— ¡Buaaaaahhhhh….!
Kazuto se movió incómodo en el lecho.
— ¡Buaaaahhh…!
Los párpados le pesaban como plomo, aún así un espasmo lo recorrió y repentinamente se encontró con los ojos abiertos como platos. El techo oscuro de su habitación lo saludó, y él se mantuvo varios segundos conteniendo el aire, preguntándose por qué motivo había despertado tan violentamente.
—Buu… buaah…
Con rápidez se giró hacia su lado derecho donde un pequeño radio reproducía más sonidos difusos. Sonriendo con cansancio se sentó en la cama, refregándose los ojos.
—¿Kirito-kun…?— una suave voz lo llamó desde su otro costado —¿Que ocurre? ¿Miyuki se ha despertado otra vez…?— él se volteó ligeramente y sostuvo los hombros de la chica evitando que quisiera levantarse también. Asuna lucía exhausta, más que él, y sabía que apenas descansaba. No tenía corazón para hacer que ella misma volviera a ocuparse de la bebé.
— Yo iré— le dijo gentilmente besando su frente, y sus cabellos revueltos.
— Pero…— ella abrió los ojos apenas un segundo, soltando un suspiro somnoliento.
Él le sonrió —Descansa Asuna.
Pero la muchacha no contestó, y Kazuto rió silenciosamente mientras estiraba las mantas y arropaba el cuerpo delgado, pero ciertamente cada vez más hermoso de su mujer.
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Sabía que Asuna se había esforzado mucho tras ese último año el cual resultó más turbulento que ninguno, cuando un evento inesperado terminó por acelerar los planes futuros que ambos tenían.
Un embarazo.
Y la noticia alborotó a todo el mundo. Empezando por sus familias. Ocurrió en el break de invierno, mientras Asuna cursaba su primer año en la universidad y él su último de secundaria. Y el hecho los tomó por sorpresa, tanto tiempo conteniéndose, esperando para estar juntos pues sabían el riesgo que corrían si daban rienda a su amor, a sus planes que estaban tan minuciosamente calculados. Y ambos habían consentido esperar, después de todo iban a estar unidos toda la vida, no era tan malo contenerse sólo un poco más… Y eso hubiera seguido sobre ruedas, si la ausencia desmedida, el no verse casi nunca, y el extrañarse muchísimo no hubiera puesto su cuota de presión en esa relación.
Gracias al rumbo que tomaban sus vidas donde apenas se veían, pasando de estar juntos todos los días a encontrarse un vez al mes, y luego cada trimestre, la presión tomó proporciones gigantescas potenciando la necesidad desesperante de contacto. Y luego de cuatro meses a ciegas, porque gracias a su vida estudiantil ella apenas se conectaba a ALO, la ausencia hizo lo suyo… y esa vez que Kazuto fue a visitar a Asuna a su campus fue obvio lo que sucedió, y pareció que el azar propició todo para que los dos se hallaran a solas en el dormitorio de Asuna, y la situación se saliera de control.
Los besos se intensificaron, el abrazo se estrechó íntimamente, las manos de él apenas pudieron detenerse de recorrer ese cuerpo que en la realidad virtual conocía a la perfección, pronto esos dedos ansiosos soltaron lazos, abrieron escotes y en menos de un segundo encontraron esa piel de porcelana que de pronto se convirtió en droga. Ni sus labios ni su lengua fueron capaces de interrumpir esos besos vehementes. Y en medio de toda esa vorágine ardiente, la idea de detenerse fue lo último que apareció en sus mentes. Tanto tiempo callando sus deseos, sus anhelos, hizo que el momento de su unión fuera realmente hermoso y especial.
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Cuando el amor no es suficiente
Historia Cortaalgunos OneShot sueltos que narran la difícil vida de dos adolescentes que demasiado pronto se convirtieron en padres. kiriasu