Steve caminaba entre los cuadros perfectamente expuestos en sus exhibidores y las paredes del lugar, de vez en cuando le regalaba una sonrisa cortés a los invitados o un agradecimiento a las felicitaciones de estos. A lo lejos escuchó la estridente risa de Sharon y la pudo observar en una amena plática con personas que sin duda parecían importantes.
Dejó salir un sonoro quejido soltando todo el aire de sus pulmones y sobó sus sienes con su mano sintiendo una inminente migraña atacandolo.
Avanzó un par de pasos más y de repente sintió el impacto de otro cuerpo contra el suyo. -Lo siento.- Se quitó la mano de sobre los ojos al mismo tiempo que se disculpó.
-No hay problema, es sólo...- Tony no tuvo oportunidad de seguir una vez vio al responsable del pequeño empujón que había recibido. Lo observó de pies a cabeza recorriendolo profundame con la mirada, el cabello rubio perfectamente peinado hacia atrás, el rostro angulado con proporciones perfectas, la musculatura que se notaba aún debajo del perfecto traje azul de diseñador, como el más intenso mar lo cual resaltaba esos hermosos ojos color cielo. Tony podía casi jurar que se sentía un mocoso de nuevo y que ese hombre era su tipo perfectamente.
Steve quedó a merced de esos intensos ojos achocolatados que brillaban cual madera perfectamente barnizada, era como un hechizo que lo había dejado a merced del castaño.
-Oh, tú eres Steve Rogers, ¿no? El autor de toda la exposición.- Dijo Tony cuando su mente volvió a poner atención.
-¿Eh?- El rubio parecía aún perdido en sus propias ideas, pero esa mirada ahora inquisidora que lo había cautivado parecia expectante por una respuesta volvió en si. -¡Ah! Si, ese soy yo, un placer, Steve Rogers.- Redundó al presentarse torpemente ganandose una pequeña risilla por parte del castaño sacandole una sonrisa un poco nerviosa.
-Tony Stark, Director Ejecutivo de Stark Industries.- Aceptó la mano tendida hacia si, ligeramente se apretó los labios con duda por no haberse presentado con su apellido de casado, pero la firme y amplia mano que envolvía la suya generó una calidez sensacional en su interior que removió toda culpa de si.
-Tus pinturas son magníficas, se ve que te encantan los paisajes.- Stark señaló uno de los tantos lienzos expuestos, justo aquel que retrataba el hermoso paisaje nocturno de Nueva York, las luces artificiales perfectamente recreada con tonos blanquecinos hasta lo que más resaltaba de toda la obra, la torre Stark.
Rogers sonrió sintiéndose ligeramente avergonzado por la admiración en las palabras ajenas, el que apreciaran de tal forma su trabajo le provocaba un sentimiento de plenitud en el corazón.
-Gracias, soy afortunado de poder vivir haciendo lo que amo- Dijo alzándose de hombros quitandole importancia al asunto ganandose otra brillante sonrisa del castaño como recompensa.
-Ya veo, tal como dicen por ahí, vive de lo que ames hacer y vivirás feliz, ¿no?- Respondió antes de llamar a uno de los meseros del lugar y sacar dos copas de champán.
Vivir feliz... ¿Realmente lo hacía? Debía hacerlo, lo tenía todo, una carrera exitosa como pintor, era una persona reconocida en el medio artistico, tenia una hermosa novia, una casa grande. Todo para una buena vida, ¿por qué no sería feliz?
La mano que se sacudía delante de sus ojos lo sacó de sus pensamientos y volvió su atención a su acompañante. -¿Decías algo?- Preguntó al castaño al notar como este lo miraba expectante.
Tony rodó los ojos y formó una expresión de ofensa demasiado fingida que le sacó una sonrisa a Steve contagiandolo poco después a él mismo. - Decía que si podiamos dar un pequeño tour por tus cuadros- Extendió la copa que le sobraba hacia el rubio. - Y de paso seguir conversando un poco, ¿qué dices?-
Aceptó la copa tendida sin dudarlo al igual que al aceptar la oferta del hombre. -Sería todo un honor- Ofreció cortésmente su brazo, al que Tony se enganchó de inmediato mientras bebía el líquido burbujeante con una sonrisa.
Mientras pasaban entre cuadro y cuadro Steve explicaba brevemente el trasfondo de cada uno o el método que había usado para crearlos, Tony escuchaba atentamente cada una de las palabras de rubio prestandole más atención al movimiento de sus labios que a la propia explicación en si. Un lienzo en especial llamó la curiosidad del castaño y cuando preguntó Steve explicó que lo había hecho en una noche de insomnio, cuando al salir al balcón de su departamento observó la imponente torre que se erguía en el pleno centro de la ciudad y como esta le había parecido tan hermosa que decidió plasmarla a la inmortalidad.
Tony se sintió cautivado al escucharlo, con esa apasionante explicación mientras el rubio contemplaba su obra con adoración. Al poco tiempo Stark soltó una leve risilla que llamó la atención de su acompañante.
-Es mi edificio- Explicó. -La torre Stark, no me digas que no conocías el nombre porque me voy a ofender mucho.- Añadió formando un leve puchero con los labios; Steve se sonrojó un poco y evitó mirarlo a los ojos al sentirse tan tonto por su falta de conocimiento a lo cual se ganó otra carcajada por parte de Tony.
Iba a explicarse o, mejor dicho a excusarse, cuando sintió una vibración en su teléfono anunciando un mensaje de texto, se disculpó un momento con Stark y lo revisó.
Era de Sharon.
"Vi que estás con Anthony Stark, ¡muy bien, Steve! No lo dejes escapar o como mínimo consigueme su número de teléfono, no lo arruines."
Tocio los labios con disconformidad, como siempre, las palabras de Sharon le dejaron un mal sabor de boca.
-¿Steve?- Tony lo llamó a sus espaldas apoyando su mano en su hombro y al momento en que observó los perfectos ojos achocolatados de él esa agradable sensación de calidez volvió a su cuerpo.
-Disculpa, nada importante- Guardó el teléfono móvil en el bolsillo de su saco y regresó junto con toda su atención al castaño. -¿Pasaba algo?-
Stark pareció verle con una palpable inquietud, apretó sus labios con inseguridad a lo que iba a decir, acción por la cual Steve no pudo evitar pasar saliva al sentir la garganta seca de golpe.
-Me preguntaba... Como dijiste que te gustaba mucho la torre y eso...-Los ojos de Tony observaron sutilmente a su alrededor buscando al parecer que nadie estuviera metiendose en sus asuntos y luego volvió a ver al rubio acercandosele un poco más hasta poder susurrar cerca de su oído.
-...¿Te gustaría que fueramos un momento?- La voz aterciopelada pero profunda del castaño logró que el aire abandonara sus pulmones de golpe y su corazón golpeteara con fuerza.
Tony lo miraba expectante, preguntandose si tal vez había actuado mal al proponer aquello.
-¿Puedo sacar un par de fotos para mis referencias?- Preguntó Rogers y Tony dibujó una brillante sonrisa en sus rostro.
En solo un par de minutos ambos se escabulleron de la ruidosa multitud y salieron del estacionamiento en el auto del castaño.

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Los infieles - Stony
RomanceSTONY Steve es un afamado pintor que ha ganado terreno en el mundo del arte gracias a su talento pero sobre todo a su novia quien le ha escrito un nombre en dicho terreno, Sharon disfruta de la atención de las cámaras y la popularidad de su novio. ...