Prólogo

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''No seas débil. No seas débil, Astrid''

 Me repetía una y otra vez durante uno de mis tantos episodios de ansiedad. Todos tenemos un momento de debilidad, solo que los míos incluían calmantes. Pero esto no era la peor parte de todo, la peor parte era la de fingir que el mundo te vale un carajo cuando por dentro tiemblas a causa de todas tus inseguridades. No puedes actuar de esa manera en público, serías el hazme reír de las personas que son normales.

Trataba de abrir mi frasco de calmante pero con mis manos temblando la tarea se me hacía imposible, sentía que había pasado media hora desde que había comenzado a tratar de abrirla y desde ese entonces mi respiración se hacía más profunda y rápida como si me estuviera ahogando en una piscina o corriendo un maratón.

''Astrid, tranquilizate, si no lo haces, no lograrás abrir el frasco'' Dijo una voz que venía de mi espejo, era Crara, mi doble detrás de los espejos, la única persona que no me hacía sentir de esta manera.

Respiré profundo pero esta vez tratando de controlar mi ataque de ansiedad para tranquilizarme y poder abrir el frasco de pastillas con más facilidad. Cuando mi ritmo cardíaco se había calmado, abrí el frasco y vertí dos pastillas azules y pequeñas en mi mano izquierda para luego lanzarlas a mi boca y tragarlas. 

Crara me ayudaba mucho cuando esto sucedía, era una gran amiga; y no, su existencia no es producto de mi imaginación, ella es real, así como los dobles de mis padres, de los estudiantes y de los ancianos que a veces veía alimentar a las palomas en el parque que estaba a un par de calles de mi casa. Conocí a Crara cuando estaba por entrar a la escuela secundaria, mis padres decían que algún día conocería a mi doble detrás del espejo y me ayudaría a sobrevivir en este mundo que me provocaba ataques de ansiedad y que estos no hayan parado no es culpa de ella, si no mía.

Las vacaciones de invierno estaban por llegar, y así como el invierno se acercaba, mi segundo semestre en universidad también lo hacía. Tengo veinte años, entré tarde a la universidad a causa de un año de tratamiento para mi ansiedad cuando tenía tan solo quince años, ese año fue difícil; los ataques eran más usuales, no salía de casa y mi salud no era la mejor hasta que mis padres decidieron que era hora de tomar terapia y descansar del estrés de la escuela. Eso era impresionante para mi terapeuta ya que el número de inseguridades que sufría era muy alto para una chica de mi edad.

Fue un año muy difícil para Crara también, ya que para alguien de su mundo la palabra ''inseguridad'' no existía. La manera de crecer de los dobles es completamente diferente a la de un humano y por ello, a veces les era complicado comprender nuestro comportamiento, pero gracias a los siglos y siglos de convivencia entre nosotros, el entendimiento de nuestros actos les parecía más compresible para ellos.

Ahora que me he logrado calmar tomé una siesta y me disculpé con Crara por mi comportamiento a lo que ella me sonrió y sus labios pronunciaron:

''Debemos pasar más tiempo juntas estas vacaciones, ¿por qué no vienes a este lado del espejo?''

Cruza el Espejo | Nath R.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora