💫

13 0 0
                                    

El sol brillaba y decoraba el celeste cielo junto con incontables blancas nubes.
Podrían pensar que era un día precioso pero no.
Hacía demasiado calor, tanto que el sol comenzaba a picar en su piel haciendo que su mal humor aumentara. Pues, aquellos días eran realmente asquerosos e insoportables.
Luego de una larga tarde de trabajo, una cansada chica caminaba lo más rápido que podía a su hogar. Quería llegar, tumbarse en su cama con su amado ventilador y dormir todo lo que no pudo en la noche anterior.

Sintió la máxima felicidad cuando ya se encontraba abriendo la puerta de su casa. Entró tirando su mochila por ahí para luego sonreír de satisfacción al sentir lo fresca que estaba su casa.
Caminó a la sala y vió algo que hizo que su corazón se oprimiera un poco.

— ¿Ian? ¿Por qué lloras? - Se notaba la preocupación en su tono de voz.

El pelinaranja estaba tirado en el sofá, mirando su celular mientras que sus lágrimas se deslizaban lentamente por sus mejillas sonrosadas.
Una imagen graciosa ante los ojos de algunos, tierna ante los de cualquiera.

— Amo a JiMin. — Susurró sin mirarlo. Puede que sintiera vergüenza de que lo viera así por aquel famoso cantante.

Suspiró aliviada. Creía que se hallaba triste o dolorido.

— Es el amor de mi vida, no puedo más.

—  Coincido. Pero ahora más con lo último, estoy cansada.

El menor de los dos la miró al escuchar atentamente esas palabras. Secó las lágrimas y dejó el teléfono a un lado.
La mayor había llegado del trabajo, con lo que, llevaba su uniforme.
Chim solo mordisqueo su labio inferior sin apartar la vista de las prendas que traía en su delgado cuerpo.
Todo se le veía bien, pero esa ropa...
Si, puede que Ian tenga fetiches.

— Que linda estás.

Eso fue suficiente para que Jamie soltara una carcajada, negando con la cabeza divertida.
Se sentó a su lado cerrando los ojos y relajandose por completo.

— ¿Qué puedo comer hoy?
¿Pizza, empanad..-

— ¿A mi?

Abrió sus ojos algo alterada, ¿había escuchado bien?
Cuando iba a preguntarle lo que había dicho, el más joven se sentó encima de ella. Asi se dió cuenta de que no había escuchado mal.

Las piernas de Ian estaban a ambos lados de su cintura y su trasero daba justo con su entrepierna.
Muchas veces la había estado provocando fallando en los intentos, pero estaba completamente seguro de que está vez funcionaría y podría obtener lo que tanto deseaba.

Ella podía intentar controlarse y decirle que saliera de ahí o podía mandar el autocontrol a la mierda.
Si, la segunda opción era la mejor definitivamente.

Lo agarró de la cintura haciendo que se inclinará más hacia delante.
El chico soltó un suspiro cuando las manos se pasaban de su cintura a su trasero y comenzaban a aprietarlo a su gusto, sin pudor alguno.

Sus pequeñas manos se posaron sobre sus hombros, empuñando un poco la tela de la camisa.
Comenzó a mover sus caderas frenéticamente, acercó su rostro al ajeno para unir sus labios con los de este. Solo bastaron unos minutos para que sus lenguas comenzaran a tocarse y a generar un sucio sonido que aumentaba la excitación en ambos.

Sacate la ropa. — Demandó separándose del beso.

Sorprendido por su demanda, asintió para desnudarse pero ella fue más rápida.
Se separó para así ambos ponerse de pie para contar con mayor comodidad.
La camiseta, el short y su ropa interior fueron despojados de su pálido cuerpo dejándolo en la desnudez total.

"Take off your clothes. Now." [One-shot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora