace un rato? –Le cuestionó en un intento por dejar de lado el hecho de que su corazón golpeaba brutalmente su propia caja torácica, ahogándole la respiración. El ajeno pareció caer en cuenta de lo que aquella pregunta significaba por lo que tratando de ocultar el nuevo sonrojo que comenzaba a apoderarse de sus mejillas y negando frenéticamente con ambas manos.

—¡No!, ¡nada extraño, Shinsou-kun! —Aquello llamó la atención del pelimorado, provocando que le mirara con más insistencia.

—¿Seguro? –Inquirió de forma cuestionable.

—Si bueno....es..–El más alto puso incluso mayor atención al momento de ver la duda apoderarse del rostro pecoso de su ajeno.

—Suelo hablar dormido, lo que usualmente le causa algunos sustos a mi madre; así que me imagino que dije alguna cosa extraña. Así que no te alarmes, solamente quisiera saber que es lo que dije. –Trató de calmar el nerviosismo del otro que comenzaba a traducirse en ligeros temblores de manos.

—Entiendo, entonces... –Hitoshi asintió, dándole la oportunidad de responder tranquilamente. —Tu dijiste: “Te amo, Midoriya”....–En ese instante todo pareció detenerse para ambos. Especialmente para el pecoso quien aún continuaba seriamente sorprendido debido a tal afirmación.

—Oh... Eso fue lo que dije. –Guardó silencio momentáneamente antes de seguir. —Entonces, no fue nada extraño; más allá de la verdad. –Finalizó dejando al peliverde aún más desconcertado, mirándolo fijamente desde el piso. Fue en ese momento que el ojeroso se levantara de su lugar y tendería la mano al menor. —Tranquilo, no es algo a lo que estés obligado a corresponder. –Hubo una sonrisa, suave, tranquila y mínima pero la hubo y ese fue el momento exacto en el que los usualmente brillantes ojos ajenos se volvieron acuosos hasta el punto en que las lágrimas se desbordaban sin que éste pudiese evitarlo de alguna manera. Hitoshi se alarmó un poco en ese instante, más al notar como Izuku tomaba su mano y se levantaba tomando apoyo de ésta la mayoría de los tenebres pensamientos fueron dejados de lado. —Me gustas. –Afirmó, mirándole detenidamente. Pues, Midoriya parecía no tener intenciones de levantar la mirada.

—Tu.... ¿No es una broma?, ¿verdad? –Le cuestionó retirándose las lágrimas que aún caían indiscriminadamente sobre las baldosas frías del suelo.

—¿Porqué debería ser una broma? –El otro sorbió un poco su propio llanto y sonrió brillantemente.

—Tienes razón, Shinsou-kun. Y sobre eso... Gracias. –El alto pareció no entender al momento las palabras del de ojos esmeraldas.

—¿Porqué?

—Por corresponder a mis sentimientos. –La sonrisa del menor se volvió en una sumamente cálida, repleta de nervios y pena contenidos con la tenue luz del atardecer entrando por las ventanas del aula, dándole un aspecto tanto puro e inocente que Shinsou deseó guardar en su mente una imágen exacta de aquel momento en el que inconsciente se volvió a enamorar de Izuku Midoriya.

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⏰ Última actualización: Feb 10, 2019 ⏰

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